martes, 21 de julio de 2009

Os invito

A mi nueva casa: peregrinaperla.blogspot.com

lunes, 20 de julio de 2009

Tripolar

No es que me esté haciendo la interesante -que me voy, que no me voy- pero todavía no logré poner en funcionamiento el nuevo espacio. Pero ya llega, eh.

sábado, 18 de julio de 2009

Yapa

Estás en mi levotiroxina y en el after shave que te regalaron en Cheeky, el día del padre, porque según la vendedora "pronto lo vas a ser". En las frutigrán que compré para vos y acabo de tirar porque no me gustan. Estás en el único álbum de fotos que armé en mi vida. En la puerta de la heladera, ya no. Pero sí en mi biblioteca (entre Sara Gallardo y Julian Barnes) y en mis zapatillas cuando uso esas que vos ya sabés. En mi computadora, en el olor a café de la mañana, en el cuarto de leche que dejaste y seguro se vencerá en unos días. Estás en mi placard, en mis pesadillas, en la vida que me gustaría tener. En mi vocabulario, en las películas que más me gustaron y en las peores producciones argentinas que alguna vez haya visto. Estás en mis textos, en mis historias: sos narrador omnisciente, protagonista y personajes secundarios; introducción, nudo y desenlace. Final. Te veo en la cara del dueño del videoclub y en las recetas que nos gustaban y marqué en la Petrona. En mi bronca, en mi mal humor, en mi corte de pelo. También estás en mis chistes, en mis canciones favoritas, en las tandas de radio. En mis empeines. En las guirnaldas de aquella bievenida que nunca llegó a concretarse. Pero ¿sabés qué? Yo también estoy entre tus cosas: también vivo en vos. En la cajita azul con candado y llave, en los tapones que nunca estrené, en los adornos de tu baño, en la cara del catalán que saqué a patadas de tu casa, en las pajas del tigre, los ojos del gato, los oídos de la vecina de arriba, en el octavo plato de la mesa de Urquiza; en el silencio de tus mañanas, los aderezos que no tenés. Estoy en el asiento de acompañante, en cada corazón que ves. En la pila de diarios que te guardé durante estos meses. En tus miedos, la reserva de tu cariño, tus cuentas pendientes. Tus culpas, tu alegría y tus recuerdos. Ahí estoy yo. Y allá estás vos y...

viernes, 17 de julio de 2009

Hasta luego.

Cuando uno hace el bolso y emprende viaje es porque quiere llegar a algún destino. Por más que seas mochilero y aventures una gira con un termo y un mapa. Al menos, eso pensé yo cuando abrí este blog. Viajar, pensar, delirar, extrañar, para llegar a algo. A alguien. A algún lado. Ir para volver. Estuvo bueno conocer otras voces, otros paisajes, otras oscuridades. Pero estoy cansada de ser nómade. Y mi pasaporte no tiene lugar para un sello más. No sé si llegué a algo pero me divertí. Ahora siento que es hora de regresar. O de emprender otro camino. Cambiar de ruta, de transporte, de destino. Nos veremos por ahí, en alguna gasolinera de la ruta al desierto. O en la 2, si prefieren parar en Atalaya. Fue un placer tenerlos de pasajeros.-

Hopeful

Lo único que quiero

Es recuperar el apetito.

jueves, 16 de julio de 2009

Ejercitar la escucha

Es difícil creer en esas cosas. Más que creer, hacerse cargo. Uno tiende a minimizar lo que escucha. Piensa: me lo está diciendo porque en realidad está agradecido. Algo así como una falsa humildad. Y sigue adelante. Intenta, de todas las maneras posibles, revertir esa percepción y hacer sentir al otro digno (no es la palabra indicada pero ustedes me entienden) de su amor. Pero no. Cuando alguien te dice "No me lo merezco", es así.

miércoles, 15 de julio de 2009

Un poco eso

Digamos que duermo bien hasta las seis. De seis a ocho maquino. Lo bueno es que aprendí a regular la estufa según la ocasión, la cantidad y calidad de personas que duerman conmigo. Porque no es lo mismo: estufa en mínimo para dos que duermen ensimismados. Medio para cuando duermo con amigas, como en los últimos tres días. Máximo cuando estoy sola. Estoy comiendo más. Todavía no tiré el gulash que sobró del viernes. Tengo pendiente arreglar el hogar. ¿Alguien tiene un gasista de confianza? Lo de mi viejo se cayó. La puta madre. En este país de ladrones nunca triunfa la gente honesta. Di vuelta las fotos y hay un fantasma que insiste en acomodarlas. Descubrí que so you think you can dance es un gran programa. ¡Cómo bailan esos muchachos! La mujer de arriba no es la de arriba sino la de enfrente, Anita, y no está tocando el piano, tiene la tele a todo volúmen. Es eso. No te quedes dormida, todavía no. Este mes llegué a pagar todas las cuentas antes del vencimiento y no hice stop debit. No tengo deudas. De ninguna índole. La herida de la panza va muy bien: está cada vez más rosácea y sé que se alegra cada vez que le hago caricias. La otra aún tiene los puntos. Me olvido de sacar la basura. en realidad no me olvido, me da fiaca. En la boutique del libro hacen unas picadas increíbles. Atención con el elenco estable de dicho establecimiento. Hoy tengo corbata y luzco nuevo corte de pelo. Era obvio.
La única manera de avanzar es con miedo.

martes, 14 de julio de 2009

Consejo de amiga

"Hay platos que no se repiten, Perla" dijo Haiku, ordenador de por medio.

lunes, 13 de julio de 2009

domingo, 12 de julio de 2009

Infinity sadness.

sábado, 11 de julio de 2009

Digo, de pronto, me parece.

Mirá. No se trata de lo que podrías llegar a perder sino de lo que vas a ganar. Porque vas a ganar, eso seguro. Sos un ganador. Y la suerte te ama: nunca se te vuelca la sal. Sabés sonreír, sabes callar, sabes mentir. Encantador sos. Lo que todavía no ves es que no hay nada ni nadie tan importante. Lo más importante lo llevas siempre con vos. Incluso está comprobado empíricamente: podes prescindir de todo y de todos. Sobreviviste. No sólo eso: fuiste feliz. ¿Y entonces?

Hoy temprano

Te levantaste dicharachera

Subtitulado: nos acabamos de despertar, podes callarte un segundo?

jueves, 9 de julio de 2009

El día en que se independizan de vos

Ya me la veía venir.

-Venís a casa?
-No sé. Estoy un poco cansada. Vos qué vas a hacer?
-Nada. Voy a estar en casa.
-Bueno, no sé.
-Como quieras.

Una sabe cuando la van a dejar. El como quieras es una de esas señales de las que hablo. Veníamos de meses en los que no dormía en casa más de dos veces a la semana. Iba y venía con ese maldito bolso. Durante ese tiempo compré más ropa interior que en veintiséis años. Todo bien hasta el como quieras. Ahí lo supe. Iba a dejarme. Porque en una circunstancia como esa, como quieras significa mucho más que como quieras. No es un como quieras solidario. No esconde un quedate tranquila en tu casa si estás cansada, nos vemos mañana. Es eso: me da igual. O más bien:
prefiero que no vengas.

-Mirá no me parece que tengas muchas ganas de verme, así que mejor me quedo en casa.
-Hablemos si queres
-No quiero hablar, quiero verte, pero parece que vos tenes algunas cosas para decirme
-Sí. Creo que vos estás esperando de mí cosas que no te puedo dar. Y yo te lo dije desde un principio. No quiero generar expectativas de algo que no va a suceder.
-….
-Estás ahí?
-Sí, te estoy escuchando.
-Eso. Vos sos divina conmigo y te lo agradezco pero evidentemente no sentimos lo mismo.

Unas horas antes de esta conversación le había llevado pastelitos para que compartiera con sus compañeros de redacción. Y él los recibió como quien recibe un premio consuelo: sin sorpresa y casi sin alegría. Ahora sé que fue el único intento de convencerlo de que no me dejara. De decirle que lo quería, sin decírselo. Hasta ese momento no se lo había dicho nunca. Fue un 9 de julio.

miércoles, 8 de julio de 2009

Azul

No tendrá más de dieciocho años. Flaquísima. Pelo largo y lacio. Eterno: por la cintura.
Chupín, cinturón de tachas, pañuelo al cuello, boca corazón.
La veo venir. Está cruzando la avenida. Sola.
Ahora está llegando a la esquina donde estoy yo, simulando esperar a alguien.
Se llamará Azul?
No se va a dar cuenta de que la estoy mirando. O sí y va a seguir de largo. Le queda una cuadra hasta libertador. Seguro que dobla ahí. A la vuelta de la esquina y chau, no la veo más.
No te vayas, Azul.
Parece escucharme porque cada vez se acerca más. Un poco. Otro poco. Parece que va a hablar. No parece: habla. Habla y dice: me das fuego?
Ay, Azul.

lunes, 6 de julio de 2009

Pará un poco

Detesto profunda y enérgicamente a las personas que te mandan mails con comprobación de lectura. ¿Y si no quiero que vos sepas que leí tu mail y que no-se-me-canta-el-puto-orto responderte?
Dios.
Si sigo así se me van a salir los puntos solos.

sábado, 4 de julio de 2009

Rapidita de sábado a la tarde

Cuando tu novio no te quiere más se le nota en la sonrisa.
Una flor para los dos
subtítulos dobles
esto es todo una farsa
todo
es
una
farsa
¿pasa?
Pasa.

jueves, 2 de julio de 2009

Anoche soñé con un relicario que me compré y perdí hace por lo menos dos años. Me había encaprichado con uno que le había visto a mi abuela. Creo que fue para la misma época en que se me dio por pedirle que me regalara su collar de perlas y el rosario de cristal que usaron las mujeres de la familia para casarse. Pero, estoy segura, el que vi en mi sueño, era ese relicario perdido: lo vi muy clarito. Cadena de plata, un corazón que se abre (o parte) en dos, con lugar para poner una foto de cada lado. Por supuesto, vacío. O lleno de esperanza, que es casi lo mismo. ¿Es cursi decir que uno tiene esperanza? Yo creo que sí y que la palabra cursi le hace muy mal a estas líneas, pero si hay algo que tenía ese camafeo era esperanza. En pasado, sí. Si lo abriera hoy no sé con qué me encontraría. O sí sé pero no quiero escribirlo. Esta mañana volví a buscar aquel relicario pero sólo encontré el rosario de cristal que acabo de dejarle a mi hermana en su casa.

miércoles, 1 de julio de 2009

Convaleciente Perla

Tres días sin comer ni tomar un sorbo de agua
altas temperaturas
espasmos
Paseos en barbijo y sillas de rueda
exhibicionismo non stop
pervinox
muestras de orina, sangre y cariño
Tactos
Ecografías
Incisiones
cicatrices
temblores
calmantes
O.R
cuánto pesa? cuánto mide? se siente mareada? ahora? y ahora? cuente hasta cinco.
cinco, cuatro, tres.

sábado, 27 de junio de 2009

Perdón

Pero no siento la más minima tristeza (ni nada que se le parezca) por la muerte del señor Jackson.

Duda

-Vos: me querés o me amás?
-Yo te adoro, tontita.

viernes, 26 de junio de 2009

No tengo tanta paciencia, eh.
Ya no.

La mamá del año

No lo digo de resentida. Sé que en algún momento (más tarde, más temprano, acá o allá, con vos, con otro o con un donante) voy a ser madre. Pero nunca jamás seré (y por favor lean bien: nunca jamás) una de esas que dejan su identidad en la sala de partos. Pero eso no es lo peor: lo peor es que lo manifiestan. Lo hacen público. Por ejemplo: reemplazan su foto del perfil de Facebook por una de su bebé. Qué fastidio. Y ni hablar del famoso espacio en qué estás pensando? Ahí, estas madres que seguramente dicen bebe, así, sin tilde y con acento prosódico en la primera e, ponen cosas (en plural y con diminutivos recalcitrantes) como:

“seguimos con diarrea”

“nos duele la pancita”

"Volvimos a la normalidad con la comida....pero, mami, dame algo más contundente....ya me pudriste con el puré, la vitina y los fideos"


"Si seguís mordiendo así te vas a quedar sin teta"

Hoy, la máxima: "ya se destetó solito.......qué angustia tengo"

Es nesario?

miércoles, 24 de junio de 2009

Mientras estés conmigo

Él dice tal vez, a veces dice que no, y yo siempre digo que sí. Para mí, pescado, y para él, ya saben, nada que salga del agua. Él hace silencio. Yo también, respondo. Cuando estoy así revelo las verdades mejor cuidadas, y él se ríe. A los dos nos gusta The Ramones. Él, siamés; yo, Chow Chow. Con pimienta y sin queso. Sin pimienta y con queso. Malbec. Dos de miopía y 100 mcg de levotiroxina. Entraña con huevo frito. ¿come frito? Marlboro Light. Juntos. Comida. Oportunidad. Compartir. Por qué, por qué no. Singular. Plural. Limpieza & paz. ¿Barbijo? No: tapones en los oídos. Tengo miedo, no tengas miedo. Por vos caminaría todos los kilómetros del mundo. ¿Estás bien? estoy bien. ¿me estoy moviendo o estoy quieta? ¿qué acabo de decir? Apagá la luz. ¿Ya te vas a dormir? Mejor durmamos. Mejor, sí.

lunes, 22 de junio de 2009

Alan Pauls x Alan Pauls

Pero si yo te podía mostrar cómo funciona una mujer, Alan....
Entre el pelo y la carita, la carita.
Los hijos (de otros) en el cuarto de al lado
Podría hacerme la afectada pero no.

viernes, 19 de junio de 2009

de Justine II

El mal es el bien pervertido

No te pongas celoso, che.

Vos sos un Rutini de guarda.

jueves, 18 de junio de 2009

Shawarma

Comerse a uno de 20 es como comer un Shawarma. Tienen el mismo tiempo de cocción (un par de horas, unos pocos años, lo justo para deleitarnos pero no tanto como para enamorarnos) y cuando los probás se deshacen en tu boca. Ah: y casi nunca empalagan.

Modelo 82, usado, varios dueños

No exagero, no es una estrategia para alejarte: no tengo nada nuevo para darte. Creeme. Todo lo que soy capaz de dar ya lo di, ya lo escribí, ya lo hice. No me queda ningún gesto, ningún miedo, ningún beso (¿hay más allá del beso mariposa, esquimal, francés, sopapa?) Ni una palabra de aliento. Lo hice, lo di todo. No podría repetirlo, ni hacerlo de otra manera, ni una vez más: sería autoplagiarme. Repartir las sobras. La borra de mi amor. Escuchame, creeme cuando te digo que no, que lo nuestro no puede ser, que no tengo nada nuevo para darte.

Sabelo

Tu camisita celestita rayadita me pone de pésimo humor.

miércoles, 17 de junio de 2009

Creo en Jesús. Amén.

Confío

Detrás de la desconfianza está la vida
detrás de la mentira el miedo a la verdad
aunque asuste la idea de perderte
es más grande la vergüenza de no dejarte volar

Gustavo Cordera, Confío.

lunes, 15 de junio de 2009

Fire walk with me

No pueden dejar de ver Twin Peaks. Aquí, un compilado deluxe.

Luto

No hay peor duelo que el de la muerte de algo que nunca existió, que el de las expectativas que (ahora sé) no se cumplirán; el de abandonar y abandonarme para ser otra. Sobrevivir a tu ausencia, enterrar lo que no tuvimos, lo que no fuimos. Dejar de esperar para volver a esperar. Confiar y sorprenderme. No ser tan generosa. Ser menos necia. Ser menos cornuda. Retirarse a tiempo. Una vez más.

viernes, 12 de junio de 2009

jueves, 11 de junio de 2009

Picado grueso

Ahora decís eso, que me alcanzarías la toalla, pero yo sé que después, con el tiempo, ese mismo gesto va a adquirir la apariencia de una costumbre y cada vez que te diga "me voy a bañar" me vas a decir "no te olvides la toalla". Y me vas a terminar odiando (y probablemente, dejando) por mis listas del supermercado, que especifican producto, marca, tamaño y precio, además de prohibir cosas como repuestos de artículos de limpieza y aromatizantes con aroma de bebé. Ni hablar del salame picado grueso y el trapo rejilla en lugar de ballerina. Y ahora te gusta que canturree -decís que te gusta oirme cantar mientras riego las plantas- pero en unos meses, dame unos meses, vas a poner música para tapar mi voz, para no escucharme, para dejar de confirmar que las canciones que canto no son para vos. Y la ventana que se abre, siempre se abre, va a transformarse en una de tus bolsas de boxeo. Y le vas a convidar tomates secos a tu vieja con tal de que se acaben lo más rápido posible. Y no te alcanzo la toalla un carajo, nena. Porque es así, siempre pasa lo mismo: los estrenos se agotan la primera vez, en la primera vez se agotan los estrenos. Ya me probaste, ya te probé, ya podemos detestarnos.

miércoles, 10 de junio de 2009

De todo pero escort, no.

A ver, pibe: curtimos un par de veces hace dos años, cuando eras casado igual que ahora y yo no tenía novio. Te fuiste a vivir a Londres. Me puse de novia. Viniste algunas veces de visita y nunca acepté tu propuesta de vernos. Ahora que estás cerca de repatriarte me llamás. Me invitás a tomar un café. Te digo de almorzar. Me decís que no. Me decís de cenar. Te digo que no. No doy mensajes equívocos: digo que no quiero cenar con vos. Que da para un almuerzo. Insistís. ¿Una cena? No. Almuerzo el miércoles o nada. Silencio. Y este mensaje de texto, un lunes a la medianoche: call me if you change your mind. I've such a beautiful suite. No entendiste nada, pibe. No me interesas, ¿qué te hace pensar que quiero acostarme con vos después de dos años de no verte y de no-querer-verte? Y después, como si eso no alcanzara para que te mande a la m$%&&%%&&//, un mail que dice: quedan cenizas? Sí, quedan cenizas esparcidas en el mar de lo que no fue y jamás será. Come on. Don't you see? I wont call you because i wont change my mind. I've such a beautiful...

C:\Mis documentos\Perla\Guinness.doc

Fin de carrera: 240 días.

lunes, 8 de junio de 2009

Intimidad

Te cuento un secreto? Somos broches, no se lo digas a nadie.

De Justine

Sólo tres cosas se pueden hacer con una mujer: quererla, sufrir o hacer literatura.

sábado, 6 de junio de 2009

-viste que se mudó?
-viste qué lindo le queda el nuevo corte de pelo
-Es que a ella no le gusta el jamón
-ahora está dormida nada más
-sí, está un poco ansiosa

Detesto que hablen de mí, delante de mí, como si no estuviera presente.

viernes, 5 de junio de 2009

Lectura en el hotel

Mis amigas me preguntan qué deberían leer. Y yo no soy muy buena recomendando ni recordando: rara vez le pego al autor y al título. Tiro nombres, editoriales, fruta. Mejor pasen por este hotel y anoten las sugerencias de un entendido.

miércoles, 3 de junio de 2009

Próxima hamacada: jueves 19 hs.

martes, 2 de junio de 2009

Chochota

Se llamaba Ester pero le decían chochota. Jimena no sabe muy bien por qué. Alguna vez escuchó que cuando era joven tenía los ojos rasgados y el pelo negro y largo, con trenzas, y que por eso le decían la china. Supone que con el tiempo se fue degenerando –china, chinita, chinota- hasta convertirse en lo que quedó. Chochota no sólo es la más callada de sus tres tías abuelas, sino también la más gorda. Gorda de lástima. Es que a ella siempre le daba lástima que sobrara comida: uy este huevito relleno, ¿cómo vamos a tirarlo?, ¿y este matambrito? no puede ir a la basura. Y así, de pura lástima, comía, comía y comía. Su apellido era Goncalvez pero Jimena no supo esto hasta el día en que murió Chochota. Durante más de diez años les hizo creer que su apellido era Howard y que su padre había sido pirata. Aunque esto último era verdad. A Chochota le gustaba mucho sentarse con Jimena y su hermano en el living de su casa de la calle Yapeyú a contarles, una y otra vez, la misma historia: que su padre había sido pirata de un barco inglés (an english ship, decía, acentuando la p) y que decidió retirarse y venir a la Argentina cuando conoció a su madre, en España, a fines de la gran guerra. A pesar de que era muy expresiva para hablar –cada dos palabras estrenaba un gesto que casi siempre incluía un movimiento de manos exagerado, y levantaba las cejas hasta desfigurarse cuando se disgustaba por algo- en contadas ocasiones dejaba entrever su gran sentido d el humor. Según la mamá de Jimena, había tenido algunos novios durante su adolescencia pero a todos los había terminado espantando con alguna grosería o un capricho infantil. No era nada fácil lidiar con ella. Se quejaba por todo: el clima, el volumen del televisor, los vecinos, la comida, la cola del banco, el tamaño de las letras del shampoo. Cuando la llevaban al médico, por ejemplo, durante el trayecto de su casa al consultorio se quejaba de un dolor que parecía ser mortal y cuando llegaba su turno, entraba airosa y decía que estaba ahí para hacerse un control de rutina. Jimena pensaba que era una vieja malhumorada y resentida. Y tenía razón: hacía padecer al mundo entero su soltería.

Hasta los nueve años Jimena no compartió con ella más de dos o tres cumpleaños (las veces que lograron convencerla de celebrar juntas arruinó la reunión fingiendo un dolor fuerte en el pecho o una indigestión). Después empezó a verla todos los días. Iba a buscarlos al colegio, a su hermano y a ella y los cuidaba por la tarde. Tenía devoción por su hermano, el único varón de la familia. Se le notaba mucho. Preparaba sus platos favoritos, lo dejaba mirar televisión después de almorzar y todos los días le daba plata para comprar figuritas. Hasta lo dejaba eructar en la mesa y, de vez en cuando, ella se divertía compitiendo con él. El trato con Jimena, en cambio, era apenas amable. La obligaba a hacer la tarea y a tejer y nunca la dejaba bailar en su living porque decía que se le rayaba el parquet con sus zapatituchas de punta. Jimena se aburría y las tardes se le hacían interminables pero no se animaba a contradecirla porque le daba mucho miedo hacerla enojar. La más mínima provocación podía desatar en ella un ataque de ira espeluznante. Al principio Jimena creía que su antipatía con ella era una manera de reivindicar su protagonismo (ese que perdió el día que en que nació, el mismo en que Chochota celebraba sus sesenta años), pero después llegó a la conclusión de que en realidad su hermano le caía mejor porque siempre le decía piropos. Y a una mujer solterona y mayor como ella, un piropo es capaz de alegrarle el día, la semana, el mes, la vida. De muchas maneras Jimena intentó ganarse su afecto. Le dedicó tarjetas españolas hechas por ella, la eligió como madrina de confirmación y una vez hasta llegó a ofrecerle de acompañarla al centro de jubilados del barrio para ver si conocía algún abuelo. Pero nada funcionó. Sus tarjetas no estaba colgadas en la heladera ni debajo del vidrio de su mesa de luz, rechazó sin el menor signo de remordimiento su propuesta, alegando que ella ya tenía un ahijado (que, por supuesto, era su hermano) y que ya estaba grande para andar correteando abuelos. Lo dijo así: correteando abuelos. Un día le escuchó decir a Jimena que cuando fuera grande no quería ser gorda y quedarse soltera como la tía chochota. Ese fue el día en que todo empeoró y también, la última vez que estuvo en su casa. Dijo que ya no podía cuidarlos y que prefería morirse antes de aguantar a una chiquilina maleducada. Después de eso, la familia de Jimena se molestó mucho con ella porque malhumorada o no, lo cierto es que la tía se ocupaba de ellos. Jimena trató de explicar que no había sido a propósito, que no había querido lastimarla y que, en definitiva, lo que había dicho era verdad: le daba miedo convertirse en la tía Chochota, contagiarse de su desgracia como una maldición. Quiso decir eso pero terminó diciendo que era una vieja de mierda que no se merecía que todos se preocuparan tanto por ella. Eso le costó algunos gritos y unas cuántas semanas de penitencia. Se prometió vengarse algún día.

Durante casi siete años Jimena no vio a la tía chochota ni supo nada de ella. No atendía el teléfono ni la puerta y ni siquiera aparecía para navidad. Se enteraron que estaba enferma porque llamaron de la obra social para avisarles que estaba internada y que debían trasladarla a un hogar porque ya no podía vivir sola ni moverse por sus propios medios. Un problema en la cadera y Alzeihmer. Eso tenía.

Jimena no dudó en acompañar a su madre al hogar. Durante el viaje permaneció en silencio pero no tanto porque estaba hablando con ella misma, pensando un plan y desechándolo, otro plan que tampoco servía, hasta que finalmente surgió uno que la convenció. Su madre le pidió que fuera cuidadosa con la tía y ella asintió con un gesto que dio la impresión que estaba preocupada por su estado de salud.

Cuando la vieron les costó reconocer a la tía (había dejado de ser gorda, estaba algo pálida y se sostenía con la ayuda de un andador que acababa de presentar como “su auto”). Ella no los reconoció y eso se le notaba en su mirada. Naturalmente, el primero en saludarla fue su hermano a quien, antes de darle un beso, le preguntó quién era, con una voz apenas audible que mezclaba extrañeza y algo de disgusto. Jimena estaba desconcertada. Si Chochota no sabía quién era su hermano mal podía acordarse de ella. Siguió su mamá y, por último le tocó el turno a ella.
-Hola tía, qué alegría volver a verla –dijo Jimena con una sonrisa falsa.
-¿Tía? ¿Vos sos mi sobrina? No puede ser. Hubiese recordado tener una sobrina tan linda como vos.
No supo qué responder. Le resultaba extraño verla hablar sin hacer ningún gesto, sin parecer exagerada. Pero más extraño era escucharla decir algo bueno sobre ella. Pensó que la tía se estaba burlando de ellos. Intentó provocarla:
-Pero ¿cómo? chochota ¿No se acuerda de mí? Soy Jimena, la hermana de Damián, su sobrino favorito. Cumplo años el mismo día que usted. No puede no recordarme.
-No sé quién sos ni de qué Damián me estás hablando.

Hubo un silencio que duró unos minutos y se rompió cuando en el afán de despabilarla, Damián arriesgó algunas preguntas cargadas de complicidad, referidas a anécdotas y gustos personales de la tía. Surgió un nuevo silencio que esta vez se extendió más y evidenció a una Chochota incapaz de dar señales de lucidez. Los buscaba con la mirada y cuando conseguía fijarla en alguno, giraba la cabeza y miraba para otro lado como si estuviera buscando a otra persona. Al rato volvió a preguntarles quiénes eran, y reiteradas veces por un tal Antonio, el médico del hogar. Se ve que ahora sí tenía ganas de andar correteando viejitos. Jimena se ofreció para ir a buscarlo. Estaba segura de que eso lo había entendido porque cuando terminó de decirlo la tía esbozó una tímida sonrisa. Jimena caminó hasta la cocina y ahí se detuvo. Observaba con atención el piso de madera del patio cubierto donde todas las tardes los abuelos tomaban el te, la cartelera de los cumpleaños, el cementerio de pastilleros sobre la mesada. Pensaba cómo actuar. Estudiaba la zona. Intentaba reconocer el personal y su recorrido. Calculó distancias. Identificó posibles vías de escape. Buscó una toma de electricidad. Salió de la cocina y regresó caminando hacia la entrada, sola, sin Antonio. La tía le creyó cuando ella dijo que no logró ubicarlo pero que no iba a tardar en hacerlo. Antes de irse, Jimena y su familia le prometieron a la tía Chochota que iban a volver pronto. Ella dijo: chau, si la veo a Nelly le digo que vinieron a visitarla.

Desde esa tarde, es decir desde la última vez que Jimena vió a su tía, hasta hoy pasaron tres meses. Ni bien entra al hogar reconoce el rostro de la enfermera que la recibe. Dice que su tía está en la habitación. Le pide que la anuncie y que por favor la traiga al patio porque tiene una sorpresa para darle. Allí hay un montón de abuelos y abuelas que se acercan a saludarla, confundiéndola con otra persona, y luego se van ubicando en las mesas, que ya están servidas para el te. La espera la pone nerviosa. Pero no es ese, en realidad, el motivo de su estado: hay más gente de la que había calculado aquella vez y no está muy segura de poder hacerlo. Pero sabe, también, que no puede echarse para atrás: tiene que cumplir con lo que se había propuesto. Aprovecha esos minutos para vestirse y prepararse. Repasa el plan. Ensaya mentalmente los movimientos. Pide que apaguen algunas luces. De repente, la ve venir: más flaca y más chiquitita. Desmejorada. Supo en ese instante que se había vuelto inofensiva y que no era capaz de ofrecer ninguna resistencia.
-Hola tía chochota
-¿Y vos quién sos?
-Vení. Sentate acá- la ubica en una de las mesas que están más cerca de la cocina, donde había encontrado el único enchufe disponible. Comienza a sonar la música y Jimena a deslizarse sobre el piso de madera. Se arquea hacia atrás. Se endereza. Relaja su cuello en forma circular. Se para sobre sus puntas. Despliega los brazos como un cisne. Gira. Se asegura de que cada giro termine frente a su tía pero no la mira. Eleva una pierna y salta. Gira una vez más. Sigue sin mirarla. Hace una contracción de torso. Se endereza una vez más. Acelera sus pasos, avanza, y luego se desliza hacia atrás formando ochos con sus pies. Se detiene cuando una de sus zapatillas de punta se traba con un tarugo que sobresale del piso. Entonces levanta la cabeza e improvisa una pose final. Los abuelos aplauden. La tía Chochota también. Cuando todavía la música sigue sonando, Jimena se acerca a su tía y le dice al oído: feliz cumpleaños.

lunes, 1 de junio de 2009

Here's your ring

Ohh, Selma

domingo, 31 de mayo de 2009

Ahora sabés que entras en un abrazo mío.
Nunca pensé que ver la tabla levantada me iba a hacer tan feliz.

sábado, 30 de mayo de 2009

All i want

oh i hate you some, i hate you some
i love you some

all i really really want our love to do
is to bring out the best in me and in you

want to write you a love letter
i want to make you feel better
i want to make you feel free

viernes, 29 de mayo de 2009

Necesito caer. Sentir la red en la espalda.

jueves, 28 de mayo de 2009

También quiero un changuito

Ya no

Ya no rezo
Ya no quiero
Ya no sueño
Ya no siento
Ya no espero
Ya no pienso
Ya no tengo miedo
Ya no deseo
Ya no confío

Ya no estoy
Ya no extraño
Ya no doy
Ya no sé

martes, 26 de mayo de 2009

Entre otras cosas

Yo no decido quererte, no decido confiar en vos y no decido que me gustes.
Pero te quiero, me gustás y no confío en vos.

lunes, 25 de mayo de 2009

Cosas que quiero para mi cumpleaños

Un disco de Joni Mitchell
Un DVD de Doors
Un libro de cocina (nada de Narda o Martiniano. La gran Blanca Cotta o Doña Petroña C. de Gandulfo)
Una cena en la cama
Un sombrero
Guirnaldas y globos
Una cafetera express

sábado, 23 de mayo de 2009

Aseveración máxima

Soy MUY pero MUY pero MUY

PE
LO
TU
DA.

jueves, 21 de mayo de 2009

No traiciona.

Te dije que no pero vos sabes que es un sí. Vos lo sabes, vamos, lo sabes porque sabes escribir pero sobre todo porque sabes leer entre líneas y yo te mandé un mensaje de texto diciendo que no pero, vamos, es un sí. Yo entiendo que vos quieras ser prudente y no hablar de mi pareja pero sabé que yo también leo subtítulos y lo que me estás diciendo no es no quiero hablar de tu pareja sino no necesito tirarle tierra a tu novio para levantarte. Y lamento decirte que estás equivocado, que no me vas a levantar a menos que caves una fosa, entierres a mi novio y descargues un container de tierra encima de él. No tenes chance, pibe. Te sobrará ingenio, sí, pero te hacen falta cereales, noches, panza y algo de calvicie. Sabiduría. Experiencia. Años. Y haceme caso: toma este no como un aviso, una advertencia, una lavada de manos. No como una amenaza. Más bien, tomalo como una arrogancia de alguien que quiere gustarte pero que no quiere gustar de vos. Así, como un histeriqueo unilateral. Porque, vamos, lo sabes.

Give me a Kiss, baby.

No soy un nenito

Jueves. Nueve y media de la mañana. Libertador y Olleros. Auto. A veinte metros veo a un discapacitado, con muletas, que se acerca a las ventanillas de otros autos. Algunos conductores sacan la mano con un puñado de monedas, otros levantan el vidrio. Cuando me toca a mí, le doy dos pesos. Me dice: gracias, pibe. Sonrío. Y después: ah, perdón. Pensé que eras un muchacho, como tenes el pelo corto.

Un atrapasueños, un corpóreo, algo.

No quiero tener más pesadillas. Quiero dormir con mi novio.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Tomar champaña juntos no es comulgar.

martes, 19 de mayo de 2009

Santi asumo que es tu novio, el dueño de la casa que me atendés cuando te llamo temprano a la mañana, no?

Celebrate good times?

Hoy estoy en esos días en los que no quiero festejar mi cumpleaños. A mí me gustan los globos, la reunión con amigos, la torta con muñequitos y grana. Los regalos. Las fiestas sorpresa (aunque nunca haya hecho ni me hayan hecho alguna) Sentirme importante, para algunos, por un día. Pero hoy, por ejemplo, no tengo ganas, por tres motivos. Primero: en mi casa no tengo vajilla ni lugar para más de 8 personas, y porque, además, vivo en un primer piso por escalera y mi abuela ya no está para subir escalones. La abuela no es prescindible. Es que a mí me gusta celebrar con todos mezclados y al mismo tiempo: familiares, amigos, novio, ex novios, amigos de novio y de ex novios, vecinos, conocidos, compañeras del taller, de danza, de la facu. No me va el doble festejo: familiares por un lado, amigos por el otro. La opción del bar, descartada. Segundo: hace un rato que estoy tratando de responderme esta pregunta: qué se celebra? el año que pasó o el que viene? si se celebra el que se pasó, digamos que no fue el año más llevadero del mundo, más que feliz diría que estoy cansada. Caso contrario, me parece inapropiado celebrar un año de antemano, sin saber cómo va a ser, ni cómo lo voy a terminar. Nadie celebra un ascenso, ni un nacimiento, ni un aniversario por adelantado. Tercero: autoagasajarse es casi como autopiropearse. Es (como diría Abe) autoembellecerse. Tercero: es un pelotazo para mis amigos que tienen que viajar, gastar plata en un regalo, para mi madre que le toca hacer la torta, para mi hermana que siempre me regala zapatos y nunca se acuerda cuánto calzo. No sé. Pienso eso. Además va a hacer frío y me va a dar fiaca arreglarme porque no tengo nada para estrenar y después de todo va a ser un viernes más.
A mí, tachame la doble.

lunes, 18 de mayo de 2009

El día que tu novio te regala el mismo libro que estás leyendo, se termina todo.

domingo, 17 de mayo de 2009

Domingo de Cupcakes

sábado, 16 de mayo de 2009

Botas de Cowboy.

Hay que tener botas de Cowboy.

Too late

-Pero si hace dos años nos queríamos
-si?
-Nos queríamos.
-Bueno, vos lo dijiste bien: nos queríamos. Ya no.
-Dale, chancho
-No tenes chance. Lo único que me falta es un separado deprimido en mi casa.
-Pero si yo no estoy deprimido
-...
-Dale
-No
-Por qué no?
-No tenes chance.
-Dale
-Too late.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Corresponde que me llames vos. No sé. Fijate.
Sólo sé inundar las plantas, ahogarme en mi propia maceta.
Who cares?
Digamos que estoy harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta harta
No la estoy pasando tan bien.

lunes, 11 de mayo de 2009

Un intervalo. El cariño después del amor. La antesala de. Testigo. Espectadora. Actriz de reparto. Acompañante sentimental. Vidente calificada. Fuente de buena suerte. Partícipe innecesaria de tus sueños. Un poco eso.

jueves, 7 de mayo de 2009

Complejo de buena

Lo peor no es que te dejen. Lo peor es que te dejen por buena. Sos tan buena, tan virtuosa y tan perfecta, que te dejo (a lo que respondería: cobarde) No me merezco todo lo que me das (cobarde). Tu cariño, tu apoyo, tu paciencia, tu compañía. Es demasiado para mí (cobarde) Soy incapaz de retribuírtelo (dale, ahora decime que sos discapacitado sentimental así me río). Alguna vez me dijeron algo parecido. Y me dejaron, claro. Y fue muchísimo peor que aquella (otra) vez que me dejaron porque ya no me querían como en un principio. Aunque suene más cruel, prefiero escuchar cosas así. Y que me dejen por mentirosa, por mezquina, por infiel, por mala novia, por dejar pelos en la bañera y tener menos sex appeal que la hermana Bernarda. Pero por buena no.

martes, 5 de mayo de 2009

Paradero se busca

Quiero denunciar la pérdida de mi líbido. Fue vista por última vez hace dos semanas, en el barrio de Belgrano. Vestía culotte con volados naranja. Cualquier dato que puedan aportar favor remitirlo a quierorecuperarmilibido@perla.com Ofrezco recompensa. Desde ya, muchas gracias.

A años caracol

Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol. Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuándo se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el tumbo que lo llevara a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita pare llevarle mi mensaje simpático; entretanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.
Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga, pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga pare el subir y bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una fábrica de fideos. Pero más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado por guardianes enfurecidos a quienes he tenido que decir las peores mentiras puesto que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que Margarita, sentada en su sillón de terciopelo tosa, me espera del otro lado de la ciudad. Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya tendríamos nietos; pero cuando se ama largo y dulcemente, cuando se quiere llegar al termino de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuáles son las ventajas y cuáles los inconvenientes de estas opciones.
Lucas, sus largas marchas.
Julio Cortázar
Meredith: I'm not ready right now. But things can stay the way they are, and I can get ready. I'll get ready.
Derek: Things can't stay the way they are. We can still meet in the elevator, the on-call room... and maybe you'll get ready. And I'll wait. I'll wait until you're ready.
Meredith: Okay, then...
Derek: Yeah, but what if, what if while I'm waiting, I meet someone who is ready to give me what I want from you?
Meredith: What if you do?
Derek: I don't know...

lunes, 4 de mayo de 2009

Adaptación

En algún punto es como el jardín: primero unas horas, después medio día y recién ahí, si todo va bien, doble turno.

La conciliación post periodo de libre albedrío puede llegar a ser un tema. Dije puede llegar a ser.

Bajar la expectativa es un buen consejo.

El reencuentro no debería servir para nada más que para alegrarnos.

Lo mejor: dejar de sumar y restar cinco todo el puto día.

Hay que ponerle nafta al carro. Eso.

No podemos ser los mismos.

jueves, 30 de abril de 2009

Gracias, Sean.

Ahora que te divorciaste ya podemos legalizar lo nuestro.

Perla en la oscuridad

Me descubro caminando desnuda y a oscuras por la casa.

miércoles, 29 de abril de 2009

Un árbol. Una roca. Una nube.

lunes, 27 de abril de 2009

A veces lo único que quiero es enfermarme.

domingo, 26 de abril de 2009

Interrogantes de domingo

¿Qué es el compromiso? ¿Cómo se define? ¿Es el compromiso lo que determina o extermina una pareja? Porque supuestamente la gente que se casa asume el compromiso del amor eterno (hasta que la muerte los separe) y de fidelidad absoluta. Pero: ¿es el amor y la fidelidad un compromiso? ¿Deberia ser asi? Lo dudo. Amar no puede ser un compromiso. No es algo que se pacta ni se puede imponer por un plazo (in) determinado. Es más: creo que el compromiso hace que el amor se vuelva mecánico. Lo mismo sucede con la fidelidad. Si uno se priva de ser infiel unicamente por compromiso pues no tiene ningún sentido ser fiel. Ningún sentido. Si es así, no quiero que nadie tenga compromisos conmigo. Que me quiera hasta cuando quiera y que me sea fiel porque no tenga necesidad de no serlo. En cambio, si es una elección, si la fidelidad es producto de una ponderación de intereses, de una convicción, y de las ganas de serlo, entonces puede ser.

na de na

Lista de las cosas que molan y no molan, según él y yo:

Las que NO:

Pasarlo fatal
echar de menos
la mentira
la verdad
Quedarse sin shampoo y manotear un sachet Biferdil de algún telo visitado en 1991, abrirlo, volcarlo en tu cabeza y darte cuenta de que es acondicionador.
llorar en sitios públicos
ser extremadamente sensible
No haber visto Lost y que todos te hablen de la serie.
Que te roben el wi fi
Las dicotomías

Y las que sí:
Llevar la contraria
Embriagarse
Embriagarse de sexo
Hablar en el mismo idioma
Mirar a los ojos sin temor al rechazo.
Robarse el wi fi

viernes, 24 de abril de 2009

música + literatura

Viernes 24/4, 21 hs: Martín Buscaglia en La Vaca Profana.
Sábado 25/5, 17 hs: Feria del Libro. Abelardo Castillo presenta "Los Recobrados de la literatura argentina"


Más información en: http://www.vacaprofana.com.ar/
http://www.el-libro.org.ar/internacional/programa/dia.asp?x=25


No digan que no avisé.

jueves, 23 de abril de 2009

No existe

El arrepentimiento súbito.
Mandá un mensaje a vot espacio No te creo al * 2020

A veces pasa

Nos queríamos decir hasta siempre y nos dijimos hasta nunca.

miércoles, 22 de abril de 2009

Los Paquis del locutorio del Hospital Clínic, en Barcelona, son los mismos que escriben los textos del gmail: "antes de llamar fíjate si tienes dinero. Si tu no tienes dinero, tu no puedes llamar"

Qué buscan? Qué hacen acá? Qué están esperando de mi?
Quieren saber si me llamo Perla o si mi nombre es una mentira, un invento, un seudónimo que me autoinventé?
Ah sí? Y qué importa si Pola se llama Pola? Todos sabemos que Pola no se llama Pola un carajo. Así que yo me llamo Perla. P-e-r-l-a
Sos molesto como el hipo.
Estamos rodeados, dijo. Otra pareja amiga a punto de ser padres.
Y se fue.

lunes, 20 de abril de 2009

Entre las sábanas

-Yo quiero tachas y mamaderas.
-Démosle tiempo al deseo, a que se acomode.
Risas.
Remata con: cuando el carro anda los melones se acomodan.

-Pero ¿cuáles son las ventajas de ser padres? Para mí uno termina resignando todas sus libertades. Es como dice Bizzio: cuando tenes hijos dejás de hacer cosas por miedo a que te pase algo y que eso pueda perjudicarlos.
-Bueno, no es tan así. Algunas, puede ser, pero no todas. Además podes educarlos, enseñarles cosas, transmitir valores.
-¡Yo le enseño a gente adulta y me pagan por eso!

De nuevo yo: también pensá que pueden ser una potencial fuente de orgullo.
-Sí, si te salen bien. Si te salen mal, son una fuente de vergüenza pública.

-Hay downs en tu familia?
Dije que no con la cabeza y me reí.

-En dos años?
-En dos años.

Antes de quedarme dormida creo haber balbuceado: ahora me convenciste vos a mí de no ser madre.

viernes, 17 de abril de 2009

Al blanco

-Qué vas a hacer ahora?
-Me voy a tirar un rato.

A los cinco minutos me escucho diciéndole a una amiga: no, hoy no nos vemos, me dijo que se iba al Tiro. ¿Tan chico y va al tiro federal? ¿No te parece extraño?

miércoles, 15 de abril de 2009

El que no busca, encuentra.

lunes, 13 de abril de 2009

No me da igual que te sea indiferente

No fue bueno nuestro sexo ¿sabés? pero igual quiero acostarme con vos. A decir verdad, tampoco fueron tan buenas nuestras charlas, ni tan divertidas, ni tan profundas, pero igual quiero que me hables. Me molesta un poco que me llames tantas veces pero igual quiero ver tu nombre en el visor de mi celular antes de dormir. No podría negar que algunas veces me aburren tus idas y venidas, tus inseguridades, tu complejo de segundón. Pero igual, aunque vayas y vengas, quiero que me busques. También, que me ignores. Quiero verte en la barra de cada boliche al que vaya para recordarte que no soy tuya, que vos sí sos mío, y que el trago que estás comprando es para mí. Así, sin gracia, sin nada para aportarme, sin más futuro que este presente turbio y compartido, te quiero. Jugador de torneo intercountry que le pide a la madre que le lave las camisetas de los compañeros un sábado por mes: te quiero. Arisco, imperturbable. Igual te quiero. Y sí: es cierto que con vos todo se termina donde termina el sommier pero no te sorprendas si te digo que cuando no te veo mi día carece de todo sentido.

Tips de levante

Si querés levantarme a mí, escribime algo lindo y sin errores de ortografía.
Si querés levantártelo a él, hacele un kilo de milanesas y un par de huevos fritos.

miércoles, 8 de abril de 2009

Llamas

Hay una carta sobre la mesa de la cocina que dice estoy con una amiga y en un altillo decorado con nada que llame la atención, dos personas besándose, primero contra la puerta que acaban de trabar, después en un sillón donde queda enterrada alguna remera, alguna media, y ahora están en una cama de una plaza y media, con un póster de un club de fútbol brasilero pegado en la cabecera. Dejan de besarse unos segundos para tomar un poco de Gatorade que acaban de sacar del mini bar, que ahora se convierte en el único elemento memorable del altillo. Se escucha que él le pregunta a ella si la está pasando bien y ella probablemente crea que no, que no la está pasando nada bien, que es el peor placebo que alguna vez haya tomado, pero dice que sí con la cabeza y sonríe, y antes de desvestirse del todo, duda, porque hay mucha luz y apura el trámite sacándose la camisa de un tirón, desperdiciando toda la sensualidad que el gesto amerita, y la apoya sobre el velador, y ahora sí, la desnudez, el no retorno, la verdad, la luz tenue y transpiran, y siguen, y no se quejan por el calor, no se quejan, pero ahora sí porque hay humo y les congestiona los ojos pero no paran, se quejan y siguen, sofocados, hasta que las llamas lo consume todo.

Idem

Me dijo: te amo en silencio. Y se fue. Ni siquiera llegó a escuchar mi yo también.

martes, 7 de abril de 2009

Little dreams

Miro los mails mientras duermo. No estoy soñando que miro los mails mientras duermo: lo hago. Estoy soñando, sí, pero con él. Esta vez no es una pesadilla. No está debajo de ninguna compañera. Está esperándome en la puerta de mi casa. Me abraza cuando me ve. Me habla. Escucho su voz y reconozco una nueva tonada. Suena el teléfono. Atiendo y es él.

lunes, 6 de abril de 2009

Antojos

El otoño me da ganas de escuchar a Morrisey y a Edmundo Rivero, y de comer tortas fritas.

viernes, 3 de abril de 2009

Rehab

Vení, sentate acá.
Sí, gracias, es linda mi casa, me acabo de mudar.
La cola bien contra el respaldo.
Dejame que te ayude a apoyar la pierna en esta silla.
Cuidado. Despacio.
Estás cómodo así?
Bien
Ahora cerrá los ojos, no te preocupes que a mí la bota no me molesta para nada, si tenes calor avisame, te traigo algo sin alcohol para que no te caiga mal por los antiinflamatorios, tengo té verde de jazmín que compré ayer en China Town. Olvidate de la foto que acabás de ver arriba del hogar, relajate y avisame si peso mucho.

Un trámite

Ir al centro, a las seis de la tarde, el día que velan a Alfonsín en el Congreso, a hacer un trámite para tu novio, es un acto de amor.
Volver al centro, un viernes, a las ocho y media de la manaña, a hacer un trámite para tu novio por segunda vez porque el día que intentaste hacerlo velaban a Alfonsín en el Congreso y no sólo pagaste cuarenta y dos pesos de taxi sino que nunca llegaste porque te cerró el lugar; confundirte Pueyrredón con Callao, pasarte y retomar, dar vueltas buscando un estacionamiento, encontrar uno a diez cuadras, pagar seis pesos por quince minutos, es un acto de amor, desmesurado y casi estúpido.

miércoles, 1 de abril de 2009

El regreso de los casados vivos

-En junio viajo a Buenos Aires. Vas a estar?
-Sí, voy a estar. Así, a secas te lo digo. Sin Dios mediante y esas estupideces que dicen algunos.
Pensé que eran flancitos.

domingo, 29 de marzo de 2009

Motivos para no estar conmigo

Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.
Quiero ser madre antes de los treinta.

viernes, 27 de marzo de 2009

Borrador 1

La última vez que nos vimos fue en aquel hotel cinco estrellas que si no perteneciera a la tan reconocida cadena internacional podríamos confundirlo con el Bauen. Primero dije que no pero después subí. Y ahí, en tu habitación, pasó lo que no pasó.
Anoche soñé que vos estabas de visita en Buenos Aires y que arreglábamos para ir juntos al cine. Cuando llegó la hora de salir de casa para encontrarme con vos (que estabas abajo, esperándome, con tu pelo más gris que nunca, una camisa blanca, y un pañuelo en el cuello), me di cuenta de que había ladrones en mi casa. Yo te miraba por la ventana y me angustiaba por no poder avisarte lo que estaba sucediendo. Me desperté sin saber cómo había terminado todo. Sé que a vos te gustaría leer empezado.
Googleé el significado de robo + sueños y vaticina la pérdida de un buen amigo, pero desconfío. Nosotros nunca fuimos tan amigos ni tan buenos. Siempre quisimos (sí, yo también quise) ser algo más y nunca coincidimos.

Tenes un parecido con Winona Ryder ¿alguna vez te lo dijeron?

Gracias, señor. No recuerdo si alguna vez me lo dijeron (creo que me confundieron más veces con Sofía Gala que con Winona) pero que me lo diga usted, sentado en el mismo sillón que yo, me alegra el día, la semana, el mes, la vida.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Estoy nerviosa

Hoy tengo una cita. Visto camisa de broderie blanca, jean chupín azul, sandalias azul eléctrico y cartera de cuero fucsia. Gafas negras.

lunes, 23 de marzo de 2009

Dislexia de un lunes malhumorado

-Tengo mesa y cortinas pero casi me quedo sin padre.
-Estoy en pleno proceso de ablande de almohadas. Ver que una está mas amoldada que la otra me genera pena por mí misma.
-Mañana voy a ir a china town con Clau en búsqueda de una bateria tita baratita. Ya saben, de las de cocina. No tengo talento para lo musical.
-Marca registrada: no es "se me va la olla", es "se me va el wok"
-Mejor, olvidemos el London Gate. Clap, clap, clap.
-Estoy a punto de inaugurar una nueva etiqueta que se llame "todo lo que no te digo" o mejor, podría ser, "los mails que no te mando". El descarte, la papelera de reciclaje bloggera. Ya sé: el panteón de los mails no enviados.

-Habemus Home Theatre

-De casamientos:
Si fuera hombre, nunca invitaría a salir a una chica que baila descalza.
Ahora soy mujer y digo que no saldría con un señor que vista camisa negra.
Basta de videos con las fotos de los recién casados cuando tenían cuatro años y los mocos colgando. Tampoco quiero ver las de Bariloche, las típicas de playa, las madres con permanente y los hermanos con botamanga. No, no y no. Voy a un casamiento, no a un cine. No quiero ver algo que no elijo.

-Mi vecina, la que tiene carraspera las 24 horas del día, se llama Patricia, y su hija, Belén. El viernes pidió un remis a las 23 hs para ir hasta Costa Salguero.
-No voy a chinos que no son débito friendly.
-No estoy segura de que sea con
él
-Chantilly es lo más! Hacen masitas con salsa de frutos rojos mmmmmmmmmmmmmmmm
-Necesito comprarme un cenicero
-No se puede ser feliz a las seis de la mañana.
-Hoy, post danza, sale berenjenas con puré.

viernes, 20 de marzo de 2009

Agustín

De ese año, del 98, sólo recuerdo un día. Hago el intento, busco -para contextualizar- títulos de canciones, películas, ropa de moda, y no encuentro. Nada. Soy incapaz de arriesgar qué materias aprobé y cuáles me llevé a diciembre. Qué libro estaba leyendo, si se usaba el cuadrillé o si todavía era la época de los vestidos de jeans y bucaneras. Tampoco sé a qué le tenía miedo. Ahora que lo escribo me doy cuenta de que hubiese querido recordar todo el año y olvidar (para siempre) ése día, aunque después, más adelante, me contradiga. Recuerdo que era viernes porque a la noche daban Rompeportones, y fin de semana largo, porque el 25 de mayo caía sábado. También que fue, ése, el único día de sol de aquel mes.

La directora y él interrumpieron la clase de geografía (en plena explicación sobre el movimiento de las placas tectónicas) para decir que necesitaban una alumna que haga de cocinera. El acto lo estaba organizando segundo año (yo estaba en tercero) pero la chica que se había postulado para ese papel estaba enferma.

El gimnasio de la escuela estaba desmantelado. Era desconcertante verlo así: no había red y los aros de básquet estaban amontonados en la puerta del baño. En el centro, unos bancos dispuestos en forma de cruz, con bandejas de empanadas y pastelitos. El olor a frito se sentía desde el patio.

Parece que va a haber degustación además de primera junta, pensé. El ensayo era casi tan serio como la cara de nuestro rector: sobre el escenario, sentados alrededor de una mesa vestida con un mantel rojo de una tela que encandilaba de tan brillosa que era, estaban los cinco: Saavedra, Paso, Moreno, Belgrano y Castelli. Me costó identificarlo a Agustín: tenía patillas (parecían reales a pesar de ser maquillaje), saco negro y pañuelo blanco en el cuello. Pero no era el único con ese atuendo: todos parecían ser la misma persona. Lo reconocí cuando me sonrió: sus hoyuelos, sus paletas apenas distanciadas; la picardía hecha sonrisa.

Se acercaba la hora del acto y los cursos de iban ubicando por fila, según los años, frente al escenario. Los próceres repasaban la letra en bambalinas. No era mi caso porque mi papel era mudo. Sólo tenía que repartir pastelitos cuando todos firmaran. Agustín me daba charla. Me hacía reír. Me arrinconaba. Me preguntaba cuándo iba a salir con él. Le prometí que muy pronto. Y ahí mismo hicimos una apuesta: yo me haría de Racing el día que nos diéramos un beso. Dije que sí porque sabía que eso no iba a suceder. Supe que él era Castelli al final del acto.

Hacía frío y había sol. A la salida estábamos todos en el kiosco de al lado del colegio. Ese era el lugar de encuentro de cada mediodía. Los chicos se escondían abajo del puente peatonal a fumar y las chicas aprovechaban para enrollarse la pollera del uniforme. Ahí estábamos Agustín y yo. El todavía con rastros de maquillaje y yo con olor a frito en las manos. Me preguntó para qué lado iba. Le dije para Haedo. Y él: para Ramos. Entonces, chau, Perla, hasta el lunes. Las despedidas con Agustín eran lindas. Porque él te estampaba la boca en el cachete y el beso hacía ruido a beso, jamás lo escuché hacer una onomatopeya. Nunca dio un falso beso. Nunca un cachete con cachete. Sus besos eran decididos, húmedos, cariñosos. Quisiera escribir que a mí me daba esos besos en exclusiva pero no es cierto. Igual, ahora lo sé, la vez que me corrió la cara y me dio un beso en la boca, fue diferente. O a mí me gusta pensar que conmigo, esa vez, fue diferente.

Le decían bicho canasto porque cuando nació era peludo y negrito pero yo no me enteré de eso hasta el día siguiente. Era sábado y llovía. Me despertó el teléfono y después mi mamá diciéndome esto: Agustín tuvo un accidente y se murió. Fue el 22 de mayo de 1998. Tampoco sabía que quería ser jugador de fútbol y que por eso entrenaba en Ferro, ni que su familia sabía de mi existencia. Me sorprendió escuchar a Teresita, su madre, cuando preguntó en voz alta quién era Perla. Nos dimos un abrazo muy triste.

Nos juntamos todos en la puerta del colegio, que ya tenía un cartel pegado avisando lo que había sucedido. No recuerdo cómo llegamos el velatorio ni cuánto tiempo nos quedamos. Pudo haber pasado toda la tarde. Me costaba creer que Agustín estaba ahí adentro. Era difícil imaginárselo sin vida, a pesar de no estar viéndolo así: sin respirar, sin sonreír; muerto. Agustín de quince, Agustín de Racing, Agustín sin arrugas. El mismo Agustín que hacía unas horas era Castelli y me había besado.

Si alguien me preguntara si creo que hizo, en su último día, lo que más deseaba, diría que no. A veces lo extraño.

jueves, 19 de marzo de 2009

No soy la única

Mi amiga Paloma reflexiona sobre la incontinencia postmoderna:

No tengo incontinencia verbal, es más, hablo poco. Lo que sí tengo es incontinencia de mensaje de texto. Esto se agrava principalmente los viernes y los sábados por la noche. Mando mensajes desubicados. Le mando a mi novio, al que quisiera que fuera mi novio, a mi amante, a uno que me acaba de dar su teléfono. Me confundo los textos y los destinatarios, o eso te hago creer. Escribo incongruencias, mensajes indescifrables, mensajes vacíos. Al otro día siempre me arrepiento.

Una opinión calificada

Conozco a una chica que después de meditarlo mucho se animó a cortarse el pelo y hacerse un corte muy jugado, algo border. Con un flequillo muy corto y muy lineal que le daba un aire playmobilesco. Cuando llegó a la casa le preguntó, ansiosa, al marido qué le parecía. Él respondió: es interesante como concepto.

Como se imaginarán, esta chica se quedó muy enojada después de haber escuchar eso, aunque no creo que se haya quedado peor que yo cuando escuché a mi ex decirme que estaba ho-rri-ble mientras me estaban cortando cuarenta centímetros de pelo.

Afortunadamente el actual, además de ser mucho más polite y de gozar de un amplio sentido estético, sabe cómo expresarse, cómo decir que algo me queda feo sin siquiera hacerle cosquillas a mi sensibilidad.

-Gordo, cómo me queda?
Me estoy refiriendo a una flor tamaño XL que me estoy probando en la cabeza.
Él me mira detenidamente, me hace girar la cabeza como evaluando diferentes planos, piensa unos segundos, y dice: te queda, cómo decirte, como orbitando. Y sonríe.
Estoy de ese mal humor.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Si vienes o si vas

Supe que estaba todo bien la noche que bajaste a abrirme. Y cuando te apuré en la cocina y te dejaste besar. Y cuando me dijiste que no porque te gustaba en serio. Fue un 18. Y ya pasamos tres inviernos.

No sos el centro del mundo, nena.

-Tenes planes para hoy?
-No sé, por?
-Vamos a tomar algo?
-Quiénes?
-Vos y yo.
-Por qué habríamos de ir a tomar algo?
-Era una invitación. Todo bien.
-Tenes novio.
-Como quieras.
-No quiero.
-Ok.

martes, 17 de marzo de 2009

Hoy, función: El Fantasma de la Ópera

Yo puedo ser tu fantasma y vos mi ópera. Aparecer un día, tal vez hoy, para cumplirte un deseo y desaparecer. Protagonizar la misma obra. Sólo por esta noche. Salir a escena sin haber ensayado. Enredarnos en bambalinas y besarnos musicalmente, siguiendo las inflexiones de la voz de quien sea que esté cantando. Besarnos mucho, hasta sonrojar al telonero. No hacer intervalos. Besarnos con odio. Encarnar a dos personajes que se quieren pero se odian. Besarnos con fuerza, con desprecio, con asco, con amor, con culpa. Fundirnos en un sólo ser, víctima de la luz guía. Ser fantasma y opera con la conciencia de saber que esta función es pre estreno, estreno y despedida. Con el vértigo de tener que dejar todo en el escenario porque no va a haber próximas funciones. Sólo por esta noche, yo, tu fantasma; vos, mi ópera.

lunes, 16 de marzo de 2009

Chau

Esta no iba a ser una carta de despedida. Antes de comenzar a escribirla pensé mucho qué decir, probé varios tonos, ensayé frases más o menos correctas. De derecha. Amables. Un poco para evitar que me tildes de impulsiva y otro poco porque, en realidad, cuando empecé a escribir esta carta, cuando todavía no era de despedida, no sabía que lo que quería era, justamente, despedirme de vos. Ahora que lo sé, me veo en la obligación de argumentar, de decir por qué quiero dejarte. Por qué quiero alejarme, si es que puedo alejarme aún más. Estoy incómoda. No me siento bien en este lugar de defensora de mí misma. A decir verdad, no tengo muchos motivos. O sí, y lo que sucede es que tengo mala memoria. Se me ocurre hablar sobre lo importante que es, para mí, coincidir, estar en la misma sintonía, vivir en simultáneo: querer de la misma manera al mismo tiempo. Me corrijo y digo que cada uno tiene su forma de querer. Entonces: de querer al mismo tiempo. Olvidémonos de la manera. Vos a tu manera y yo a la mía. Yo, así: sofocante, ansiosa, tajante, con dolor en el pecho, con ganas y plazos. Vos, asá: de menor a mayor, de más lento a menos lento, de nada a un poco y hasta ahí. Nunca mucho. Con verbos en condicional y puntos suspensivos. Sigo incómoda. Ahora se me ocurre agradecer, porque si bien quiero decirte adiós, corresponde que agradezca lo bueno que me diste. Aunque debería decir, lo bueno que supe sacar de vos, que no es lo mismo. Vamos, vos sabes. Me las hiciste todas y yo seguí a tu lado. No sólo me fuiste infiel alevosa, descarada e impunemente sino que no lo ocultaste, hiciste todo lo posible por hacerlo evidente. Y ni siquiera pediste perdón. Teorizaste acerca de tu concepción sobre la libertad y dijiste cosas como “no es en contra tuyo, es no querer decir que no por compromiso”. Claro, es querer todo el abecedario. Es la no voluntad de elegir una letra. Quise decir eso que escribí: no es incapacidad, es no tener voluntad. Y después, para rematarla, para no quedarte con culpa, otra oportunidad. Un bis de una canción con estribillos tristes. Me probaste, una vez más, te probé, por última vez, yo. Y ahí tu conclusión menos comprometida y más cobarde: no estoy a la altura de esta relación. Muchas veces intenté convencerte de que eso no era así. Que, a pesar de todo, vos también me aportabas mucho. Hoy ya no pienso lo mismo.

Escuchas en la Perla Jaus.

20 añitos. Todavía tiene dientes de leche.
¡Pero qué dientes!

viernes, 13 de marzo de 2009

Tentame que me gusta

Me molesta supinamente no tener antojos. Tentación, volvé. En forma de galletitas, como sea.

jueves, 12 de marzo de 2009

Primeros Auxilios

Me hubiera gustado estar el día que te cortaste la mano en la oficina, llevarte a la salita, ser la enfermera que te atendió, lamerte la herida, chuparme tu sangre, recetarte 48 horas de reposo en mi cama, y llegar a casa y no sacarme el uniforme; dejarme abusar por el paciente con la nariz más perfecta que alguna vez haya visto y sorprenderme ante tanta resistencia, rogarle que vaya más despacio, que abra los ojos, que me mire y me toque lo más despacio que pueda, y sonreír al sentir que no se come las uñas, y morderle las orejas, y pestañar sobre sus pestañas tan jóvenes, tan rubias, tan ingenuas; arrodillarme hasta hacerlo perder el conocimiento y no dejarlo que se vaya, no sin mí.

Love is knowing we can be

miércoles, 11 de marzo de 2009

Miércoles

Estoy muy bien
me sacudo muy bien
hablo muy bien
discuto muy bien
Me enojo muy bien
duermo muy bien
amo muy bien
me caigo muy bien

Cantas muy bien
trabajas muy bien
cagas muy bien
robas bastante bien
Cojes muy bien
respiras muy bien
te quejas muy bien
molestas muy bien

Está todo muy bien. o todo...ya saben.

martes, 10 de marzo de 2009

Haceme upa

Tres más

Otra cosa que me gusta es que te acuerdes los nombres de mis dos perfumes, y que te adelantes para decirle al mozo que por favor sin jamón . Y que no me aburro nunca hablando con vos porque aprendo muchas cosas y después me hago la sabelotodo con mis amigas.

Naturaleza viva

Las rococó son mis flores favoritas. La rosa mosqueta también rankea.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cobarde

Redactar sms
No sé cómo hacer
Send
Redactar sms
Para no
Send.
El último mensaje, el que quedó por default en borrador, decía: mirarte.

Impresiones post mudanza

En mi nuevo hogar hay dos pozos de aire y luz. Así lo definió mi hermana arquitecta cuando hizo el plano. Uno da a Av. Libertador y otro a Av. Luis María Campos. En mi primer día aquí no logré identificar si el ruido a bondi viene de una avenida o de otra. Me inquieta un poco el tema. Hablo con mi mamá y me dice, me promete, que me voy a acostumbrar. Me recuerda la primera noche que dormí en un departamento, luego de haber vivido durante veinte años en una casa: el ruido del ascensor no me dejó dormir. Después de esa noche ¿te despertaste alguna vez por el ruido? No. No, y el ascensor siguió estando en el mismo lugar, subiendo y bajando y haciendo el mismo quilombo. ¿Ves? Te acostumbras. Me tranquilizo. Me pido tiempo. Y evalúo la posibilidad de comprarme tapones para los oídos.

Las ventanas tienen una reja que lejos de dar una sensación carcelaria, aportan toneladas de calidez. En cada una hay, colgando, una mini bola de cristal. Cumplen una función meramente decorativa pero a mí me gusta pensar que tienen poderes. En el living, un hogar que invita a contemplarlo y a hacerle compañía. También tengo plantas. Plantas heredadas que ahora dependen de mí. Tal vez, del inquilino anterior. Tal vez, del dueño. Hasta ahora conocí a un solo vecino. En rigor de verdad sólo le vi la espalda (una espalda lampiña y para nada trabajada) y escuché su voz. Duerme justo enfrente de mí y es el responsable de que haya puesto cortinas. No sé su nombre ni si vive solo o con alguien. Sí sé que no está en un buen momento con la que supongo yo es su novia porque en lo que va del domingo lo escuché discutir dos veces. La última frase antes de cortarle el teléfono fue: nena, a vos no te da la cabeza. No sé si hubo reconciliación porque tuve que ir a Easy a comprar un gancho para colgar toallas que ya se me despegó. Todo por no esperar la hora que recomienda 3M para que el adhesivo haga efecto y recién ahí, colgar algo. Por suerte viene con repuestos para ansiosos torpes como yo.

En la heladera hay dos fotos: una de Montmartre, en blanco y negro; y otra nuestra, celebrando la navidad pasada. Un imán que dice Rue Saint Andre des arts, otro de un búho (flamante regalo de mi amiga Clau que, según ella, representa la sabiduría) y ninguno de delivery. Detesto los imanes de verduras: da igual hortalizas o legumbres.

Tengo que decidir el tema cuadros: los pongo, los saco, los saco, los pongo. No me decido si quiero un ambiente más net o si seguir con el liberty (ahora rebautizado “Shabby chic”) también en las paredes.

Me di cuenta de que detesto profunda y enérgicamente las sábanas de color o estampadas. Blancas y lisas está muy bien. Algo es extraño: estrené la cama durmiendo del lado contrario al que suelo dormir cuando lo hago acompañada. Amanecí en diagonal y sin más huecos que el que formaron mis cincuenta kilos. Prefiero echarle la culpa a los resortes individuales y no a la falta de compañía.

Sorpresivamente, el diariero de la esquina (al que tenía pensado ofrecerle ser mi diariero de cabecera) está cerrado los domingos. Mi vecino sigue hablando. Pero no con su novia sino con alguna visita. Hay dos voces. Identifico un parecido a la voz de Formento. Sí, es él: mi vecino tiene la voz de Formento. Sigue el ruido a Bondi. Ahora hay bocinas. Saco la cabeza por la ventana. Miro la bola de cristal como pidiéndole una explicación. No sé de donde viene el maldito ruido. Voy al Farmacity de la esquina. Compro shampoo, dentífrico, un esmalte de uñas color coral y tapones para los oídos.

viernes, 6 de marzo de 2009

Apretados, retrodancing

-Qué vas a hacer hoy a la noche?
-Voy a bailar con mis amigas
-Muy bien. A mover un poco el cucu. ¿Adónde van? ¿a Kika?
-¿Kika? gordo, pareces Walter. Kika no se pone desde el 2001. Vamos a Shampoo.
-¿A Shampoo? ¿No es un gaterío eso?
-Era. Ahora es el nuevo Tequila.
-¡Tequila era un gaterío encubierto!
-Dale, si habrás ido...
-No fui nunca. Ni una vez. Yo era rocker. Iba a Majada Onda y a Mix.

¡Llegó el Bombimóvil!

jueves, 5 de marzo de 2009

Si me tocás, te toco.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Bring it back, bring it back

A tres, de los cuatro novios que tuve, les dije que eran el amor de mi vida. A los cuatro los escuché decir lo mismo de mí. Creo que ninguno sabía muy bien lo que estaba diciendo. No digo que no haya sido genuino, pero sí imprudente. Tan sobreprometedor. ¿Acaso reconocerse como un amor más entre muchos amores en la vida de una persona no tiene el mismo valor? No me parece mal ni menos profundo asumir eso: que uno se enamora y ama más de una vez. Deberíamos haber aclarado, entonces: sos el amor de mi vida de equis años. Porque mi vida (y la suya, claro) continuó y ninguno es el amor de ninguna de esas vidas. Por suerte. Para todos. Me parecería ridículo escuchar algo así hoy. Ni hablar de decirlo. En la única situación en la que me imagino diciéndolo es a punto de morir. Claro que no sé todavía a quién. Porque creo que no necesariamente la persona que me acompañe durante veinte o treinta años sea, por default, el amor de mi vida. No sé por qué sospecho que la persona que va a escuchar eso de mi boca, va a ser alguien que no haya compartido conmigo más de dos o tres días.

lunes, 2 de marzo de 2009

A pasitos del Yatch Club

No te confundas, no es represión: es no tener ganas de curtir con vos por las cosas que decís y haces inmediatamente después. Te pones un poquitito como un pendejito agrandadito de yaniyidro y no te aguanto.

sábado, 28 de febrero de 2009

Con agujero, no.

Perla: estoy preocupada. Esto de la mudanza me dejó en default. Cero ahorro.
Megas: la vida es corta, Perla, hay que tener lindo make up, viajar, comprarse libros y música. Tener la casa linda. Ponerle cositas
Perla: en eso estoy

Megas: ahorrar, cuando ganemos mucho, no está de más.
Megas: pero mientras tanto
Megas: no vamos a pasar los mejores años con tangas hechas mierda y la casa como un bar.

jueves, 26 de febrero de 2009

Carlos, el tapicero no cruel

En cambio, Carlos me cae bien. Me cayó bien desde la primera vez que lo vi. Mejor dicho, desde el momento en que lo vi bajar de ese taxi. Se ve que se sintió mal cuando le dije que estaba en la puerta, que todavía no eran las ocho y que no había nadie para recibirme. Carlos dio la vuelta, abrió el taller para mí, y me saludó con un estrechón de manos. Ahí decreté que me simpatizaba. Habla muy bajo y dice lo imprescindible. No retruca. Quiero retapizar cinco sillas que son de mi abuela. Muy bien, dice. Punto. No pregunta si se murió, si la conocí, si hace mucho que no la veo. No se sorprende cuando digo que son cinco y no seis. A Carlos no le importa quien se va a sentar en mis sillas. Sí se entusiasma cuando le muestro mi tela con flores. Muy Para Ti, arriesga. Y sonríe. Caminamos por un pasillo descubierto y llegamos a su taller. Allí alberga muebles y porquerías de todas las abuelas del barrio. No sé desde cuándo me gustan las cosas antiguas pero son mi nuevo fetiche. No me siento cómoda con los colores estridentes y el minimalismo. Echo un vistazo a ese rejunte de madera. Busco un sofa con capitoné. Carlos piensa. Sacude un poco la pila, no sin delicadeza, y me llama. Mirá, este es antiguo. Retapizado te quedaría perfecto. Carlos me transmite esperanza.

Me apuro. Sé que me está esperando. Quedamos en encontrarnos a las siete. Tengo dos mesas de luz en el baúl y no puedo apurarme más porque no puedo doblar bruscamente. Atiende al primer ring y ofrece su ayuda para bajarlas del auto. El gesto me emociona de una manera un tanto exagerada. Carga una y después la otra. Las lleva hasta el fondo. Me pregunta qué hacemos. Las pintamos de blanco, respondo. Carlos asiente. Probablemente esté pensando que pintar de blanco una mesa de luz antigua, con una madera de un lustre que ya no se consigue, es arruinarla. Pero no dice nada. Es una persona muy discreta. Carlos.

Dice que llega a las diez y yo le creo. A las diez y cinco estoy ahí. Está recién afeitado y vestido de sport. Tiene una camisa a cuadros y un jean celeste clarísimo. Aún no es Carlos, el tapicero. Es un hombre de unos sesenta y largos, no muy diferente a los que veo cada mañana haciendo la cola en el banco nación de pacífico. Encontré esta banqueta, digo. También va de blanco, se adelanta Carlos, este hombre hasta ahora desconocido que más tarde se convertirá en mi tapicero. Esta vez sonrío yo.
Las últimas dos llamadas fueron a Carlos. Una para reclamarle las sillas, las mesas de luz y la banqueta. Otra para avisarle que pensaba llevarle la mesa, una biblioteca y no se cuántas cosas más con tal de no dejar de visitarlo, al menos durante los próximos meses.

El amor según mi amiga Dorothy

Date cuenta de que, a veces, el querrá estar lejos de tí: nunca le preguntes por qué ni adónde va. Ningún hombre lo soportaría. No predigas la infelicidad, no preveas la ruptura; no se escapará si no le dejas ver que lo tienes sujeto. El amor es como el mercurio. Si dejas la mano abierta, se queda en la palma; si la cierras, se escapa.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Están invitados a tomar café

martes, 24 de febrero de 2009

Mis peores defectos

Soy impulsiva y muy, pero muy, perseguida. No sé si Hernán podrá hacer algo al respecto.

lunes, 23 de febrero de 2009

El decorador cruel

-Buenas tardes. Quiero ver qué modelos de sillones tenes en 1.60
-1.60, bien. Dos o tres cuerpos?
-Dos
-En tela o en cuero ecológico?
-Cuero ecológico.
-Bueno, mira. Tenes este que tiene líneas angulosas, es bien cuadrado, bien moderno. Todos los
jóvenes se llevan este modelo.
-Claro, pero mi departamento es antiguo. Qué otro puede ser?
-Ah, antiguo. Dejame pensar. A ver este.
Me indica con el dedo índice que mire para arriba. Hay, colgando, un sillón símil antiguo, con formas amigables que quedarían muy bien con mi tapizado liberty.
-Me encanta. Es exactamente lo que estaba buscando. Cuánto hay que dejar de seña?
-El 40%. Igual si queres pensalo tranquila, quizás necesitas consensuarlo con alguien.
-Dónde es la caja?

El colchonero cruel

-Buenos días. Quiero comprarme un sommier. Qué tenes para mostrarme?
-De qué medida? 1.60, 1.80, 2.mts?
-1.60
-De espuma o de resortes?
Silencio.
-Qué diferencia hay entre uno y otro? es la primera vez que compro un sommier.
-El de espuma es más rígido y tiene menos vida útil. Hay que darlo vuelta cada dos meses. El de resortes, en cambio, se adapta mejor al cuerpo y es más duradero.
-Supongo que de resortes.
-Perfecto: tenes el modelo A, el B (que sale el doble), y el C (que sale el triple).
-Ajá. Y en qué radica la diferencia de precio entre el B y el C, si son los dos de resortes?
-En que el C tiene resortes individuales.
-Lo que significa que...
-Lo que significa que si alguna vez llegaras a dormir con alguien, y ese alguien tiene más peso que vos, se marcará su forma en su espacio y a vos no te repercutirá en el tuyo.

domingo, 22 de febrero de 2009

P.P.P (Perla polemiza sobre Parker)

Leer a Dorothy Parker es tener un deja vu atrás de otro. Resulta imposible no identificarse con lo que uno lee. Y más, si el lector es lectora, como en mi caso. Es que la tipa es brillante: tiene sarcasmo, tiene sensibilidad, es ocurrente, y no cae nunca (pero nunca, eh) en ese discurso que pretende retratar (y no sólo retratar, me animaría decir que pretende generalizar y hasta desdramatizar) un perfil de mujer que todas y todos sabemos que es penoso, pero que no sé por qué, el cine, la televisión y ahora, también, la literatura (con el vanguardista y para mí, mega trillado chick lit), se empeñan en enaltecerlo: la mujer sub cuarenta, exitosas en lo laboral pero pero sin pareja. Por favor. Acabemos con la farsa de Bridget Jones. ¿Existe alguien en este mundo que desee ser como ella? Lo dudo. ¿Cuál es el mérito de ser una looser asumida? ¿Y de sentirse orgullosa por estar excedida de peso aún sabiendo que debido a los estrechos parámetros de belleza que hay instalados en la sociedad, no estar en forma es algo que disminuye considerablemente las posibilidades de conseguir pareja? Por favor. Censuremos a Bridget Jones y desintegremos su club de fans. Impidamos que se reedite “Quiero un novio” y bazofias similares. Es por el bien del género, créanme.

Celebro, en cambio, a Parker y sus mujeres que son engañadas y abandonadas, y sufren, lloran, se contradicen, y no se encierran a comer un Lemmon Pie para ahogar sus penas. Son vulnerables, furiosas, competitivas. Hablan, escupen, dicen lo que sienten. Si su amado no las llama antes de dormir, se angustian, y llaman ellas para ver si todo está bien. No lloran en silencio. Son valientes: les preguntan a sus hombres si las quieren. Cuando están con alguien que no les promete exclusividad, tomando un trago, y en ese preciso instante comienza a sonar insistentemente el teléfono dicen genialidades como ésta:

-¿Hay por estas cercanías un picadero donde alquilen caballos salvajes?
-¿Cómo?
-Porque si lo hubiera, desearía que llamaras y les pidieras que nos enviasen unos cuantos. Quiero demostrarte que, por mucho que tirasen de mí, no podrían moverme un milímetro de mi firme decisión de no preguntarte quién te ha llamado por teléfono.
Y él: ah. ¿Es bastante seco, cariño? Porque te gusta muy seco, ¿no? ¿Seguro que está en su punto? ¿De veras? Espera un segundo cariño, que te encenderé el cigarrillo. ¿Estás bien?
Y ella: No puedo soportarlo, he perdido toda mi fuerza de voluntad….quizá la sirvienta la encontrará en el suelo por la mañana. Hobart Ogden: ¿quién te ha llamado por teléfono?

Destaco otra cosa: saben criticar a sus rivales con altura: “pertenece a esa clase de mujeres que tanto abundan y consideran que cualquier referencia a la Belle France es una invitación al vals”. Y otra: es deliciosa describiendo y calificando a sus personajes. Y una última: leer a Dorothy Parker me dan ganas de escribir. Me divierte. Me envenena. Me alegra el domingo.