sábado, 28 de febrero de 2009

Con agujero, no.

Perla: estoy preocupada. Esto de la mudanza me dejó en default. Cero ahorro.
Megas: la vida es corta, Perla, hay que tener lindo make up, viajar, comprarse libros y música. Tener la casa linda. Ponerle cositas
Perla: en eso estoy

Megas: ahorrar, cuando ganemos mucho, no está de más.
Megas: pero mientras tanto
Megas: no vamos a pasar los mejores años con tangas hechas mierda y la casa como un bar.

jueves, 26 de febrero de 2009

Carlos, el tapicero no cruel

En cambio, Carlos me cae bien. Me cayó bien desde la primera vez que lo vi. Mejor dicho, desde el momento en que lo vi bajar de ese taxi. Se ve que se sintió mal cuando le dije que estaba en la puerta, que todavía no eran las ocho y que no había nadie para recibirme. Carlos dio la vuelta, abrió el taller para mí, y me saludó con un estrechón de manos. Ahí decreté que me simpatizaba. Habla muy bajo y dice lo imprescindible. No retruca. Quiero retapizar cinco sillas que son de mi abuela. Muy bien, dice. Punto. No pregunta si se murió, si la conocí, si hace mucho que no la veo. No se sorprende cuando digo que son cinco y no seis. A Carlos no le importa quien se va a sentar en mis sillas. Sí se entusiasma cuando le muestro mi tela con flores. Muy Para Ti, arriesga. Y sonríe. Caminamos por un pasillo descubierto y llegamos a su taller. Allí alberga muebles y porquerías de todas las abuelas del barrio. No sé desde cuándo me gustan las cosas antiguas pero son mi nuevo fetiche. No me siento cómoda con los colores estridentes y el minimalismo. Echo un vistazo a ese rejunte de madera. Busco un sofa con capitoné. Carlos piensa. Sacude un poco la pila, no sin delicadeza, y me llama. Mirá, este es antiguo. Retapizado te quedaría perfecto. Carlos me transmite esperanza.

Me apuro. Sé que me está esperando. Quedamos en encontrarnos a las siete. Tengo dos mesas de luz en el baúl y no puedo apurarme más porque no puedo doblar bruscamente. Atiende al primer ring y ofrece su ayuda para bajarlas del auto. El gesto me emociona de una manera un tanto exagerada. Carga una y después la otra. Las lleva hasta el fondo. Me pregunta qué hacemos. Las pintamos de blanco, respondo. Carlos asiente. Probablemente esté pensando que pintar de blanco una mesa de luz antigua, con una madera de un lustre que ya no se consigue, es arruinarla. Pero no dice nada. Es una persona muy discreta. Carlos.

Dice que llega a las diez y yo le creo. A las diez y cinco estoy ahí. Está recién afeitado y vestido de sport. Tiene una camisa a cuadros y un jean celeste clarísimo. Aún no es Carlos, el tapicero. Es un hombre de unos sesenta y largos, no muy diferente a los que veo cada mañana haciendo la cola en el banco nación de pacífico. Encontré esta banqueta, digo. También va de blanco, se adelanta Carlos, este hombre hasta ahora desconocido que más tarde se convertirá en mi tapicero. Esta vez sonrío yo.
Las últimas dos llamadas fueron a Carlos. Una para reclamarle las sillas, las mesas de luz y la banqueta. Otra para avisarle que pensaba llevarle la mesa, una biblioteca y no se cuántas cosas más con tal de no dejar de visitarlo, al menos durante los próximos meses.

El amor según mi amiga Dorothy

Date cuenta de que, a veces, el querrá estar lejos de tí: nunca le preguntes por qué ni adónde va. Ningún hombre lo soportaría. No predigas la infelicidad, no preveas la ruptura; no se escapará si no le dejas ver que lo tienes sujeto. El amor es como el mercurio. Si dejas la mano abierta, se queda en la palma; si la cierras, se escapa.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Están invitados a tomar café

martes, 24 de febrero de 2009

Mis peores defectos

Soy impulsiva y muy, pero muy, perseguida. No sé si Hernán podrá hacer algo al respecto.

lunes, 23 de febrero de 2009

El decorador cruel

-Buenas tardes. Quiero ver qué modelos de sillones tenes en 1.60
-1.60, bien. Dos o tres cuerpos?
-Dos
-En tela o en cuero ecológico?
-Cuero ecológico.
-Bueno, mira. Tenes este que tiene líneas angulosas, es bien cuadrado, bien moderno. Todos los
jóvenes se llevan este modelo.
-Claro, pero mi departamento es antiguo. Qué otro puede ser?
-Ah, antiguo. Dejame pensar. A ver este.
Me indica con el dedo índice que mire para arriba. Hay, colgando, un sillón símil antiguo, con formas amigables que quedarían muy bien con mi tapizado liberty.
-Me encanta. Es exactamente lo que estaba buscando. Cuánto hay que dejar de seña?
-El 40%. Igual si queres pensalo tranquila, quizás necesitas consensuarlo con alguien.
-Dónde es la caja?

El colchonero cruel

-Buenos días. Quiero comprarme un sommier. Qué tenes para mostrarme?
-De qué medida? 1.60, 1.80, 2.mts?
-1.60
-De espuma o de resortes?
Silencio.
-Qué diferencia hay entre uno y otro? es la primera vez que compro un sommier.
-El de espuma es más rígido y tiene menos vida útil. Hay que darlo vuelta cada dos meses. El de resortes, en cambio, se adapta mejor al cuerpo y es más duradero.
-Supongo que de resortes.
-Perfecto: tenes el modelo A, el B (que sale el doble), y el C (que sale el triple).
-Ajá. Y en qué radica la diferencia de precio entre el B y el C, si son los dos de resortes?
-En que el C tiene resortes individuales.
-Lo que significa que...
-Lo que significa que si alguna vez llegaras a dormir con alguien, y ese alguien tiene más peso que vos, se marcará su forma en su espacio y a vos no te repercutirá en el tuyo.

domingo, 22 de febrero de 2009

P.P.P (Perla polemiza sobre Parker)

Leer a Dorothy Parker es tener un deja vu atrás de otro. Resulta imposible no identificarse con lo que uno lee. Y más, si el lector es lectora, como en mi caso. Es que la tipa es brillante: tiene sarcasmo, tiene sensibilidad, es ocurrente, y no cae nunca (pero nunca, eh) en ese discurso que pretende retratar (y no sólo retratar, me animaría decir que pretende generalizar y hasta desdramatizar) un perfil de mujer que todas y todos sabemos que es penoso, pero que no sé por qué, el cine, la televisión y ahora, también, la literatura (con el vanguardista y para mí, mega trillado chick lit), se empeñan en enaltecerlo: la mujer sub cuarenta, exitosas en lo laboral pero pero sin pareja. Por favor. Acabemos con la farsa de Bridget Jones. ¿Existe alguien en este mundo que desee ser como ella? Lo dudo. ¿Cuál es el mérito de ser una looser asumida? ¿Y de sentirse orgullosa por estar excedida de peso aún sabiendo que debido a los estrechos parámetros de belleza que hay instalados en la sociedad, no estar en forma es algo que disminuye considerablemente las posibilidades de conseguir pareja? Por favor. Censuremos a Bridget Jones y desintegremos su club de fans. Impidamos que se reedite “Quiero un novio” y bazofias similares. Es por el bien del género, créanme.

Celebro, en cambio, a Parker y sus mujeres que son engañadas y abandonadas, y sufren, lloran, se contradicen, y no se encierran a comer un Lemmon Pie para ahogar sus penas. Son vulnerables, furiosas, competitivas. Hablan, escupen, dicen lo que sienten. Si su amado no las llama antes de dormir, se angustian, y llaman ellas para ver si todo está bien. No lloran en silencio. Son valientes: les preguntan a sus hombres si las quieren. Cuando están con alguien que no les promete exclusividad, tomando un trago, y en ese preciso instante comienza a sonar insistentemente el teléfono dicen genialidades como ésta:

-¿Hay por estas cercanías un picadero donde alquilen caballos salvajes?
-¿Cómo?
-Porque si lo hubiera, desearía que llamaras y les pidieras que nos enviasen unos cuantos. Quiero demostrarte que, por mucho que tirasen de mí, no podrían moverme un milímetro de mi firme decisión de no preguntarte quién te ha llamado por teléfono.
Y él: ah. ¿Es bastante seco, cariño? Porque te gusta muy seco, ¿no? ¿Seguro que está en su punto? ¿De veras? Espera un segundo cariño, que te encenderé el cigarrillo. ¿Estás bien?
Y ella: No puedo soportarlo, he perdido toda mi fuerza de voluntad….quizá la sirvienta la encontrará en el suelo por la mañana. Hobart Ogden: ¿quién te ha llamado por teléfono?

Destaco otra cosa: saben criticar a sus rivales con altura: “pertenece a esa clase de mujeres que tanto abundan y consideran que cualquier referencia a la Belle France es una invitación al vals”. Y otra: es deliciosa describiendo y calificando a sus personajes. Y una última: leer a Dorothy Parker me dan ganas de escribir. Me divierte. Me envenena. Me alegra el domingo.

jueves, 19 de febrero de 2009

Oxigeno. Por favor. Me estoy muriendo.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Llamado a la solidaridad

Necesito tiempo para pensar, cultivar la confianza, ser objetiva al momento de cuestionar mis ideas, engañar la espera como quien engaña el estómago, un concentrado de paciencia, algo de contención, defenderme de lo que provoca la distancia, un libro nuevo, una cama nueva, un sillón, empezar a bailar, tener mucho sexo y, sobre todo, recuperar el aire.

lunes, 16 de febrero de 2009

Misunderstanding

Qué parte de "no puedo" no entendes?

domingo, 15 de febrero de 2009

Te lo agradezco, pero no.

Cómo me molesta que me lean el menú en voz alta.

Adentrarse en la noche

Tolerar, soportar, cargar, sobrellevar, aguantar, hacerse cargo; hacerse cargo de la noche -aceptar la oscuridad, saber llevar nuestra porción de noche, aceptar una parte de la noche, vencer la oscuridad, restarse luz, adentrarse en la noche, hacerse cargo de la oscuridad, hacerse cargo de la noche*



*Fragmento de La vida privada de los árboles, Alejandro Zambra.

viernes, 13 de febrero de 2009

En breves

Estreno hogar con hogar, y terapeuta. Es decir que en los meses que vienen voy a encender el fuego y voy a intentar digerir la felicidad, algunos miedos y las angustias de siempre.

jueves, 12 de febrero de 2009

No es lo mismo

Vivito y coleando, que vivito y culeando.
Ojo, che.

También en esto tenía razón ella

Mi cuento favorito de Carver es Belvedere. No puedo dejar de sufrir leyéndolo.

miércoles, 11 de febrero de 2009

ohhhhh

Estoy enamorada de un chico que se llama

Maximiliano

martes, 10 de febrero de 2009

Adorada lluvia

No pares.

lunes, 9 de febrero de 2009

Qué. A ver. Basta

A ver, qué, decime. Tengo que ser una zorra? tengo que engañarte para que me quieras? qué, a ver, decime. Tengo que ser egoísta? Tratarte mal? Dejarte plantado un sábado a la noche? dejarte solo? Tengo que cagarte bien la vida así te enamorás de mí? Querés que haga con vos lo que hacen mis amigas con sus novios? te gustaría eso? querés que te mienta en la cara y cuando me descubras ni siquiera pedirte perdón? eso querés? A ver, qué. Te parece sexy que flirtee con tu mejor amigo para que te calientes conmigo? dale, contame cuál es tu morbo. querés pegarme? te gustaría darme chirlos? asfixiarme? Dale, decime. También puedo ser una zorra y arrodillarme ante tus bajezas, desarticular tus mecanismos, envenenarte y hacerte sufrir hasta que me quieras. Qué. A ver. Basta.

Apostillas de una reunión en lo de Magaló

La idea era atractiva por diferentes motivos pero, aún así, resultaba extraña. Para todas. Al menos, para mí. Era extraña. Aunque, pensándolo bien, extraña no es la palabra. Más bien, diría, bizarra. Algo morbosa. Es que en el fondo, más que una prueba de reconocimiento- algo inevitable considerando que hacía quince años que no nos veíamos-, era el deseo de corroborar que una está mejor que el resto. Suena mal pero es así: uno cree, sabe, que durante todo ese tiempo progresó, creció y maduró. Pero, por sobre todo, cree que es la única. Y esto es lo más grave. Comprobar eso, no podemos negarlo (fuimos a colegio de monjas pero ninguna es una carmelita descalza) da cierto placer. El hecho de llegar a casa y contarle a nuestras madres: “che, la vi a fulanita, no sabés, está hecha mierda, no hizo nada de su vida, pobre”, da cierto placer. Sin embargo, no le teníamos, sospecho, tanto miedo a la comparación entre nosotras, sino a la comparación con nosotras mismas: una cara de doce versus una cara de veintiséis. Un cuerpo de doce versus un cuerpo de veintiséis (se habrá operado alguna? cómo se mantendrá mengana?)

También hay que reconocer que era una buena oportunidad de echarnos en cara cosas que en la adolescencia no nos animamos a escupir (yo, por ejemplo, todavía no le perdono a Peluso haberse reído de mi anillo) De pasar facturas en australes. De confesar que en realidad nos gustaba su noviecito y que por eso la dejábamos de lado. De pedir perdones oxidados. De recordar historias que habían quedado en el olvido. Afortunadamente, nada de eso sucedió. No hubo en nuestro reencuentro aire de competencia. Sí, de complicidad. También hubo espontaneidad y muchas risas. Relatos desopilantes y algunos muy vergonzosos (no me acordaba que me habían querido echar del viaje de egresados por haber visto, por accidente, a un compañero desnudo) Una mesa con mamaderas, mate, cuernitos y cigarrillos. Discovery Kids de fondo. Afortunadamente, el encuentro fue de todo menos morboso. Me sorprendieron y me sorprendí a mí misma cuando me escuché decirle a mi mamá que las había visto más lindas que nunca; alegres, maduras, exitosas y realizadas. Verlas así, lejos de incomodarme, me hizo sentir feliz: por ellas y por mí. Por saber que no soy la única.

viernes, 6 de febrero de 2009

Presioname que me gusta

La situación es esta: mi compañera de trabajo, luego de noviar por unos cuantos años, se dejó convencer y se casó con un señor divorciado, que no es únicamente un señor divorciado, sino padre de dos amorosas criaturas que ahora tienen trece y diez años. Criaturas que, prácticamente, fueron (bien) criadas por ella. Hete aquí que parece que a este hombre no se le agotaron las ganas de ser padre (más bien se le reprodujeron) por lo que, desde que dio el sí, manifiesta mediante innovadoras tácticas, su deseo. Entonces: empezó con las frases más correctas, (las que todas queremos escuchar menos mi compañera) “me gustaría formar una familia con vos, nuestra”, siguió con las psicológicas “ya tenes más de treinta, ahora es el momento, los dos estamos sanos y fuertes”, probó también con las amenazas “mirá que un día de estos se me va a pinchar el forro, eh” y terminó haciendo la presión más brillante que alguna vez haya escuchado. En un mail dirigido a su mujer, dice:

Hoy en Caras salió una entrevista a la mujer de Diego Torres, que tiene tu misma edad y dice que quiere ser mamá el año que viene.
No hay caso: Dios le manda mails a los que no tienen casilla.

jueves, 5 de febrero de 2009

Rezongo de jueves

Detesto la gente que utiliza la expresión "tiré toda la carne al asador" como analogía para decir que entregó u arriesgó todo de una. Me imagino a un tipo diciendo: "puse una res en la parrilla sin siquiera haber encendido el carbón", para tratar de decir "me le declaré y le regalé un ramo de flores", y me dan ganas de inducirme el vómito.

martes, 3 de febrero de 2009

Desconfío

De la gente que compra shampoo de una marca y una variedad específica, y acondicionador de otra marca y otra variedad.

El miedo es paralizante.

domingo, 1 de febrero de 2009

Bon anne

Primero de febrero. Acabo de decretar que empieza mi año. Ya vacacioné, volví, me puse triste y ya se me pasó. Chateé en lugar de trabajar. Hice mi clásica visita al hospital y me quise sacar, una vez más, el suero. Enough. Sufi. Desde ahora: concentración. Optimización de la energía. Trabajo por objetivos. Baile. Búsqueda de hogar. Renovación de calendario y un marcador nuevito. Enero ya está tachado. The best is yet to come.