Acabo de llegar a Ezeiza y ya estoy excitada. Me compro un libro que debe salir no mas de treinta pesos a casi cincuenta, saco la assist card (por si me pica um mosquito y me agarra Dengue, por si me corto el pie con alguna conchilla o bien me agarra un ataque de asma que desde hace tantos dias estoy esperando) aún sabiendo de que es guita tirada porque nunca la terminas utilizando. No importa: pago los cien dólares de la cobertura con la misma alegria con la que compraria una campera de cuero edición limitada de Marc Jacobs. Ahora estoy en free shop y arraso: un rimel HR, un perfume, un Gin Bombay y algunos chocolates. En dólares todo me parece barato y me cago en el uno a uno.
Por suerte me toco ventana y a mis dos amigas, la misma fila que a mi, a pesar de haber hecho el check in cada una por su lado. Ipod hasta que despega, una media horita mirando para adentro, y la gloria: el desayuno. Antes de aterrizar ya estoy cambiandome las zapatillas por unas divinas Havaianas. El aeropuerto de Rio de Janeiro me hace acordar al JFK pero soy incapaz de dar referencias para que encuentren las mismas similitudes que yo. Mientras espero el tranfer para ir a Búzios, fumo un cigarrillo y pienso: Brasil com amigas en temporada baja es un programón.
El micro esta lleno de Argentinos. Los vidrios tienen uma especie de film negro que se supone es refractario pero, acá arriba, hay dos cosas que brillan: los anillos de las parejas que estan de luna de miel y los accesorios dorados que cuelgan de las madres que tienen mas ganas de broncearse que de cuidar de sus hijos.
La velocidad promedio del bondi es de, aproximadamente 150 km/h. Morro cuesta arriba, tal vez 149 km/h. Empiezo a repetir el panqueque del desayuno, pero todo bien. Saco fotos del paisaje al costado de la ruta, de mi amiga, de la amiga de mi amiga, me saco fotos a mi misma. Por un momento me olvido de su partida y de él.
La posada es, como podria describirla, como cualquier posada brasilera: mucha madera, mucha palmera, mucho sillón con estampado canabbis. O no, pero parece. Nunca alquilaria esta posada si estuviera en Pinamar pero como esta aca digo que es encantadora por su estilo rústico y minimalista. Tenemos hambre y decidimos comer algo al paso para aprovechar más la tarde. Puedo dar fé de que probé el lomito menos tierno de todo latinoamerica. Pero qué lomo tienen los brazucas, eh.
Hay un sol radiante y la playa esta repleta de gente. Nos tiramos en las lonas que aún tienen olor a suavizante y le hablamos, mejor dicho le respondemos, a todos los morenos que se nos acercan a hablar. Nos confunden con chilenas y nos preguntan si tenemos pololos. Nosotras les preguntamos adonde podemos ir a bailar esta noche y terminamos echandolos porque no entendemos nada. Compramos queijo, milhos, helados. Menos mal que no me fui a Salta.
Estamos entusiasmadas con el tema de la excursión en barco por arraial do cabo. Dicen que es el caribe Brasilero. El paquete, además, promete caipirinhas free, brochettes de lomo y frango. Ya en la cola antes de subir al micro que nos trasladara al puerto vemos a dos pibes, guapos, que parecen argentinos y surfers. Dejamos pasar a todos y justo subimos detrás de ellos. Diez minutos. Llegamos al puerto, o a la Isla Maciel, como quieran llamarlo: olor, suciedad, pobreza. Pero bueno, el barco parece cómodo y lujoso, ,che, y es el único que entra en las grutas. Va a ser un dia de tranquilidad donde vamos a poder charlar y contemplar los paisajes más exóticos. Y además, chupar gratarola. La samba empieza a sonar cuando el barco aún esta amarrado, una samba bastante pegadiza pero a un volumen descomunal. Le pido puchos a mi amiga y no me escucha. La guia dice, grita, algo en portunol y la gente empieza a reunirse alrededor de la botella que se encuentra en el centro de la improvisada pista de baile. Yo todavía no me tome ninguna caipirinha, así que no estoy preparada para el meneo, pero voy a buscar una y vuelvo.
2 comentarios:
Uy! me recuerda cierta vacación en el nordeste con amiga del alma en estado de almas medio calamitosas
Dele a la caipi a full, noquedaotra
Calamitosa: esa es la palabra, emma. Gracias! cuando me recupere de la rehab nos juntamos. beso
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