domingo, 28 de diciembre de 2008

La vie en rose

Aca vivimos en Mont Martre. Aunque con poca luz, el barrio se asemeja bastante a lo que es el bronx parisino. Con menos optimismo que luz, tambien podria confundirse con los suburbios de San Pablo. No se por que no digo, directamente, San Pablo. Al fin y al cabo, no conozco los suburbios de San Pablo. En fin. Muchos morenos. Mucho mercado en la calle. Dos tiendas de pelucas por cuadra que prometen, desde la vidriera, cambiar el african look que reina por estas calles.
A las cinco y media de la tarde es de noche y hace cero grados.
Comemos algunos crepes, pan y queso, chocolate con setenta por ciento de cacao. Tomamos vino y pastillas para la sistitis, el resfrio, el dolor muscular y algun que otro clonazepam que me sobro del viaje de ida.
Hablamos en frances, castellano, catalan y arabe.
Nos reimos mucho.
Nos damos petonets.
Jugamos a algo antes de dormir.
Nos agarramos
y ya.

martes, 23 de diciembre de 2008

Saludos de Nadal

Queridos lectores, comentadores, espías, amigos y enemigos: felicidades. Espero recibamos un 2009 de puta madre.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Ojalá que el deseo se vaya tras de tí

martes, 16 de diciembre de 2008

Au revoir

Perla se va. Viaja. Se toma el palo. Desaparece.
Hasta nuevo aviso.

Downstairs

El lunes bajé por la escalera para ver si te veía
El martes, también
y el jueves, y el viernes
y no te encontré.
En ningún descanso, en ningún escalón.

Cómo me fastidia que ahora vayas por el ascensor.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Problema

El delivery de Niños Envueltos no llega a Belgrano.

Esa fantasía caprichosa de querer ganarle al oficialismo

Hacía mucho tiempo que no lastimaba a alguien. Y mucho más tiempo que no lo hacía así, a propósito. Con tanta impunidad. Yo creía que me iba a ser difícil reincidir, decir lo nuestro es hasta acá, hoy no, no te confundas conmigo, tengo novia y quiero seguir teniéndola, con vos no tengo nada más que piel. Calentura. Estoy caliente con vos y ya, nena. Pero no. Me reconocí en esa voz. En ese cuerpo de locatario. Y ahora te veo ahí, esquivándome, tratando de disimular que te quedaste así, enamorada de mí. Dejada con aviso. Desilusionada. Y yo te veo ahí, así, y me siento tan miserable y tan satisfecho. Orgulloso de mi capacidad de lastimar. Porque yo también sé hacer daño. Y esta vez te tocó a vos. Aunque, admitámoslo, un poco te dejaste. Conocías las reglas y los riesgos. Y la desventaja, la suplencia, lo sé, era lo que te motivaba a seguir adelante. Esa fantasía caprichosa de querer ganarle al oficialismo. No me hiciste caso. Y no digas que no te lo advertí. Te encegueciste. Pero, decime la verdad: ¿no te diste cuenta de que estaba abusando de vos? Vamos. No hice ningún esfuerzo por ocultarlo. Ahora lo sabes: abusé de tu generosidad, de tu paciencia, de tu espera, de tu cuerpo. De vos. Un delicioso abuso. Es que la heroica conmigo no va, viste. ¿No lo ves? Estoy acostumbrado a salvar, no a ser salvado. Ser salvado implica la pérdida de argumentos. Y sin argumentos no soy nada. Perdón, pero ni siquiera me sale pedirte perdón. No quiero ser cínico pero no me avergüenzo de cargar con esta culpa. En definitiva, es una culpa justa. Oportuna. Revitalizante. Toda mía.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Frases escuchadas anoche, entre los bucos y el golf

"Si tengo esa edad y estoy acá, por favor ¡mátenme! (eso es, claramente, un rugido de León)

"Viejo es el viento y todavía sopla. ¿Sabés los remolinos que puedo armar? (un sujeto de tez trigueña, barriga de las no recomendadas por los cardiólogos, apodado por mi amiga MAE como Rulo. Posible conexión con Martinez Espinosa. Atención.)

"Qué lindas bombuchas" (un habitué de La Dorita, intentando halagarme las babuchas)

"Te lo digo con respeto, somos cuatro amigas, estamos comiendo, queremos estar tranquilas ¿si?" (Un ejemplo de Flor sobre cómo eyectar a un pesado que se te acerca a la mesa para llevarse algún bocadito) Alto handicap.

"Vení, Linterna Verde, vení. ¿A que no adivinas mi perfume?"Esa es Perla, en un desesperado intento por poner a prueba la nariz del De Niro de los rugbiers.

"Baila Facu". Esa también soy yo, tratando de animar al primo, dj trancetriste.

"La noche ideal culminaría con un paseo por el golf. Me dan ganas de traer los palos" (un león melancólico, bajo los efectos de la duodécima minibotella de Chandon, mirando hacia el campo del Club del Golf.

viernes, 12 de diciembre de 2008

DELICATESSEN

Cómo me gustan los niños envueltos. Dios.

Para todo lo demás, existe mi papá

Pasajes: USD 1700
Cobertura médica internacional: USD 150
Traslados aeropuerto: USD 150

Seguro de equipaje: USD 30
Alojamiento: USD 500
Regalos de navidad: USD 100
Cena de fin de año en París: USD 200

Entradas museos: USD 300

Dormir con él, veinte días, no tiene precio.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Pick me, choose me, love me

Yo no quiero que elijas mi shampoo

Quiero tener un novio únicamente para poner en mi Facebook "in a relationship with", "engaged to" o "married to". Esto de entrar a mi perfil y ver que dice "single", como si me condenara una Moria yanqui, me da mucha tristeza. O sea: más para decir que lo tengo que para tenerlo.

On the other side

Te vas con el tipo que juega de 10 el resto del tiempo que no estás conmigo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Ante todo, prolijidad.

Borrá, limpiá, aclará, backupeá, escondé, disimulá, llamá, suspendé hasta nuevo aviso. Advertí a quien sea necesario. Tomá todos los recaudos para que yo no me de cuenta de nada. No quiero sorpresas.

Viernes

Viene de acá
La invitación, sin bolso a la vista, sonó mucho más espontánea. Comimos bien, curtimos bien, dormimos bien. Milagrosamente dormí bien, a pesar de haberlo hecho en el lado contrario al que solía dormir cuando tenía pareja. Pienso: verme tomar la pastillita rosa en el desayuno debe haber sido, para él, tan incómodo como es, para mí, ver a un pibe abrir (y ponerse) un forro. Son momentos donde es preferible no ser observado. No diría que ése, el desayuno, fue el momento más íntimo. Sí, el más forzado. Es que a mí no me gusta hablar a la mañana y él, en el intento de ser amable, no para de hablar. Habla, saca tema, pregunta, y se me acerca como si los dos ya nos hubiésemos lavado los dientes y estuviésemos listos para dialogar. Estoy segura de que si no me hablara estaría protestando y diciendo que no hace ningún esfuerzo por amenizar la situación. Así soy.

Acabo de salir del baño. Encontré: cera capilar, crema Hinds en envase familiar y un gel exfoliante. Todo, en la bañadera. A juzgar por estas cosas, diría que el pibe es coqueto y que le gusta cuidarse, algo que, dicho sea de paso, me causa más ternura que rechazo. Me imagino que es de los que a los pocos meses te regala un secador y lo guarda en su botiquín para evitarte andar cargándolo ida y vuelta. Pero hay otra cosa que encontré, de casualidad (y no en la bañadera) que hace que modifique sustancialmente esta impresión. Ahora estoy en su computadora, esperando que termine de cambiarse y baje a abrirme porque estoy llegando tarde al laburo. Tengo que irme y devolverle la compu. Él sigue hablando, entusiasmado, sin saber que no lo estoy escuchando. No puedo volver a entrar para reconfirmar lo que vi porque va a sospechar o va a creer que estoy descompuesta. Me voy pensando en lo que encontré, en lo que vi. Porque sé lo que era y puedo imaginarme para qué se usa. Y sé que no es conmigo.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Notas (o balance) desde el balcón

I.

Estoy en el balcón. Sola. Tomando Pineral, fumando, escuchando Adriana Varela (Buscá de frente al espejo, en el botiquín del baño, el frasco del desengaño ya no tiene más pastillas, jugatela a hacerla sencillaque este puede ser tu año. Besala como sabés, regalate la poesía de vivir en compañia de la mujer que querés. Convencete que podés, no te vayas a Sevilla que vas a perder la silla y la alegría más bonita de encontrar la bombachita colgando de la canilla), comiendo Twistos de queso y viéndome a mí misma en la pantalla de la compu. No es un wallpaper: es el reflejo. Son las ocho pero parecen las cuatro de la tarde. Estoy acá, escribiendo y puteando en arameo porque mis vecinos (o los invitados de mis vecinos, los no propietarios que hacen uso de las instalaciones de mi propiedad, cosa que me enerva mucho, muchísimo más) se tiran a la pileta como si fuera una pileta olímpica y me salpican a mí, que tengo la desgracia de tener el balcón justito en el piso de abajo. Miro el balcón del séptimo piso del edificio de enfrente. A diferencia del mío, que sólo tiene plantas que no riego desde hace una semana, y una mesita sin florero, están llenos de cosas: triciclos, una casita de madera con juguetes, una pelota, una bicicleta, unas latas de pintura. Es un balcón muy contaminado. Sospecho que el departamento no tiene baulera y no les queda otra que acumular sus bártulos (los de sus hijos, bah) ahí. Así y todo, parece un balcón alegre. O, mejor dicho, el balcón de una familia alegre. Lo digo por lo colorido. Pienso en mi balcón ideal. Me imagino algo muy minimalista. Un cantero de cemento, quizás, con plantas monocromáticas: tulipanes blancos, podría ser. Nada de rejas ni alambrados. Me pregunto qué pensarán ellos, mis vecinos de enfrente, de mi balcón y de mí. Cómo pensarán que soy. Qué impresión daré. ¿Me juzgarán por ver mis plantas marchitas?

II.

Acabo de volver de la pileta. Mejor dicho, de amenazar a las cinco chicas que se estaban tirando bomba. Fueron educadas, pidieron disculpas y prometieron no hacerlo más. Una lástima. En algún punto me molesta que hayan acatado tan rápidamente, sin siquiera defenderse. Estaba para discutir un rato con alguien y ellas, además de mojarme durante una hora y hacerme enojar, anularon mi oportunidad de descargarme. Ahora estoy seca y más caliente que antes. Adriana sigue cantando: ¡Pa’ lo que te va a durar, tanta alegría y placer! Lo que vas a cosechar cuando entrés a recoger, cuando te des cuenta exacta de que te has gastáo la vida, en aprontes y partidas, muchacho, te quiero ver. Necesito un refill de Pineral. Voy por eso pero, antes, hago una parada en el baño y lleno la regadera. Me siento culpable o le tengo mucho miedo al qué dirán.


III.

Sigo fumando. Ya no hay ruidos de pileta. Cambié el Pineral por una Budweiser y Adriana Varela por Edmundo Rivero. Cómo me gusta, cuánto me alegra. Lo escucho e imagino que es mi abuelo y que me dedica Atenti pebeta: cuando estés en la vereda y te fiche un bacanazo, vos hacete la chitrula y no te le deschavés; que no manye que estás lista al primer tiro de lazo, y que por un par de leones bien planchados te perdés. Si ves unos guantes patito, ¡rajales!; a un par de polainas, ¡rajales también! A esos sobretodos con catorce ojales no les des bolilla, por que te perdés; a esos bigotitos de catorce líneas que en vez de bigote son un espinel... ¡atenti, pebeta!, seguí mi consejo: yo soy zorro viejo y te quiero bien.
IV.

Suena el celular. Es mi amiga Anita. Me pregunta qué voy a hacer. Me invita a cenar. Nos contamos qué hicimos durante el día. Nos despedimos. Me dice que me quiere. Anita es la persona que más me dice que me quiere.

V.

Acabo de encontrar un documento que se titula “Balance”. Tiene fecha de diciembre de 2007. Lo abro y me sorprendo: dice lo mismo que escribiría para hacer mi balance de este año. O casi lo mismo. Porque Diciembre es un mes de balances aunque uno no siempre quiera mirar para atrás. Es el cierre de nuestro año fiscal y cada uno sabe qué ganó y qué perdió. Qué cosas quedaron pendientes. La columna del Debe, en rojo. Igual, voy a hacer el ejercicio. Y voy a hacerlo ahora, acá, porque en París me va a costar mucho ser objetiva. Voy por trimestres.

Enero-marzo: buen comienzo. Trabajo y amor en alza. Salud estable. Inseguridades. Muy poco deporte. Llamados sospechosos. Persecusión. Sospechas.
Abril-Junio: Vacaciones en NYC. Gran momento. Mucha salida con amigos. La primera despedida. Viajes en singular. Cumpleaños número 26. Alegría. Tensión. Nada de deporte. Algo de lectura. Rezo por mi hermana. Miedo. Inseguridades.
Julio-Septiembre: sospechas transformadas en certezas. Verdades que duelen. Distanciamiento. Tristeza infinita. Vómitos. Llanto. Desconsuelo. Babasónicos interruptus. Soledad. Deporte cero. Ganas de cambiar de rumbo. Inesperado cambio de planes. Reconciliación. Estabilización. Expectativas. Menos inseguridades.

Octubre-Diciembre: viaje. Despedida. Distancia. Ascenso laboral. Más guita, más ahorro, menor compulsión a la hora de comprar. Tranquilidad. Sensación de haber recuperado el eje. Mi eje. Cultivo de tolerancia. Objetividad. Mucho blog. Mucho domingo en casa. Mucha siesta escandalosa. La necesidad de afianzar o de disolver. Otro viaje: ansiedad. Ganas de conocer, de sorprenderme; de ver, decir y escucharlo todo. Ganas de no escuchar más algunas cosas.
VI.
Por fin cayó el sol. Ya no veo qué pasa arriba ni enfrente. Tampoco mi reflejo. Está todo apagado. Voy al chino. Compro Patitas para dos: mi mejor amigo y yo. Sé cómo va a terminar la noche. Sé que voy a dormir en paz porque hay alguien del otro lado del mundo que hace que yo duerma bien. No estuvo para nada mal este domingo con Adriana y Edmundo. El 2008 fue un buen año. Ya sé lo que voy a pedir a Papá Noel para el 2009. Salud.

Warning II

Vos, seguí así. Minimizando lo que tenemos, reduciéndolo, reduciéndome a mí, relativizándolo todo. Te va a ir bárbaro.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Jueves

Estoy contenta. Me acaba de llamar el pibe para invitarme a comer a su casa. La última vez que lo hizo me quedé de jueves a domingo. No dice “quedate”, pero en el tono de “cenamos en casa tranquilos y después vemos” hay, implícita, una invitación a pernoctar. Una invitación que acepto con una alegría que disimulo para no asustarlo. Es que yo sé cómo son. Martín, el abogado con el que salí antes de conocer a este pibe, me invitaba a la casa y ni bien terminábamos de curtir, con un apuro digno de alguien a quien se le acaba el parquímetro, me invitaba a llamar un radio taxi. Les da fobia eso de amanecer acompañados. Ellos dicen que no es lo mismo curtir que dormir. Y, para justificarse, exponen una batería de fanfarronadas del estilo de: quiero que (post coito) se conviertan en pizza, que (post coito) se esfumen, que (post coito) desaparezcan con una bomba de humo, que (post coito) se eyecten de la cama ¡Como si nosotras quisiéramos quedarnos a dormir siempre! Yo tengo más de una amiga (digo eso, una amiga, cuando en realidad me estoy refiriendo a mí pero me da cosa hacerme cargo) que se dio a la fuga de madrugada, sin alguna prenda, con tal de no escuchar roncar o soplar -en el mejor de los casos- a un NN. Otros le echan la culpa al desayuno: que es muy íntimo desayunar con un desconocido y no da. Es ridículo. Cenar y curtir con alguien no es menos íntimo que dormir. Anyway. Me parece muy violento caer con el bolso así que, esta vez, voy a llevar una cartera grande con lo imprescindible. Yo no sé si este pibe es la excepción pero si no lo es, lo disimula muy bien. Creo que es generoso de su parte invitarme a su casa y compartir todo el fin de semana conmigo. De jueves a domingo. Aunque, bueno, todavía no llegué y ya me estoy quedando hasta el domingo. Me retracto de lo dicho nueve renglones arriba: nosotras siempre queremos quedarnos a dormir. Pero, insisto: me gusta este pibe, me gusta que no me de turnos. Parece la excepción. Estoy contenta, camino a su casa, con lo imprescindible para quedarme ahí por, al menos, tres días.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Lo que mata es la ansiedad

No paro de comer. Tengo comportamientos de una persona con trastornos alimenticios. Me levanto a medianoche a comer lo que encuentre: un bowl de arroz con salsa de soja, alcauciles, muzzarela con pimienta, postrecito de chocolate. No es anorexia porque mi IMC está más que equilibrado. Tampoco es bulimia porque no vomito. Pero es igual de tremendo. Como el doble de lo que como habitualmente y me quedo con hambre. Todo me viene bien: dulce, salado, entrada, plato principal, postre. Gaseosa no light. Llego a la oficina, a las 10, y ya estoy llamando a mi bar amigo para preguntar el menú del día. Salgo, y camino al subte, me clavo un pancho con ketchup, mostaza y muuucchhaas papitas, en un quiosco infecto de Godoy Cruz casi Santa Fe. Qué miedo.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Cuando yo me muera no quiero llanto ni pena

Pienso en mi muerte. Seguido. Sospecho que voy a morir joven. Muy joven. Lo pienso muy seguido. Cada vez que cruzo la calle sin mirar, por ejemplo. No aprendo: cruzo sin mirar. Siempre. Y si estoy acompañada siento que siempre me salva mi acompañante. Esperá, Perla, no miras: viene un auto. Y no. No miro. Me gusta ser salvada a diario. Después pienso en que debería cuidarme más, porque morirme así, en la calle, sola. No da. Aunque, pensándolo bien, no es tan mala idea. Por lo único que quisiera quedarme viva es para tener hijos, pero después, si me muero, ellos van a sufrir. Entonces, mejor morirme así, en singular, soltera, anónima, sola. Sin nadie que diga “mamá se murió” o “no tengo mamá”. Nadie que me espere en la reunión de padres. Nadie que tenga que escribir "viudo" cada vez que renueve un documento. Otra opción es el asma. Eso: el asma. Me daría una muerte mucho más inocente, menos negligente. Nadie me echaría la culpa por eso. No diría que salir sin el inhalador es una provocación, pero sí, una costumbre. Es mucho más poético quedarse sin aire que derramar sangre en la calle. No sé. Digo. Me gustaría alegrar el cielo. Ya hice bastante por la tierra, creo. Mi tía Alcira se alegraría mucho de verme. Mi amigo Agustín, también. Apuesto a que me cargaría por haberme visto festejar el campeonato de Racing en la placita de Ramos. Ni hablar de mi abuelo Antonio. Se sorprendería de verme así, tan crecida, tan mujer. Lo suyo fue el azúcar. El día que murió, mi mamá chocó con el auto. Y yo me asusté, tuve miedo: pensé que me moría. No me disgustó tanto.

El amor según Simone

"Es que te amo y te estimo más allá de todo lo que puedas hacer. Si te vuelves un gran sabio, célebre y todo, eso no me extrañará, seguramente eres capaz de eso. Pero confieso que a mis ojos eso no te agregaría nada. ¿No me comprendes?"

La fertilidad al palo

viernes, 28 de noviembre de 2008

Preguntas que nos quedaron sin responder (por culpa del Codorniu)

¿La gente no se entrega por miedo?
¿Es posible dejar de ser amante y transformarse en amado?
¿Algún día dejaremos de quejarnos por lo que nosotros mismos generamos?
¿Por qué siempre pensamos que decimos, demostramos, cosas que no decimos ni demostramos?
¿Algún día nos animaremos a decir "quedate conmigo, te necesito"?
¿Cuándo morirá nuestro niño herido?
¿Qué es la intimidad? ¿Qué valor tiene?

Después del Codorniu llegamos a esto

El amor es un estado mental.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Demo

Hay algo de Santi que me enternecía mucho: grababa canciones en el contestador. El pibe iba por la calle y de repente se le ocurría alguna melodía y no tenía mejor idea que llamar a casa y grabarla en el contestador. A mí me gustaba llegar y escucharlo cantar, en lugar de oir las voces de nuestras madres, con tono de madres abandonadas, rogando para que las llamemos. Creo que nunca se lo dije.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Regalos

Hay una habilidad que me gustaría tener: la de saber comprar regalos. Porque, aunque no lo parezca, hay que ser muy talentoso para comprar uno bueno. Y cuando digo bueno me refiero a uno que cumpla con tres requisitos: creativo, oportuno y sorpresivo. Hay ciertos determinantes a considerar: la ocasión, el destinatario, el vínculo que nos une o desune a él, el presupuesto. Las ganas de pasar desapercibido o de resaltar. El estado de ánimo. Una vez que todo eso se conjuga podríamos decir que el regalador se inserta (de manera silenciosa y sin su consentimiento) en un patrón que lo determina, lo identifica, y según Perla, lo condena o lo salva:

Están los que piensan en los regalos que les gustaría recibir y se limitan a regalar según sus propios gustos, sin importar si éstos son compatibles con los del destinatario. Son los más peligrosos. De repente te caen a vos, que sos clásica y no te movés del trajecito de Paula Cahen D’Anvers, con un chal de leopardo, modelo exclusivo de la Nana Fine. También están los soñadores, que, al momento de la compra, se imaginan al destinatario usando ese gorro, escuchando ese disco, disfrutando de ese reloj, o de ese día de spa. A esos los banco. Me da vergüenza aquellos que llaman a un familiar o a un amigo para investigar gustos, preferencias, talles, colores. Otra raza interesante es la de los regaladores universales, es decir, los que obsequian libros o cds, sin tener en cuenta ninguna las cosas arriba mencionadas. Navidad: libro. Aniversario: libro. Bautismo: libro. Cumpleaños: libro.

En mi lista negra están:

-Los que regalan plata
-Los que regalan vouchers o vales
-Los que regalan cualquier cosa sin tarjeta/dedicatoria.
-Los que preguntan ¿Qué querés que te regale?
-Los que regalan algo horrendo, sabiendo que no te va a gustar, para que lo cambies “por lo que más te guste”
-Lo que regalan libros sin dedicar

Igual, me doy cuenta de que no tengo ninguna entidad para decir todo esto, porque, como ya avisé, carezco de toda habilidad para hacer buenos regalos. Formo parte del grupo de los que regalan tarde y mal: nunca en la fecha indicada, nunca lo que están esperando. Mis regalos son desproporcionados (demasiado ostentosos o demasiado insignificantes) y más masculinos que femeninos: regalo flores, bombones, vino. También se me da por lo lúdico: crucigramas, collage de fotos, adivinanzas. El más original, nunca lo llegué a entregar: un storyboard (dícese de una sucesión de dibujos realizados a mano alzada que relata una historia) sobre el día en que conocí al quinto hombre más lindo del mundo. Créanme cuando digo que era desproporcionado: lo mandé a hacer a los tres meses de haberlo conocido y lo nuestro, por ese entonces, no estaba a la altura ni de una amistad con derecho a roce. Pienso en los mejores regalos que me hicieron y me sorprendo al darme cuenta de que el mejor
(esta canción) y el peor (un libro de tejido) me los hizo la misma persona.

Si mi blog fuera popular, invitaría a mis visitantes a compartir sus experiencias y pondría una consigna muy poco original, ponele, cuál fue el último regalo que hiciste, pero como no lo es, mejor no.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Advertencia

Yo te digo algo, un día me voy a cansar. Y voy a decirte cosas que sé que no querés escuchar. Y todo se va a ir al carajo. Y vos no vas a poder evitarlo. Y a mí no me va a importar. Y te va a doler. Y aún en esa situación, cuando te sienta acorralado, y vos no sepas qué decir, y empieces con eso de que todavía no es el momento, ese argumento de cobarde, de adulto que no se asume como tal, voy a seguir hablando. Y vos me vas a escuchar. Y te vas a arrepentir de todo lo no dicho. Y yo no voy a ceder. Y la decisión va a depender de mí. Esta vez deshago yo, nene. Y deshago ahora mismo. Porque se me antoja. Ahora. No cuando vos querés. No seguimos como vos querés. No seguimos, como quiero, ahora, yo. Y voy a terminar de hablar y me voy a poner a llorar. Y voy a esperar que digas algo que me convenza. Y vos no vas a decir nada. Y yo me voy a ir. Y vos al otro día vas a salir con una mina. Así va a terminar lo que nunca empezó.
No falta tanto.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Domingo

Saco a pasear a mi perra. Es la primera vez que lo hago en un año. Look dominguero: short de jean blanco, musculosa verde, collar en composé y anteojos marrones. Auto hasta Barrancas de Belgrano. Me bajo. Camino menos de un metro por el parque y escucho:

-¿Es hembra?
Ahí me doy vuelta y veo a un siberiano atado con una correa negra a un sujeto de sexo masculino, sin pelo (por no decir pelado): musculosa negra, bermuda azul arratonada, ojotas negras. Calculo unos treinta y cinco.
Sonrío y digo sí.
-¿Cómo se llama?
-Green. ¿y la tuya?
-Es macho.
-¿Y se llama?
-Paul.

Silencio.
Green me tironea exactamente para el lado contrario al del señor sin pelo, que suelta a su perro al mismo tiempo que arremete conmigo.

-¿Vivis por acá? (cuando termina de decir eso me acuerdo de Valeria Bertucceli diciendo que odia a los buscadores de coincidencias y me río para mí misma)
-Sí, a un par de cuadras. Cerca de Juramento.
-Ah, yo también, pero más por la lado de Loreto.
Segundo silencio.
Intento prender un cigarrillo y no puedo. Me ve luchando con el viento y ofrece su ayuda. Acepto. Se acerca y pone sus manos haciendo carpita. Lo enciendo.
-Bueno, como para presentarnos (es él el que está hablando), ¿cómo te llamás?
-Perla.
Con cara de asombro repite: ¿Perla? ¿así está en el DNI?
- Así. Perla.
-Sabía que existía pero nunca conocí a nadie que se llame así. Tiene mucha carga. Debes tener que brillar siempre.
No me llamo Estrella, idiota, me llamo Perla. Y no todas las perlas brillan. Goma (esto no lo dije pero me quedé con muchas ganas de hacerlo)
Sé que estoy poniendo una media sonrisa, casi de las más falsas de mi repertorio. Digo: no es para tanto. No le pregunto su nombre.
Por suerte su siberiano sigue disperso, caminando lejos de mi perra y de mí. Me detengo porque Green quiere hacer lo segundo. No tengo bolsita y no me avergüenzo por eso. Bah, un poco sí porque la cara que está poniendo Green es bochornosa. Miro para otro lado y él se las ingenia para acercarse. Y sigue:
-¿De qué raza es?
-Es de la calle. La encontramos hace un par de años, nos encariñamos con ella y acá está.
-¿Se porta bien, no? Parece tranquila
-Sí, acabo de venir de la librería, la dejé en la puerta, atada a un árbol y se quedó lo más bien.
-¿Fuiste a la librería? ¿Qué compraste?
-Frío en Alaska, y Rabia, de Bizzio.
Lo digo con el mismo tono con el que le decía a mis compañeritas que tenía las figuritas que a ellas les faltaban para completar el álbum. Estoy esperando que se entierre, que me diga que no conoce a ninguno de los dos autores y yo poder desplegar la lista de libros que tengo en la cartera, herencia del taller literario que nunca terminé, y disminuirlo, hacerlo sentir un ignorante, terminar de ahuyentarlo.
Él dice: Ah. ¿Sos intelectual?
Y ahí, mis queridos, se tiró encima toda la tierra posible.
-No, me gusta leer, que es muy diferente.
-A mí también. ¿Qué te gusta leer?
-Ficción. Cuentos y novelas.
-A mí me pasó algo muy fuerte en la vida y desde ese momento decidí leer cosas que me dejen alguna enseñanza, pero no de vida, sino emocional. Ya para teorías leí y mucho. Humildemente lo digo, eh.
-Mirá vos. Pero entonces, ¿qué lees? ¿Autoayuda?
-No necesariamente. Pero me gustan las cosas cotidianas (¿?), que te dejan pensando (¿?).
-Ah.
Seguimos caminando. Nuestros perros se huelen y creo que se simpatizan.
Y en eso, entre los viejos que bailan en la pérgola, aparece
ella, también con look dominguero pero con más onda, y yo me alegro mucho de verla, y hago lo posible para que me reconozca y se acerque a saludarme. Por suerte lo hace. Mientras viene caminando me doy cuenta de que ella ya se dio cuenta de que hay algo raro con el pelado (a esta altura ya le digo pelado) y de algo más: no quiere herirme.
Hola, Ana, Hola Perla. ¿Qué haces por acá?
-Paseo a mi perra y trato de sacarme de encima a este personaje.
-Ah, pensé que era un amigo, aunque algo sospechaba.
- No, no. Lo acabo de conocer.
Después de intercambiar algunas preguntas y respuestas, alargamos un poco más la charla para que el quetejedi se diera por vencido. Nos saludamos.
Camino para la esquina, aliviada. Hasta que escucho:
-Perla, Perla.
Y así termina todo:
-Pará, pará. Me parece RE descortés que te vayas sin saludarme.
-Chau, nos vemos. Un gusto. Chau, Paul.
-Pero esperá: ¿no querés que nos veamos?
-No, gracias. Nos vemos algún otro día por acá.

Observación IV

Es extraña esta sensación de haber perdido el apuro. Extraña no es desagrabable, atención.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Uno, dos, tres: probando

No sólo no dice nada, sino que ya ni responde.
Esto (como diría Janet) está malogrado.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Duelo

¿Quién me explica por qué los padres se mueren?
¿y los hijos?
¿y los hermanos?
¿y los novios?
¿y los amigos?

Maldición.
Maldición.
Maldición.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Un cubo con seis caras del mismo color

Sabía que esto iba a suceder. En algún momento pasa. El aburrimiento llega con aire de tranquilidad –que al rato se enrarece y se transforma en alivio y después en esto insoportable que es ahora-, se sienta en el sillón de los invitados no gratos y ahí se queda. Es poderosísimo. Hace que cada imagen sea susceptible de convertirse en una película que ya vi. Destruye cualquier posibilidad de asombro. Es cargar la planilla horaria día y noche. Una ruta que se transforma, de repente, en la ruta del desierto. Nunca una curva, nunca un lomo de burro, nunca un burro. El aburrimiento es la nada misma. Es agua sin gas, es subte-trabajo, subte-casa. Es fideos de arroz. Un cubo con seis caras del mismo color. No levantar la cabeza por nada. No tener piel de gallina. No estremecerse, no gritar, cansarse de escuchar frases hechas. Lugares comunes. Es no acabar. Lo insulso de lo insulso de lo insulso. Chocolate con almendras arriba y sambayón abajo. Es espiar los resultados del crucigrama. La no rutina. La clave, intuyo, debe ser no acostumbrarse al aburrimiento. Saber ahuyentarlo haciendo cosas nuevas, diferentes, loquísimas. Entonces: comienza un nuevo día y va a ser diferente y pará. Yo esta película ya la vi. Ahora veo a alguien muy parecido a mí que, en realidad, a ver, soy yo. Me estoy viendo a mí, en el mismo papel en el que hacía de esa chica que mentía y aseguraba que decía siempre la verdad. En este sillón hay lugar para uno solo.

Cuando estoy aburrida escribo cosas así.

A vos te lo estoy diciendo

Te quiero.
Podes hacerte cargo: esta vez sí es para vos.

martes, 18 de noviembre de 2008

Así es Perla

Buena perdedora
Arisca
Estable
Mala bailarina
Tranquila
Mentirosa
Ordenada

No es celosa
Segura de sí misma
Envidiosa
Paciente
Iba a poner “transparente” para decir que intenta mostrarse como es pero odio esa analogía.
Talentosa

Nada que ver conmigo.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Observación III

Hay gente que inspira a la fracción y no al todo.

Veo Veo

¿qué ves?
trece mofetas

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Tan blanco, ella, y tan negro, yo.

Yo me creo muy piola opinando sobre su vida, diciendo que es monótona, aburrida, gris. Rebajándola. Refregándole en la cara que no viajó nunca sola a ningún lugar del mundo. Que no sabe cómo se lleva con ella misma porque siempre estuvo con alguien. Y hasta me siento superior cuando estoy en un lugar divirtiéndome, rodeada de caras lindas, celulares con GPS, SMS, Web Cam, Photo Cam; smart phones y vestidos de lujo, y me la imagino a ella en joggineta, con la cera de depilar calentándose en el baño, preparándose para el gran programa de la noche: comer pollo al horno con papas y mirar un DVD de George Michael. Siento un regocijo desmesurado cada vez que me llama para pedirme prestada mi tarjeta de crédito porque “como estoy en negro no puedo sacar una”. Qué placer. Ella es negro y yo, blanco. Insisto. Me gusta gastarme en comidas y relojes la plata que ella se gasta en curadores de madera. Llegar con bolsas en las dos manos al asado de los domingos. Viajar, regalar, derrochar. No fijarme cuánto sale. Tarjetear. Cómo me gusta. Qué snob soy y qué lindo es serlo. Yo, snob. Blanco. Y ella tan negro. Tan acompañada, ella, y tan sola, yo. Con su novio omnipresente que usa náuticos, cinturón beige y chomba adentro del pantalón. Su escolta personal. Su compañero. Su testigo. Su máquina de dar certezas. Su piropeador privado. Su toda naranja. Ella con tanto y yo con tanto humo alrededor. Humo. Espeso. Denso. Muy negro. Tan blanco, ella, y tan negro, yo. Bajo ningún concepto alegaría que esta envidia que siento es sana.

martes, 11 de noviembre de 2008

Observación II

Para mí, el mundo se divide en: gente que le pone funda a todo (al control remoto, al celular, al asiento del auto, al control remoto del auto, a la computadora, a los libros, al sillón), y gente que no. Un candidato con esa costumbre nunca prosperaría.

Observación

"Vos sos una persona, cómo decirlo, efervescente"

lunes, 10 de noviembre de 2008

La mesa está servida

CONGRIO CON CROUTE AROMATICA

800 g de congrio
Aceite de Oliva
Sal y Pimienta
Jugo de limón
Vino Blanco

Procedimiento:

Limpie, saque las espinas y corte el filet de congrio en porciones de 180 g, coloque una sartén con el aceite al fuego y dore el pescado de ambos lados. Salpimiente, rebaje con el jugo de limón y el vino blanco. Colóquelos en una placa para horno, cubra con la croute aromática y termine la cocción en el horno a 180º por 5/8 minutos.

Para la croute:

5 rodajas de pan de campo
1 Cebolla
50 g de Manteca
1 Sabor en Cubos Albahaca y Ajo
2 cucharadas de Aceite de oliva
3 cucharadas de Queso rallado
Ralladura de 1 limón

Procedimiento:

Rehogue las cebollas picadas en brunoise en aceite, hasta que caramelicen, incorpore la manteca y el Sabor en Cubos Albahaca y Ajo, revuelva para disolver, agregue la miga de pan procesada y sin corteza. Apague el fuego, incorpore el queso rallado. Lleve en una placa al horno hasta secar y reserve. Agregue la ralladura del limón y cubra el pescado con la croute.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Tandil-París

Non stop.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Rootless tree

What i want from us is learn to let go
we fake a fuss and fracture the times
we go blind when we've needed to see
and it leans on me like a rootless... so fuck you, fuck you, fuck you and all we've been through
i said leave it, leave it, leave it
it's nothing to you and if you hate me, hate me, hate me
then hate me so good that you can let me out, let me out, let me out, let me out, let me out.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Enajenada

No me digas que me calme como si eso dependiera de mi voluntad. Claro, es mucho más fácil decir algo así wi-fi. No es acompañar, no es consolar, no es sostener. Es: calmate, gorda. Casi un imperativo. Que me apoyas? desde donde? Calmate las pelotas de Obama. No te veo, no te escucho, no te toco, no estás. Y no se me antoja calmarme. Y ya.

Curiosidad

Me dicen sarampión y no entiendo muy bien por qué.

Buenos Vecinos

Jueves, 23 hs. Piso de por medio.

Frank dice: vecina estás acá arriba?
Perla: sí, por?
Frank dice: por nada
Frank dice: estas silenciosa
Perla: el que toca el piano y hace ruido sos vos, no yo
Frank dice: no salis hoy?
Frank dice: disfrazada de haloween girl?
Perla: no tengo disfraz
Frank dice: vamos a tomar una birra a la terraza?
Perla: te parece?
Frank dice: y no sé porque no arreglaron el agua caliente del yacuzzi
Frank dice: q decis?
Perla: estoy en pijama, fiaca
Frank dice: si estas en pijama no porque podes tomar frio
Frank dice: y decirte que bajes en pijama ya no da....
Perla dice: y no
Frank dice: no estoy soltero vecina
Frank dice: sino tal vez te invitaba
Perla dice: yo tampoco. y tu novia me cae bien
Frank dice: por eso
Frank dice: la quiero seguir teniendo...
Perla dice: mejor, vecinos
Frank dice: jajaj
Frank dice: pero algún dia una birra de noche arriba te acepto
Frank dice: así de canuto
Perla dice: una birra no es incriminadora
Frank dice: pero la situación es medio turbulenta
Frank dice: no creo que los respectivos se lo tomen bien
Perla dice: turbulenta?
Frank dice: algo así quise decir
Perla dice: pero si yo no pienso hacer nada con vos ni vos conmigo
Frank dice: ya sé...por eso
Perla dice: entonces lo de canuto sobra
Perla dice: odio a los inseguros. (no lo digo por vos)
Frank dice: andá a explicarselo a mi novia
Perla dice: ufff es celosa?
Frank dice: y sí,vecina. Extra mega celosa.
Perla dice: qué fiaca eso.
Frank dice: y bueno...hacete amiga y vamos los 3
Frank dice: más en el veranito
Perla dice: y te dice algo de mí? te debe limar entonces
Frank dice: tas loca...de vos no dice nada...
Perla dice: ah mejor
Frank dice: bueno...si algún día la ves en la pile hacete amiga
Frank dice: así en el verano salen unos tragos arriba
Perla dice: tienen que hacer dias lindos
Frank dice: hoy estuvo zarpado. El sábado si está lindo subamos.
Perla dice: hecho.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿Dos caras? ¡dos mil!

Mi amigo, el rey de la selva, me escucha, asiente, se identifica con lo que digo y arriesga una teoría astrológica. Es el signo, dice. Y me quedo pensando en eso y se me ocurre resumir nuestro comportamiento (el “nuestro” contempla geminianos y geminianas), desmenuzarlo, para ver de dónde y por qué sale siempre la misma espina.

Entonces:

A Géminis le gusta B
Géminis hace TODO para conquistar a B

Géminis lo logra. Porque siempre lo logra. Rema, convence, persigue, regala, se empecina, entrega. Nunca deja de confiar en sí mismo hasta que consigue lo que quiera. Cuando lo consigue pasa esto:

Géminis está contento pero igual siente que está en desventaja: a Géminis le empezó a gustar B mucho antes que B a Géminis.
Géminis piensa de a dos y B piensa de a uno.
Géminis piensa TODO EL TIEMPO en lo que siente el otro. Mide, juzga, especula, desconfía.
Pero Géminis sigue adelante: rema, convence, persigue, regala, se empecina, entrega.
B se acerca cada vez más. Es demostrativo. Cuidadoso. Hasta tierno.
Géminis desconfía. Teme la llegada de terceros. Sufre. Boicotea.
Un día, B dice te quiero.
Géminis sonríe, se alegra, pero siente que el te quiero es gracias. Y ahí se arrepiente de haber remado, de haber convencido, de haber regalado, de haber sido empecinado, de haberse entregado. Porque, al final, a Géminis lo quieren porque se lo merece. ¿Y a quien le interesa vivir un amor merecido? Es como comer gelatina sin sabor. Será muy nutritiva pero ¿a quién le gusta?

domingo, 2 de noviembre de 2008

Pero seguro

Entre voces que corean"Imitation of life" y remeras muy transpiradas y mucha agua mineral y mucho humo, una media-luna que parece pintada, un michael stipe excitadísimo y mis amigos en la otra punta del campo, estoy yo, con mi flor roja en la cabeza, en el mismo lugar que estoy siempre en los recitales (adelante y a la derecha del escenario, tal vez la herencia más recordada de la relación rocker), pensando en él, queriendo que esté acá conmigo, abrazándome, porque está empezando "Everybody Hurts", que es la canción que menos me gusta de mi banda favorita, pero que está haciendo que todas las parejas a mi alrededor se apoyen y me hagan sentir una envidia que me brota, y me empiezo a rascar los codos porque algo tengo que hacer para amainar mi nerviosismo y porque soy una boluda y me olvidé de darme la vacuna, y me prendo el décimo pucho de la noche y termina el tema y me siento mejor y me distraigo, miro para atrás como buscando a alguien, o peor: simulando que alguien me está buscando a mí, pero vuelvo a mirar al escenario y tomo conciencia de que sigo acá, sola, sintiéndome que soy sola, pero ahora no tanto, porque suena "The one i love" y lo estoy viendo venir, se está desviando, está más cerca, más cerca, pasa delante de mí y se me pone al lado. Dice dos cosas que no recuerdo y una tercera que es imposible de olvidar: "ahora que sé que puedo vivir sin vos, quiero vivir con vos"
Hay que tener mucho talento para llegar tan tarde a todo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

En arameo o algo así

Hoy me enteré que, para él, soy un shafe total. Y me gustó.

viernes, 31 de octubre de 2008

A todo volumen

Tengo el hocico listo
estoy acalorado
voy a chasquear la lengua, un poco
voy a escupir misiles.

Puro veneno! risas que duelen!
Acostumbré el pellejo a los ultravioletas

voy a tumbarme a la bartola sobre unos terciopelos.
El que abandona! no tiene premio!

¿A quién le importa? ¡toda esta guinda! ¡Si te sofoca! ¿A quién le importa?

lunes, 27 de octubre de 2008

Extractos del diario de una Perla adolescente

Retro masoquismo
En contra de los sentimientos no se puede luchar. Bah, se puede pero es muy difícil. Además yo no quiero espantar mi amor, no me importa que no sea “correspondido”. Está dentro de mí y no lo quiero negar.

Restó Menemista

Nos regalaron siete desayunos free para Junior, así que después de Parada Cero fuimos para allá.

Génesis del complejo de hermana menor

Había un pibe que estaba hablando con Jor y cuando se enteró que yo era su hermana, me dijo: ¡te cagaron a vos! ¡Qué cara de torta tenes!


(agresión recibida en las inmediaciones de La Diosa)

Crónica TV no llega al oeste

Cuando volvíamos del boliche, un Renault 19 azul nos encerró y el acompañante sacó un arma y le apuntó a Sole, que es la que manejaba. Ella puso marcha atrás, cruzamos una avenida sin mirar y terminamos chocando contra un micro que estaba estacionado. Los tipos se escaparon y nosotras salimos corriendo del auto. Un cagazo bárbaro!

Así conté mi primera vez

23 de agosto. 1997. Un día muy especial. Quizás uno de los más importantes hasta el momento. Imaginate lo que pasó…

Seba (novio debutante): te amo
Perla: no me mientas
Seba: no te miento. Te amo por todo lo que hiciste por mí, por ser tan valiente y por ser como sos.

(once años después, reflexiono: ese debe haber sido el inicio del trauma del “te amo por agradecimiento”)

A pesar de su aclaración, no estoy muy segura de eso, sé que no hay que ser desconfiada pero no lo puedo evitar. Me lo dijo para no quedar como que sólo quería coger conmigo. Estoy asustada. Lloro. Mi abuela acaba de subir a mi habitación. Creo que se dio cuenta de que pasa algo raro. Ahora está intentando abrir la puerta pero no puede porque la trabé con el sillón cama. Sigue golpeando. Mejor le abro. Seba está debajo de la cama. Encima, como es tan alto le sobresalen los pies. Si lo ven me echan de casa. Abu está todo bien, estoy tirada, ahí bajo. Después vino la peor parte: sacarlo de mi casa. Mi abuela estaba abajo, en la cocina, con sus dos hermanas. Entre las tres deben sumar unos trescientos años y cien de miopía ( lo que contribuiría mucho si no fuera porque la puerta de salida está pegada a la cocina ¡y de cerca ven bien las viejas, la puta madre!)
Al final hicimos esto: bajamos por la escalera descalzos porque la madera es muy traicionera y Seba se metió enseguida en el baño. Desde ahí me llamó con su celular y yo atendí desde la cocina. Dije: Sí, Mari, ahora te abro. Sí, los apuntes de física nada más. Gracias, besito, chau. Hice como que salía a abrirle a mi amiga y en ese momento Seba se agachó y salió por detrás de los sillones. Por suerte, las viejas ni se mosquearon.

Persecuta non stop*

Otra sensación que tengo es que estoy perdiendo todo lo que me caracteriza como persona: alegría, empecinamiento, esperanza, confianza. Cada vez me rio menos, me parece que todos los que se me acercan lo hacen para lastimarme.
*cualquier parecido a la realidad es mera casualidad.

Ranking
Cosas importantes de mi vida
1. Seba (el chico alto del debut, el ex más sepultado de la historia)
2. Trabajo
3. Danza (mientras transcribo esto me acuerdo que fui al programa de Cormillot en Canal 7 a bailar y también al de Carmen Barbieri, “Movete, Movete”, o algo así. Qué papelón, dios.
4. Familia
5. Salud
6. Energía

Existencialismo a los dieciséis

¿Por qué dejé de preocuparme por ser feliz y pasé a ocuparme de ser infeliz?

sábado, 25 de octubre de 2008

El dogma según Zambra

Está bien, era sin compromisos, como debe ser: se ama para dejar de amar y se deja de amar para empezar a amar a otros, o para quedarse solos, por un rato o para siempre. Ese es el dogma. Es el único dogma.

viernes, 24 de octubre de 2008

La infidelidad según Bizzio

No soy más moderno que nadie, pero la verdad es que no me afecta en lo más mínimo la posibilidad o el hecho de que alguien a quien quiero (yo quiero a los que amo) se eche un polvito con un desconocido a la vuelta de la esquina; es, por supuesto, una de esas cosas que no hace ninguna falta decir ni preguntar. El gesto de complicidad con Trixie en la fiesta aplaudía su vulgaridad, volviéndome indigno de sentir lo que sentía, no me hubiera dolido tanto saber que se habían acostado. No importa. Aquella noche vi a través de ese gesto a Vera capaz de una impiedad tan grande como mi amor por ella, recuerdo que pensé que era una de esas mujeres en las que más vale mantenerse alejado, pero que ya era tarde para mí. Ahora no tenía ninguna duda de que no se trataba sólo de sexo. Y con el mismo altísimo porcentaje de certeza con que un tenista sabe que recibirá la pelota a su revés, supe que iba a sufrir.

jueves, 23 de octubre de 2008

Anoche me escuché decir que

Si la persona que amo me engaña, me desarmo. Y me reconocí en un peluche abandonado en un desarmadero en el que de a poco le van quitando sus órganos: el vellón, los ojos, las uñas, el corazón.

lunes, 20 de octubre de 2008

Dia 1 (cont)

A mi amiga la miran mucho. Es rubia, muy blanca, y muy voluptuosa. No hay mirada que se resista a su escote. Los dos pibes que habíamos fichado antes de subir al micro se acaban de quedar en zunga. Yo ya me tomé dos caipis y todavía no termino de entender si se dice brigado u obrigado. Creo que la última vez dije Bragado. Pero no soy la única: los argentinos hacemos papelones acá. Decimos cosas absurdas y hasta se filtra, en algunos, la tonada de los protagonistas de El Clon. Estoy acostada en la proa o en la popa (no sé cual es cual, pero si alguien quiere sacarme la duda es la parte de adelante), viendo una piedra que tiene cara de mono. O al menos, eso dicen. Yo la veo más parecida a una teta que a una cara de mono, pero en fin. Digamos que vi una piedra, en el medio del mar, con cara de mono. Por dios, qué calor hace. Podrían bajar un poco la música?

domingo, 19 de octubre de 2008

Día 1: cuando el word con autocorrección en Portugués no me molesta.

Acabo de llegar a Ezeiza y ya estoy excitada. Me compro un libro que debe salir no mas de treinta pesos a casi cincuenta, saco la assist card (por si me pica um mosquito y me agarra Dengue, por si me corto el pie con alguna conchilla o bien me agarra un ataque de asma que desde hace tantos dias estoy esperando) aún sabiendo de que es guita tirada porque nunca la terminas utilizando. No importa: pago los cien dólares de la cobertura con la misma alegria con la que compraria una campera de cuero edición limitada de Marc Jacobs. Ahora estoy en free shop y arraso: un rimel HR, un perfume, un Gin Bombay y algunos chocolates. En dólares todo me parece barato y me cago en el uno a uno.

Por suerte me toco ventana y a mis dos amigas, la misma fila que a mi, a pesar de haber hecho el check in cada una por su lado. Ipod hasta que despega, una media horita mirando para adentro, y la gloria: el desayuno. Antes de aterrizar ya estoy cambiandome las zapatillas por unas divinas Havaianas. El aeropuerto de Rio de Janeiro me hace acordar al JFK pero soy incapaz de dar referencias para que encuentren las mismas similitudes que yo. Mientras espero el tranfer para ir a Búzios, fumo un cigarrillo y pienso: Brasil com amigas en temporada baja es un programón.
El micro esta lleno de Argentinos. Los vidrios tienen uma especie de film negro que se supone es refractario pero, acá arriba, hay dos cosas que brillan: los anillos de las parejas que estan de luna de miel y los accesorios dorados que cuelgan de las madres que tienen mas ganas de broncearse que de cuidar de sus hijos.

La velocidad promedio del bondi es de, aproximadamente 150 km/h. Morro cuesta arriba, tal vez 149 km/h. Empiezo a repetir el panqueque del desayuno, pero todo bien. Saco fotos del paisaje al costado de la ruta, de mi amiga, de la amiga de mi amiga, me saco fotos a mi misma. Por un momento me olvido de su partida y de él.

La posada es, como podria describirla, como cualquier posada brasilera: mucha madera, mucha palmera, mucho sillón con estampado canabbis. O no, pero parece. Nunca alquilaria esta posada si estuviera en Pinamar pero como esta aca digo que es encantadora por su estilo rústico y minimalista. Tenemos hambre y decidimos comer algo al paso para aprovechar más la tarde. Puedo dar fé de que probé el lomito menos tierno de todo latinoamerica. Pero qué lomo tienen los brazucas, eh.

Hay un sol radiante y la playa esta repleta de gente. Nos tiramos en las lonas que aún tienen olor a suavizante y le hablamos, mejor dicho le respondemos, a todos los morenos que se nos acercan a hablar. Nos confunden con chilenas y nos preguntan si tenemos pololos. Nosotras les preguntamos adonde podemos ir a bailar esta noche y terminamos echandolos porque no entendemos nada. Compramos queijo, milhos, helados. Menos mal que no me fui a Salta.

Estamos entusiasmadas con el tema de la excursión en barco por arraial do cabo. Dicen que es el caribe Brasilero. El paquete, además, promete caipirinhas free, brochettes de lomo y frango. Ya en la cola antes de subir al micro que nos trasladara al puerto vemos a dos pibes, guapos, que parecen argentinos y surfers. Dejamos pasar a todos y justo subimos detrás de ellos. Diez minutos. Llegamos al puerto, o a la Isla Maciel, como quieran llamarlo: olor, suciedad, pobreza. Pero bueno, el barco parece cómodo y lujoso, ,che, y es el único que entra en las grutas. Va a ser un dia de tranquilidad donde vamos a poder charlar y contemplar los paisajes más exóticos. Y además, chupar gratarola. La samba empieza a sonar cuando el barco aún esta amarrado, una samba bastante pegadiza pero a un volumen descomunal. Le pido puchos a mi amiga y no me escucha. La guia dice, grita, algo en portunol y la gente empieza a reunirse alrededor de la botella que se encuentra en el centro de la improvisada pista de baile. Yo todavía no me tome ninguna caipirinha, así que no estoy preparada para el meneo, pero voy a buscar una y vuelvo.

viernes, 10 de octubre de 2008

A nosotros

la distancia que más nos separa es la del te quiero mucho al te amo.

On stage

La luz guía, sobre su cabeza. Del otro lado, sombra.

miércoles, 8 de octubre de 2008

De olores

Si fuera hombre, nunca saldría con una mujer que use colonia de bebé y toallitas húmedas en lugar de papel higiénico.

martes, 7 de octubre de 2008

La gente que...parte III

-Utiliza eufemismos para putear y en lugar de decir "la puta madre" dice "la pucha" o "poporeta" o "popó" en lugar de "caca"
-No saluda al subir a un ascensor
-Tira la ceniza y apaga los cigarrillos en un vaso o en un plato
-Responde: ¿bien o te cuento?, cuando le preguntas cómo está.

Me subleva, mal.

viernes, 3 de octubre de 2008

Pedido

¿Sería alguien tan amable de sacarme de la lista de voluntarios para esta clase de simulacros?

miércoles, 1 de octubre de 2008

De amares

Fin de semana en Mar del Plata. Playa Grande. Hostel. Dos protagonistas: mi amiga y un surfer devenido conserje. Viernes de fiesta inhouse. Revolución en el hostel: música, alcohol, más música, más alcohol. Madrugada. Una propuesta y un sí. Una conversación previa:
-Tenes novia?
-Mi novia es el mar.

Silencio. Una revolcada y un adiós.

martes, 23 de septiembre de 2008

Time is never time at all

Ahora no tengo tiempo. En realidad, tengo tiempo pero no para escribir. Tengo que aprovechar este tiempo que todavía es mío, este tiempo al que todavía puedo manipular. Porque en breves comenzará el tiempo de descuento y más adelante llegará el tiempo de sobra, la resaca del tiempo que me hará, tal vez, volver a escribir, volver a trasnochar sin ganas, a dormir en cama de una plaza. Un tiempo que tendrá forma de paréntesis pero peso de punto. Y ni siquiera sé si es y seguido.

sábado, 13 de septiembre de 2008

La gente que: segunda parte

-Dice "mi chica/o" para referirse a una persona que ocupa el lugar de novia/o
-Se despide con la frase "bueno, esta chica, hablamos mañana"
-Dice "chiquis"
-Tiene muñequitos colgando de su celular
-Su celular colgando de su cinturón
-Usa escarbadientes

Me saca las ganas de tener ojos y oidos.

jueves, 11 de septiembre de 2008

El tema se llama "Digiriendo"

Hay un momento en el que todo se vuelve borroso y cualquier gesto de amor, despojado de su sentido más genuino, es percibido como un acto mezcla de agradecimiento con (el término es fuerte pero oportuno) lástima. Es cuando las palabras se convierten en las principales sospechosas, y la duda, en la verdad más absoluta. El mismo instante en el que la espera se cansa de esperar, y el deseo de escuchar y de recibir, se endurece. Ahí, en esa situación, en esta, no me queda más que ceder. Diría “soltar el globo” pero es una frase que detesto. Entonces, cedo. Me dejo llevar. Digo que sí. No pregunto. No hago cálculos. No proyecto. No hablo en plural. Boicoteo cualquier intento de acercamiento. No respiro. No me reconozco. Siento que estoy muerta.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Me Rio

de janeiro, al cubo.
Coming soon.

Warning

Te dije que estaba enamorada de vos
Te dije que te quería
Te dije que estaba perdiendo la paciencia
Te dije que la incertidumbre me estaba agujereando el corazón
Te dije que iba a ser tarde
Te lo dije
Te lo advertí

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Confirmado: está en su ADN.

Hay dos temas recurrentes en los almuerzos de mi laburo: el casamiento y las curiosidades del pueblo judío. Ahí la mesa se divide en cuatro (solteras, casadas, católicas, judías) y surgen subtemas que resultan más o menos interesantes según quien tome la palabra. Entonces: el vestido con esta diseñadora top, el alquiler del traje del novio allá, este salón está buenísimo porque no está quemado y es barato, el ritual del Mikbe, las sábanas con el famoso agujero, el por qué de los exámenes médicos pre nupciales. Y acá, en la cuestión que aparenta ser la más trivial, es donde quiero detenerme: debería ser obligatorio (para cualquier mujer, de cualquier religión) y no exclusivamente para los que deciden dar el sí, sino también para cualquier hija de vecino que adquiera novio nuevo. Para saber con quien te estás comprometiendo, sí, para prevenir las ETS, sí, pero sobre todo (sobre todo para las perseguidas como yo) para descubrir potenciales infieles. Ojo, amigas, con el Alelo 334. Dos de cada cinco hombres tienen este gen de la infidelidad. Vayan sacando turno. Perla avisó.

martes, 2 de septiembre de 2008

Hay noches

En las que pienso en lo de la torta y te odio.
Odio que no hayas sido vos.
Sin rencor. Con ganas, pero sin rencor, te odio.
Esta noche pienso en la torta, en vos, en cómo me sentí, y te odio.

viernes, 29 de agosto de 2008

Glasses


El mismo del Tiramisú customizado

Rebotaba, rebotaba, y rebotaba al ritmo de la pasti música en aquel boliche palermitano. A mí me calentaba ver cómo se deslizaba con esos movimientos espasmódicos y, al mismo tiempo, se tragaba la transpiración que le bajaba por la frente para deshacerse en su boca. Lo imaginaba tragando mis fluidos con la misma avidez y me excitaba aún más. Imaginaba su rostro salado y húmedo, quizás con resabios de alguna crema humectante o de un after shave adolescente. Tal vez Old Spice. No podía dejar de mirar su bulto contenido, muy contenido, en ese pantaloncito chupin que destacaba sus piernas musculosas y auguraba un venir generoso. La botella de agua era su única compañera. Bailaba, rebotaba, sobre sus talones, solo. Yo lo miraba fijo. Pero él, nada. Me acercaba, pero él, nada. Me fuí sola. Se fue solo. A los pocos días me llamó para invitarme a salir, aunque lo de “me llamó” no es literal porque me invitó a salir por mensaje de texto. Acepté: miércoles, village recoleta, 21 hs. Él: camisa cuadrillé roja y negra, pantalón chupín. Yo: jean Oxford, remera blanca. Sin corpiño. Antes de relatar el que se convertiría en el beso menos memorable de mi vida, debo decir que yo pagué las dos entradas (lo que no sería tan grave si no se tratase de la primera salida) porque el “no tenía cambio”. Entramos. Sin pocholos. Sin bebidas. Sin maní. Nos ubicamos: última fila. Títulos. Película principal. De cada cinco escenas, tres eran de sexo. Pero no de una pareja que celebra su amor en la cama. Tríos, fellatios y masturbaciones. Durante la media hora que duró eso, la última fila se convirtió en la más desperdiciada. Salimos con más ganas de tocarnos que de comer. O eso quise pensar. O eso pensé yo. Caminamos algunas cuadras alrededor del cementerio, dijimos (correspondía decir) que la película era un poco fuerte para una primera cita. Seguimos caminando. Seguimos hablando. Hasta que se me abalanzó y me besó. Un beso torpe. Sin saliva. Un beso muerto entre los muertos. Taxi. Cada uno a su casa. Dos semanas más tarde, me invitó a su casa. Venite, comemos algo. Y fui. Auto de Belgrano hasta Ramos Mejía. Estaciono en la puerta de lo que parecía un dúplex. Timbre. Ya voyyyy, grita una voz femenina. Espero. Uno. Dos. Cinco minutos. En eso veo a una señora que viene caminando por un pasillo y va aumentando su sonrisa a medida que se va acercando hasta donde estoy yo. Matías te está esperando, dice, mientras abre la puerta, me deja pasar, y se va. Efectivamente, Matías me estaba esperando pero no como yo me lo esperaba: la mesa, vacía. Él, sin chupín. Un saludo tibio. De ahí a un bar. Una conversación tan aburrida que no me animo a reproducirla. Lo importante es que al rato, por fin, aterrizamos en su casa: ya entonados, ya sin tema de conversación, ya con ganas de vernos desnudos. Escalera hasta su habitación. Enciende la televisión, hace zapping hasta MTV. Se acerca, me abraza y me besa. Mete su mano por adentro de mi musculosa. Y me rasca. Me rasca a la altura de donde debería estar el corpiño que no tengo. De acá en adelante, el relato se vuelve borroso: lo veo soplando el forro de un lado y del otro, y de nuevo de un lado, y de nuevo del otro, como si fuese una manga y él un marinero que no logra identificar de dónde viene el viento; un amigo modesto y algo alicaído, yo fingiendo, él no acabando. La madre abriendo la puerta de la habitación, viendo cómo su nene dormía con una extraña. Me veo a mí, yendo al baño semi desnuda, tropezándome con un juguete del perro de Matías que hacía piquipiquipiqui en un volumen inexplicable para su condición, pateándolo para silenciarlo, y después, encima, comprándole un Geniol porque ni bien se despertó dijo que le dolía la cabeza.

jueves, 28 de agosto de 2008

La gente que

Escribe Bss, en lugar de besos, me sulfura.

Sandro a medianoche

"Y me importa poco lo que están hablando, porque no preciso de ningún contrato. Para amar me alcanza, con que estés conmigo..."

miércoles, 20 de agosto de 2008

Shhhhh

Este espacio está muy aburrido. Me aburre leerlo. Me aburre actualizarlo. Es que, claro, yo estoy aburrida y el aburrimiento hace metástasis al sitio. Básicamente, estoy aburrida de hablar. De insinuar. De confesarme. De contar historias propias y ajenas. De aburrirme. Podría seguir inventando cosas sobre mí. Creando personajes con gestos y muletillas robadas. Describiendo situaciones y lugares que visité. Reflejando, en algunas líneas que suenen más o menos bien, mi estado de ánimo. Mezclando realidad y ficción. Podría hacerlo. Pero estoy cansada. Casi sin voz. Con más ganas de escuchar que de decir. Creo que es un buen momento para hacer silencio.

martes, 19 de agosto de 2008

Al sístole y al diástole de mi corazón

Hay Dolores que matan.

viernes, 15 de agosto de 2008

La diferencia entre vos y yo

Es que yo pienso en vos
y vos pensas en vos
Así, no.

No más Liz Solari

"Él siempre me trató como a una muñeca, perfecta de la cabeza a los pies, con pelo de Barbie y zapatos de cristal. Pero no veía mi corazón. Fue tan superficial que enloquecí y decidí hacer lo que yo quiero: vestirme como quiero y cortarme el pelo muy corto. Ya no soy más su muñequita para mostrar"

jueves, 14 de agosto de 2008

Sobre el amor y la distancia. O la distancia del amor.

Mi amiga Anita se fue a trabajar tres meses a un centro de Ski en Colorado y conoció a un Húngaro que le voló la peluca. Se pusieron de novios la primera vez que se besaron. Al otro día, ella abandonó a su roomate japonesa que se bañaba una vez por semana y se mudó al departamento de él. Mucho no se entendían porque el no hablaba español y ella apenas algunas palabras en inglés pero curtían bárbaro así que eso no importaba demasiado. Era raro verlos en las fotos a él tan rubio, tan europeo, tan alto, al lado de mi pequeña y morochísima amiga. Cuando terminó el work and travel program cada uno regresó a su país de origen, no sin antes hacer un pacto que incluía un encuentro en Budapest en el verano y fidelidad (algo que, con la distancia y el tiempo, termina convirtiéndose en castidad). Así estuvieron un año. Un año de Skype, Messenger, Facebook y Flickr. De conversaciones a medianoche. Un año de no compartir más que un chat en el que “hablaban” sobre diarios distintos, sobre cumpleaños a los que fueron solos, anécdotas de amigos que ninguno de los dos conoce. De cuánto calor hacía acá mientras allá nevaba. Un año de no verse ni tocarse, aunque esto último lo hacían seguido. Virtualmente, claro. Acomodaban sus web cams, se desnudaban, y empezaba la función. Ella se vestía para él y se divertía escuchándolo decir frases como “muestrame tu tajo, chiquitita”, en un español tan forzado como oportuno. Nunca acababan al mismo tiempo pero igual se sentían unidos. A su manera. Unidos.
Mientras Anita me contaba esta y otras cosas a mí me surgía una alegría vergonzosamente egoísta de no estar en su situación. Hubiera querido decirle que para mí era una locura, que esa relación no tenía futuro y que era sobrehumano (y hasta ridículo) el esfuerzo que estaba haciendo, pero no me animé. Llegó el verano y ella cumplió con su parte del trato: viajó a Budapest. El la estaba esperando en un departamento que había alquilado para la ocasión. Mucha familia, mucho recorrido por lugares típicos, mucha cerveza, mucha páprika, mucho sexo no virtual. Gemidos face to face. Una semana antes de regresar a Buenos Aires y no verlo nunca más, Anita me escribió un mail. Decía que estaba feliz de estar ahí pero que al mismo tiempo se sentía triste porque sabía que pronto se separarían una vez más y que creía que no iba a poder resistir otro año más así. Me preguntó qué haría en su lugar. Menos mal que no le respondí. Todo lo que hubiera argumentado en ese momento lo utilizaría hoy en mi contra.

martes, 12 de agosto de 2008

Meredith dixit

Okay, here it is, your choice... it's simple, her or me, and I'm sure she is really great. But Derek, I love you, in a really, really big pretend to like your taste in music, let you eat the last piece of cheesecake, hold a radio over my head outside your window, unfortunate way that makes me hate you, love you. So pick me, choose me, love me.

lunes, 11 de agosto de 2008

Me llama una mina con el mismo nombre que la ex ministra de economía y apellido burgués, alegando que es periodista de una revista teen. Me pide una información de prensa. Le pido el mail. Dice: sunombreyapellidoburguésarrobayimeil (hace una pausa y aclara) gemeil puntocom.
Detesto ese tipo de aclaraciones. ¿Acaso hay alguien que no sepa la correcta pronunciación de Gmail? ¿Por qué no me aclaró, de paso, que era mail con a y no con e? Estoy segura de que la muy idiota dice colorado en lugar de rojo y embriash en lugar de embriague.
Igual, lo que más me fastidió fue su tonada de novia de jugador del CASI que llegó hoy a la redacción bronceada por el partido de ayer pero a las puteadas porque su pareja se fue a festejar con el equipo y otras regias que debe haber levantado por ahí.

viernes, 8 de agosto de 2008

Un día como hoy

Conocí al quinto hombre más lindo del mundo. Y me enamoré.
Salud.

lunes, 4 de agosto de 2008

Este espacio

Se está desmaterializando. Por algo será.

miércoles, 30 de julio de 2008

Después del final, sí.

Martes. Día de final. Oral. Veinte exámenes en dos horas. Cada alumno tiene seis minutos para decir lo que sabe y yo tengo el mismo tiempo para darme cuenta lo que no. Tomo lista. Hay un ausente: J. Empiezo de atrás para adelante. La decisión no es inocente: el apellido de J es con A. Alumno uno, bolilla tres, alumno dos, bolilla diez, alumno nueve, llega J, bolilla cuatro. Once menos diez de la noche. El aula, vacía. Alumno número veinte: el último y el primero de mi lista. J tiene remera rosa escote redondo, sweater chocolate y una manchita blanca en el ojo izquierdo. Blackberry con ringtone de Lost. Sin funda. Labios finísimos. Muchas canas. Pinta de ser padre de una niña de cinco o seis años. Chicle de uva en la boca. J elige la bolilla cinco: relaciones con el gobierno. Ahí me plantea una situación hipotética sobre la intención de una empresa de servicios públicos de extender el plazo de concesión y dice que haría lobby con el secretario de transporte y las organizaciones de defensa al consumidor. Le pregunto si le parece ético sugerirle al secretario un beneficio económico a cambio de su gestión. Dice: no es muy ético pero no dejaría de hacerlo con tal de cumplir con mi objetivo. Y agrega: es el precio que hay que pagar por este tipo de movidas. Todo bien con la gestión de los relacionistas públicos y los lobbystas, pero no vivimos en Disney. Hay políticos corruptos, empresarios coimeros, dirigentes traidores, alumnos incorrectos. Interrumpo: tiene un siete, J, felicitaciones. Buenas noches, profe. Gracias. Apago la luz del aula. Salgo. Entrego el acta en administración. Llamo el ascensor. Subo. Sube J. Cien pisos de silencio. Planta baja. Un nuevo chau, más forzado, sin tono de despedida, y una pregunta a la que no sé qué responder.

viernes, 25 de julio de 2008

No da parlarse a la profe antes del final

Perla, cómo va? Me fije y no subieron las notas a la UP, igual me anoté para final del martes que viene como condicional. Te aviso para que sepas.

saludos.
buen finde
J.
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Hola J
Qué raro lo que me decís. Lo chequeo y te aviso.
Gracias por avisarme
saludos,
P.-
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no es nada... es mi función como nerd de la clase.

gracias.

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No diría que sos el más nerd. Sí, uno de los más atentos.

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y siii, no hay mucho para comparar. Qué personajes.

bueno, no te jodo mas porque no dar parlarse a la profe antes del final, no es ético.

beso

jueves, 24 de julio de 2008

Sí, quiero.


miércoles, 23 de julio de 2008

El que busca, encuentra.

Color púrpura.

sábado, 19 de julio de 2008

Hoy

Me levanté
Me bañé
Me fui a depilar
y
Me alimenté
Por amor propio.
Es el único que espero no perder nunca.

viernes, 18 de julio de 2008

Sentencia

"...y vos vas a estar ahí, en su casa, esperándolo, maquillada como si fuera viernes..."

martes, 15 de julio de 2008

Match Point

De noche, no todos los gatos son pardos.

lunes, 14 de julio de 2008

The fake smile on the surface that you show to the world when you are sad

I'd like to laugh at what you said
but I just can't find a smile
I wonder why you can't
I struggle with myself hoping I might change a little
hoping that I might be someone I wanna be
looking out I want to know someone might care
looking out I want a reason to be there
cause I don't know what I've done to deserve you
and I don't know what I'll do without you
looking out I want to know some way might clear
looking out I want a reason to repair
cause I don't know what I've done to deserve you
and I don't know what I'll do without you
I can't see nothing good
and nothing is so bad
I never had a chance to explain exactly what I meant

viernes, 11 de julio de 2008

Al fin sucede

La primera vez que fui a una vidente (a Alicia no le gusta que le digan bruja, dice que es despectivo y que las brujas son malas y ella no) fue antes de separarme de mi ex novio (no el que se está por casar, el anterior). Me recibió en su casa, un coqueto departamento de Belgrano. No había bola de cristal, ni cortinas con estrellas y soles, ni tampoco sahumerios. Sí, fotos de su marido y su hijo de unos trece años y mucho olor a pis de gato. Nos sentamos en una mesa ratona. Una en frente de la otra. Dijo que era maestra de primaria y que en los ratos libres se dedicaba a eso. Lo de ella era la numerología. Hasta ese momento desconocía la diferencia entre eso y la astrología. Para mí era todo una mentira. Un invento. Pero ahí estaba yo, en la casa de una maestra devenida en bruja (perdón, en vidente), dispuesta a ser estafada espiritualmente y a perder cincuenta pesos, con tal de poner a prueba mi destino. No dejó que me presentara. Sólo me preguntó el nombre. Yo hice una sola aclaración:

-Por favor, si en las cartas ves que algún familiar se va a morir, no me lo digas.

Asintió con la cabeza. Tomó un mazo de cartas, lo mezcló, y me pidió que lo cortara en tres partes. Eso hice. Después, reunió las cartas en un único pilón y me hizo sacar cinco, con la mano izquierda. Las acomodó en forma de cruz, en el centro de la mesa. No pregunté por qué, pero ella me lo explicó: el norte significa el futuro; el sur, el pasado; el oeste, lo positivo; y el este, lo negativo. El centro es el presente. Y empezó:

-A ver. Perla. Primero te vamos a ver a vos. Según el tarot marsellés, que son las cartas que estamos interpretando, sos Le Bateleur. El mago. Linda figura, linda carta. Como verás, se encuentra de pie ante una mesa de tres patas que simbolizan los tres reinos de la naturaleza: el animal, el vegetal y el mineral. Pero ojo. La mesa tiene, en realidad, cuatro patas. Hay una que no se ve pero que existe y que representa el cuarto reino. El espiritual.

Hasta ahí, el relato sonaba a columna de revista Mía. Alicia estaba concentrada, hablaba con seguridad, con convencimiento. Mirándome a los ojos. Siguió:
-Sobre la mesa aparecen varios instrumentos que tienen diferentes significados: espadas (osadía), copas (intuición) y oros (éxito). El mago sugiere inteligencia, habilidad, eficiencia, agilidad, creatividad y originalidad, pues se requiere de todo ello para manipular los objetos que se encuentran sobre la mesa.
-Divino el mago, muy linda figura, muy bien dotada, pero ¿qué tiene que ver conmigo, Alicia?
-Ahí vamos. Tiene todo que ver con vos, Perla. Sé paciente.
Después de unos minutos de silencio, habló y dijo algo sobre mi supuesta habilidad para las comunicaciones, me preguntó si era oradora, le dije que de alguna manera sí. Deshizo la cruz, mezcló las cartas y me pidió que cortara en tres. Ahora decime sobre qué queres hablar. Qué queres saber. Me daba miedo empezar por las cuestiones sentimentales, así que le pregunté por mi familia. Mano izquierda, cinco cartas. Cruz.
-Tu mamá está enferma, ¿no? Tuvo un infarto. Tu papá es la persona que la sostiene y sostiene a la familia. En enero del año que viene va a recaer pero, a ver, sacá una carta más. Tranquila: se va a recuperar. ¿Qué más?
-Mi trabajo.
Mismo procedimiento. Nueva cruz.
-Mmmm. No estás cómoda ahí. Hay un hombre que es una amenaza. Siente atracción por vos y como vos lo rechazas se va a tomar revancha. Cuidado. En agosto renuncias.
-El único hombre que hay está de mi lado. Qué raro.
-En agosto, renuncias. ¿Qué falta?
-El amor.
-Ay, el amor, el amor, dijo, y levantó mucho las cejas, como lamentándose. Su cara me sugestionó un poco pero lo que más me asustó fue darme cuenta de que tenía maquillados los ojos con sombra violeta. Un color que sólo podría usar una bruja. Una bruja mala.
Antes de que me lo pidiera, seleccioné cinco cartas con la mano izquierda. Ella hizo lo suyo y las acomodó en cruz.
-Ah, pero estás en pareja. Y hace algunos años. Conviven, ¿verdad?
-Correcto, correcto, correcto.
Tres de tres, pensé.
-Y en el pasado fueron muy felices. Me sale el mundo: plenitud, armonía, unión.
Cero de uno. No sé si fuimos tan plenos ni tan felices. No digo nada.
-Pero esperá: acá, en el presente, hay algo. El está raro.
-¿Raro?
-Sí, raro con respecto a la relación. Con respecto a vos.
-…
-En el presente me sale el colgado. Esta carta implica un paréntesis en nuestra vida, un momento de transición en el que hacemos una pausa para dejar las cosas fluctúen a su manera y que el destino decida por nosotros. Es un tiempo de reposo donde predomina la reflexión sobre qué hacemos, por qué lo hacemos y cómo lo hacemos. ¿Entendes?
-Un tiempo de resignación. Algo así, ¿no?
-No diría eso. Es una pausa. Puede ser que él empiece a ver las cosas desde otra perspectiva o que sus prioridades cambien de manera radical.
-O sea que va a hacer la plancha y va a dejar que todo fluya.
-Exacto.
-¿Y en el norte qué ves? ¿Qué va a pasar en el futuro con nosotros?
Alicia hizo silencio. Me pidió una nueva carta. La muerte.
-Se van a separar, Perla. Lo lamento.
Y acá, para confirmar mi escepticismo, para que el relato sea redondito, es cuando debería decir que nada esto sucedió, que Alicia era una bruja mala y que inventó todo. Pero no. Mamá tuvo un infarto en enero y salió adelante, renuncié a mi trabajo en Agosto porque el único hombre de la oficina me obligó a hacerlo y me separé de mi ex, que todavía debe seguir colgado.

Pero eso no es todo.

Alicia pasó de ser una bruja mala a una vidente muy respetada por mí. Incluso les recomendé a algunas amigas que la visitaran. Que le pegaba a todo.

Un año después de aquella visita (ya en el nuevo laburo, ya separada, con mi madre ya recuperada) regresé a lo de Alicia. Esta vez, sin tantos interrogantes, sin tanto que perder.

Hola Alicia, Hola Perla. Cuando la vi, supe que sabía que sus predicciones se habían cumplido. Había olor a pis de gato pero ya no me molestaba tanto. Nos sentamos en la misma mesa. Sin explicación previa, mezcló e inauguro la primera cruz.

-¿Empezamos por el amor, no?, dijo.
-Para qué perder tiempo. Adelante.
Norte, sur, este, oeste, centro.
-Estás con una persona comprometida, Perla. Un casado. La mujer está con él por su status. El está muerto con vos, me salen soles. Hay amor acá, eh. En el presente está colgado. El colgado significa que…

Interrumpo y digo: ya sé lo que significa el colgado. Me salió la otra vez, ¿te acordas?

-Nunca recuerdo las cartas, Perla. Cada vez que alguien se va, yo reseteo mi mente. Es la única manera de purificarla.

Alicia es hábil y sabe cuando cambiar de tema. Por sugerencia suya, entonces, seguimos por salud y dinero. Pero todo lo que dijo después del amor, después del colgado, me lo olvidé. No me interesaba saber cuánto iba a ganar, en qué me iba a destacar laboralmente o en qué mes cuidarme de la alergia. En el amor, en el presente, la persona con la que lo compartía, estaba colgada. Lo que se olvidó de decirme esa vez es que el casado, colgado o no, se quedaría con su mujer que sólo lo quiere por el auto y la casa. Alicia, la vidente cuestionada.

Pasaron otros seis meses hasta que la volví a ver. Sin novio, sin amante casado, pero con un nuevo festejante de carácter provisorio. Fue casi un monólogo de Alicia:

-El pibe tiene todos los reyes. Es inteligente y muy admirado. El lo sabe. Le va a ir muy bien. Con respecto a vos, no me sale que hay amor. Sí, deseo y admiración. Hay mucha piel entre ustedes.
Como punto negativo le sale la luna. La luna es una carta con dos mujeres. El está en el centro mirando a dos mujeres. Pero en el futuro, a ver, dejame ver. Saca una más.

Y ahí cometí el acto más estúpido de mi vida.

Alicia apoyó la carta en la mesa y todo terminó.

jueves, 10 de julio de 2008

Infinity Sadness

Donante de corazón se busca.

martes, 8 de julio de 2008

Crazy about him

viernes, 4 de julio de 2008

Maldición

Tengo envidia, el ego lastimado, melancolía y algo de alegría. Así, no puedo.

URGENTE

Acabo de conocer a la futura esposa de mi ex. Estoy convulsionada. En estado de shock. A punto de llorar. Sí, ya sé. Soy incongruente: hace unos meses vendí los anillos de compromiso con ese mismo ex (¿habrá ido a la misma joyería?) y me gasté los doscientos pesos en una cena.
Quiero escribir cómo me siento, cómo es ella, y no puedo. En un rato, cuando me serene, voy a hacer el intento.

jueves, 3 de julio de 2008

Una verdad incómoda

El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.
El amor no depende de nuestra voluntad.

martes, 1 de julio de 2008

Desabastecimiento

Paciencia y ganas, escasean.
Salud y sorpresa, también.
La góndola está complicada.

viernes, 27 de junio de 2008

Médanos: digamos que mi primer cuento. O el último.

El silencio permanece durante el trayecto de ida a la comisaría. Julia está avergonzada. Sus pequeñas manos transpiran y delatan sus nervios. Tiene miedo. Tiembla. La velocidad del auto no le permite ver hacia afuera con claridad pero a ella le parece que todos los cuerpos toman su forma y se convierten en él: su rostro se multiplica infinitas veces. Al descender, siente los granos de arena mezclarse con la humedad del pis en su traje de baño.

Julia Alvarez, 10 años, nacionalidad argentina. El comisario repite en voz alta las palabras del padre de Julia. El sonido de las teclas de la antigua máquina de escribir hace eco en la sala de entrada de la seccional.

Era el quinto año consecutivo que su familia veraneaba en Punta del Este. La rutina no variaba demasiado: enero, barco hasta Colonia, auto hasta la península. Días de playa y algún que otro paseo por la rambla. Ese año viajaron junto a la familia de Marina, una compañera del colegio de Julia. Alquilaron una casa al lado de la suya, en la parada diez de la mansa.

Domingo. El calor retrasa su llegada a la playa. Mientras los grandes desafían al tejo en la orilla y se meten al mar, Julia y Marina juegan a las escondidas. Pero la diversión no es esconderse y descubrirse entre sí, sino desaparecer y alarmar a los padres: primero fue el baño de hombres, después el carrito ambulante que vendía bebidas y barquillos. Hasta que descubren el lugar perfecto: un lugar elevado, desde donde no se escuchan voces ni el sonido del mar. Tardan diez minutos en llegar a la cima. Esquivan arbustos y ramas. Una vez allí, se sientan con las piernas cruzadas a esperar que alguien las sorprenda. De repente, Julia siente una respiración muy cercana detrás de su oreja izquierda. Marina esta a su lado. Al instante, una mano áspera se mete lentamente entre la malla y su piel, manoseando su intimidad. “Si gritás, te mato”, dice una voz masculina. “Quedate quieta y bien calladita”. Julia se da vuelta y lo ve: su mirada se posa sobre los pequeños y redondeados ojos de un hombre de unos cuarenta años, y en sus manos cubiertas de un polvo blanquecino. Marina quiere gritar pero su voz la traiciona. Julia siente paralizadas sus piernas. Se mantiene inmóvil. Muda. Obedece. Un nuevo roce la cautiva: sus pechos aún no desarrollados reaccionan y se endurecen. El cosquilleo en su estómago la desconcierta y le provoca, en idénticas cantidades, placer y ganas de vomitar. Se estremece ante un nuevo tacto. Espera que la secuencia se repita, una vez más, pero eso no sucede. Marina toma coraje y baja corriendo del médano en busca de ayuda, mientras que Julia ve al desconocido alejarse cada vez más.

Furioso. Así se puso el padre de Julia quien, al enterarse de lo ocurrido, inició una desesperada búsqueda en la playa para encontrar al agresor. Los oficiales de prefectura corrían de una punta a la otra y molestaban a los turistas con interrogantes para obtener alguna pista. Ninguno parecía dar con el perfil descrito por ella. Un stand de promoción de Coca Cola. Ahí lo vio. Mezclado entre la gente, camuflado entre gorros de paja y pareos coloridos, muy cerca de una mujer. Lo vio apoyándosela sin mucho disimulo mientras ésta esperaba recibir su regalo. Eran sus manos. Era él.

-Lo tenemos. Es albañil. Uruguayo. Tiene antecedentes. Necesitamos la colaboración de la menor para corroborar que sea él. Con suerte se come un par de años adentro. Y acá si que sus pares se van a encargar de sacarle las ganas de agarrarse pendejos.

Las palabras del comisario aliviaron al padre de Julia al mismo tiempo que avivaron su culpa: por haberla dejado sola, por no haberla defendido, por no haberla advertido sobre qué hacer ante una situación similar. Ella se mantuvo en silencio. Como si no pudiese dejar de cumplir con las órdenes impuestas por el desconocido.

-Papá te promete que esto ya termina y que nunca nadie más va a hacerte algo feo. Siempre voy a estar a tu lado para protegerte. Julia abrazó fuerte a su padre y se tranquilizó.

Al ingresar en el recinto contiguo, inmediatamente lo reconoció. Eran sus manos blancuzcas. Era él.

-¿Es él?, preguntó el oficial. Julia no respondió. ¿Es él?, insistió su padre. Julia movió la cabeza de lado a lado. Dijo que no y sonrió. Aún le parece ver su cara entre la gente.

Maldita bronquitis

Me duele la boca del estómago
Y la garganta
Y la cabeza
Y el cuerpo
Y me pica la nariz todo el tiempo
Y estoy harta de ver TV basura
Y de tomarme la fiebre
Y de estar en pijama
Y de toser
Y de no sentirle gusto a la comida
Ya quiero recuperarme

viernes, 20 de junio de 2008

A mí

Me importa que me importe y no me importa que no te importe.

¿Daria o Perla?

miércoles, 18 de junio de 2008

Un adagio para Ester

Se llamaba Ester pero le decían chochota. Nunca supe muy bien por qué. Alguna vez escuché que cuando era joven tenía los ojos rasgados y el pelo negro y largo, con trenzas, y que por eso le decían la china. Supongo que con el tiempo se fue degenerando –china, chinita, chinota- hasta convertirse en lo que quedó. Era la más callada de mis tres tías abuelas. También, la más subversiva. Su apellido era Bartolomeo pero debería haber sido Contreras: discutía hasta la composición del blanco. Era mentirosa y hábil como buena geminiana. Ni ella era mi tía favorita ni yo su sobrina pero aprendimos bastante una de la otra: yo, a hacer trenzas en la cola de un pequeño pony, y ella, los pasos básicos de la danza clásica. Tenía devoción por mi primo, el único varón de la familia. Se le notaba mucho. Cada vez que nos invitaba a comer a los tres sobrinos-nietos, hacía su plato favorito: milanesa a la napolitana con jamón. Lo hacía aún sabiendo que a mí no me gustaba. Yo protestaba pero nunca conseguía cambiar el menú. Al principio creía que su antipatía conmigo era una manera de reivindicar su protagonismo (ese que perdió el día en que nací yo, el mismo día en que ella festejaba sus sesenta años), pero después me di cuenta de que en realidad mi primo le caía mejor porque siempre le decía piropos. Y a ella le gustaba eso porque era muy coqueta y muy solterona. Una vez me escuchó decirle a mi mamá que yo no quería quedarme sola como la tía chochota y, desde ese entonces, todo empeoró. Dejó de invitarme a comer a su casa y no quiso más compartir la torta conmigo. Nos amigamos unos años antes de que falleciera. Creo que fue aquella vez que la visité en el geriátrico donde ella vivía. Ese día inflé globos, escribí un mensaje de feliz cumpleaños en la pizarra del living y le dediqué un adagio. Los abuelos estaban emocionadísimos. Ella aplaudía pero no decía mucho. Cuando terminé, dije que yo sabía que ella podía hacer lo mismo. Llorando, lo dije.

Diez