martes, 21 de julio de 2009

Os invito

A mi nueva casa: peregrinaperla.blogspot.com

lunes, 20 de julio de 2009

Tripolar

No es que me esté haciendo la interesante -que me voy, que no me voy- pero todavía no logré poner en funcionamiento el nuevo espacio. Pero ya llega, eh.

sábado, 18 de julio de 2009

Yapa

Estás en mi levotiroxina y en el after shave que te regalaron en Cheeky, el día del padre, porque según la vendedora "pronto lo vas a ser". En las frutigrán que compré para vos y acabo de tirar porque no me gustan. Estás en el único álbum de fotos que armé en mi vida. En la puerta de la heladera, ya no. Pero sí en mi biblioteca (entre Sara Gallardo y Julian Barnes) y en mis zapatillas cuando uso esas que vos ya sabés. En mi computadora, en el olor a café de la mañana, en el cuarto de leche que dejaste y seguro se vencerá en unos días. Estás en mi placard, en mis pesadillas, en la vida que me gustaría tener. En mi vocabulario, en las películas que más me gustaron y en las peores producciones argentinas que alguna vez haya visto. Estás en mis textos, en mis historias: sos narrador omnisciente, protagonista y personajes secundarios; introducción, nudo y desenlace. Final. Te veo en la cara del dueño del videoclub y en las recetas que nos gustaban y marqué en la Petrona. En mi bronca, en mi mal humor, en mi corte de pelo. También estás en mis chistes, en mis canciones favoritas, en las tandas de radio. En mis empeines. En las guirnaldas de aquella bievenida que nunca llegó a concretarse. Pero ¿sabés qué? Yo también estoy entre tus cosas: también vivo en vos. En la cajita azul con candado y llave, en los tapones que nunca estrené, en los adornos de tu baño, en la cara del catalán que saqué a patadas de tu casa, en las pajas del tigre, los ojos del gato, los oídos de la vecina de arriba, en el octavo plato de la mesa de Urquiza; en el silencio de tus mañanas, los aderezos que no tenés. Estoy en el asiento de acompañante, en cada corazón que ves. En la pila de diarios que te guardé durante estos meses. En tus miedos, la reserva de tu cariño, tus cuentas pendientes. Tus culpas, tu alegría y tus recuerdos. Ahí estoy yo. Y allá estás vos y...

viernes, 17 de julio de 2009

Hasta luego.

Cuando uno hace el bolso y emprende viaje es porque quiere llegar a algún destino. Por más que seas mochilero y aventures una gira con un termo y un mapa. Al menos, eso pensé yo cuando abrí este blog. Viajar, pensar, delirar, extrañar, para llegar a algo. A alguien. A algún lado. Ir para volver. Estuvo bueno conocer otras voces, otros paisajes, otras oscuridades. Pero estoy cansada de ser nómade. Y mi pasaporte no tiene lugar para un sello más. No sé si llegué a algo pero me divertí. Ahora siento que es hora de regresar. O de emprender otro camino. Cambiar de ruta, de transporte, de destino. Nos veremos por ahí, en alguna gasolinera de la ruta al desierto. O en la 2, si prefieren parar en Atalaya. Fue un placer tenerlos de pasajeros.-

Hopeful

Lo único que quiero

Es recuperar el apetito.

jueves, 16 de julio de 2009

Ejercitar la escucha

Es difícil creer en esas cosas. Más que creer, hacerse cargo. Uno tiende a minimizar lo que escucha. Piensa: me lo está diciendo porque en realidad está agradecido. Algo así como una falsa humildad. Y sigue adelante. Intenta, de todas las maneras posibles, revertir esa percepción y hacer sentir al otro digno (no es la palabra indicada pero ustedes me entienden) de su amor. Pero no. Cuando alguien te dice "No me lo merezco", es así.

miércoles, 15 de julio de 2009

Un poco eso

Digamos que duermo bien hasta las seis. De seis a ocho maquino. Lo bueno es que aprendí a regular la estufa según la ocasión, la cantidad y calidad de personas que duerman conmigo. Porque no es lo mismo: estufa en mínimo para dos que duermen ensimismados. Medio para cuando duermo con amigas, como en los últimos tres días. Máximo cuando estoy sola. Estoy comiendo más. Todavía no tiré el gulash que sobró del viernes. Tengo pendiente arreglar el hogar. ¿Alguien tiene un gasista de confianza? Lo de mi viejo se cayó. La puta madre. En este país de ladrones nunca triunfa la gente honesta. Di vuelta las fotos y hay un fantasma que insiste en acomodarlas. Descubrí que so you think you can dance es un gran programa. ¡Cómo bailan esos muchachos! La mujer de arriba no es la de arriba sino la de enfrente, Anita, y no está tocando el piano, tiene la tele a todo volúmen. Es eso. No te quedes dormida, todavía no. Este mes llegué a pagar todas las cuentas antes del vencimiento y no hice stop debit. No tengo deudas. De ninguna índole. La herida de la panza va muy bien: está cada vez más rosácea y sé que se alegra cada vez que le hago caricias. La otra aún tiene los puntos. Me olvido de sacar la basura. en realidad no me olvido, me da fiaca. En la boutique del libro hacen unas picadas increíbles. Atención con el elenco estable de dicho establecimiento. Hoy tengo corbata y luzco nuevo corte de pelo. Era obvio.
La única manera de avanzar es con miedo.

martes, 14 de julio de 2009

Consejo de amiga

"Hay platos que no se repiten, Perla" dijo Haiku, ordenador de por medio.

lunes, 13 de julio de 2009

domingo, 12 de julio de 2009

Infinity sadness.

sábado, 11 de julio de 2009

Digo, de pronto, me parece.

Mirá. No se trata de lo que podrías llegar a perder sino de lo que vas a ganar. Porque vas a ganar, eso seguro. Sos un ganador. Y la suerte te ama: nunca se te vuelca la sal. Sabés sonreír, sabes callar, sabes mentir. Encantador sos. Lo que todavía no ves es que no hay nada ni nadie tan importante. Lo más importante lo llevas siempre con vos. Incluso está comprobado empíricamente: podes prescindir de todo y de todos. Sobreviviste. No sólo eso: fuiste feliz. ¿Y entonces?

Hoy temprano

Te levantaste dicharachera

Subtitulado: nos acabamos de despertar, podes callarte un segundo?

jueves, 9 de julio de 2009

El día en que se independizan de vos

Ya me la veía venir.

-Venís a casa?
-No sé. Estoy un poco cansada. Vos qué vas a hacer?
-Nada. Voy a estar en casa.
-Bueno, no sé.
-Como quieras.

Una sabe cuando la van a dejar. El como quieras es una de esas señales de las que hablo. Veníamos de meses en los que no dormía en casa más de dos veces a la semana. Iba y venía con ese maldito bolso. Durante ese tiempo compré más ropa interior que en veintiséis años. Todo bien hasta el como quieras. Ahí lo supe. Iba a dejarme. Porque en una circunstancia como esa, como quieras significa mucho más que como quieras. No es un como quieras solidario. No esconde un quedate tranquila en tu casa si estás cansada, nos vemos mañana. Es eso: me da igual. O más bien:
prefiero que no vengas.

-Mirá no me parece que tengas muchas ganas de verme, así que mejor me quedo en casa.
-Hablemos si queres
-No quiero hablar, quiero verte, pero parece que vos tenes algunas cosas para decirme
-Sí. Creo que vos estás esperando de mí cosas que no te puedo dar. Y yo te lo dije desde un principio. No quiero generar expectativas de algo que no va a suceder.
-….
-Estás ahí?
-Sí, te estoy escuchando.
-Eso. Vos sos divina conmigo y te lo agradezco pero evidentemente no sentimos lo mismo.

Unas horas antes de esta conversación le había llevado pastelitos para que compartiera con sus compañeros de redacción. Y él los recibió como quien recibe un premio consuelo: sin sorpresa y casi sin alegría. Ahora sé que fue el único intento de convencerlo de que no me dejara. De decirle que lo quería, sin decírselo. Hasta ese momento no se lo había dicho nunca. Fue un 9 de julio.