viernes, 24 de octubre de 2008

La infidelidad según Bizzio

No soy más moderno que nadie, pero la verdad es que no me afecta en lo más mínimo la posibilidad o el hecho de que alguien a quien quiero (yo quiero a los que amo) se eche un polvito con un desconocido a la vuelta de la esquina; es, por supuesto, una de esas cosas que no hace ninguna falta decir ni preguntar. El gesto de complicidad con Trixie en la fiesta aplaudía su vulgaridad, volviéndome indigno de sentir lo que sentía, no me hubiera dolido tanto saber que se habían acostado. No importa. Aquella noche vi a través de ese gesto a Vera capaz de una impiedad tan grande como mi amor por ella, recuerdo que pensé que era una de esas mujeres en las que más vale mantenerse alejado, pero que ya era tarde para mí. Ahora no tenía ninguna duda de que no se trataba sólo de sexo. Y con el mismo altísimo porcentaje de certeza con que un tenista sabe que recibirá la pelota a su revés, supe que iba a sufrir.

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