Martes. Día de final. Oral. Veinte exámenes en dos horas. Cada alumno tiene seis minutos para decir lo que sabe y yo tengo el mismo tiempo para darme cuenta lo que no. Tomo lista. Hay un ausente: J. Empiezo de atrás para adelante. La decisión no es inocente: el apellido de J es con A. Alumno uno, bolilla tres, alumno dos, bolilla diez, alumno nueve, llega J, bolilla cuatro. Once menos diez de la noche. El aula, vacía. Alumno número veinte: el último y el primero de mi lista. J tiene remera rosa escote redondo, sweater chocolate y una manchita blanca en el ojo izquierdo. Blackberry con ringtone de Lost. Sin funda. Labios finísimos. Muchas canas. Pinta de ser padre de una niña de cinco o seis años. Chicle de uva en la boca. J elige la bolilla cinco: relaciones con el gobierno. Ahí me plantea una situación hipotética sobre la intención de una empresa de servicios públicos de extender el plazo de concesión y dice que haría lobby con el secretario de transporte y las organizaciones de defensa al consumidor. Le pregunto si le parece ético sugerirle al secretario un beneficio económico a cambio de su gestión. Dice: no es muy ético pero no dejaría de hacerlo con tal de cumplir con mi objetivo. Y agrega: es el precio que hay que pagar por este tipo de movidas. Todo bien con la gestión de los relacionistas públicos y los lobbystas, pero no vivimos en Disney. Hay políticos corruptos, empresarios coimeros, dirigentes traidores, alumnos incorrectos. Interrumpo: tiene un siete, J, felicitaciones. Buenas noches, profe. Gracias. Apago la luz del aula. Salgo. Entrego el acta en administración. Llamo el ascensor. Subo. Sube J. Cien pisos de silencio. Planta baja. Un nuevo chau, más forzado, sin tono de despedida, y una pregunta a la que no sé qué responder.
miércoles, 30 de julio de 2008
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6 comentarios:
Remera rosa con cuello redondo, mascador de chicle y todo el resto: domingo. No hay mucho que hacer por ahí, Clau.
La manchita en el ojo se rescata, siempre y cuando no se trate de Niágara incipiente.
A veces las rectas se cruzan pero que no se tocan.
Yo diría que no, aunque no sé qué preguntó, pero por las dudas...
yo quiero saber todo (el chicle me bajó 10 points)
Creo que haberlo desaprobado destruyó cualquier posibilidad de acercamiento: nunca más me escribió.
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