viernes, 29 de febrero de 2008

Non, je ne regrette rien


Los viernes son, para mí, como los domingos para los suicidas. No sé si ellos harán (en el que piensan que será su último día) lo mismo que estoy haciendo yo. La sensación, sospecho, es la misma. Es el tercer viernes que me encuentro buscando mails, revolviendo carpetas virtuales con nombres de personas con las que ya no me vinculo, gente que, quizás, ya me olvidó. Veo y saludo rostros que ya olvidé. Hoy, por ejemplo, encontré esta foto. Mejor dicho, la foto de un regalo: un tiramisú (mi postre favorito) con un sténcil de cacao con la cara de Amelie (NDR: en otra vida, antes de ser Perla, fui Amelie) Cuando me lo dio, me pareció original y dulce. Tierno. Me gustaba, él. También, el Tiramisú. Todavía no me había demostrado que era un idiota. O yo no me había dado cuenta. Recién, borré su carpeta y vacié la papelera de reciclaje. Y ya ni siquiera es mi postre favorito.

2 comentarios:

Siesta escandalosa dijo...

Este sábado se parece mucho a un viernes. Tampoco sé muy bien qué hacer con lo que ya no es.

laura dijo...

esto es poesía

placer