Leer a Dorothy Parker es tener un deja vu atrás de otro. Resulta imposible no identificarse con lo que uno lee. Y más, si el lector es lectora, como en mi caso. Es que la tipa es brillante: tiene sarcasmo, tiene sensibilidad, es ocurrente, y no cae nunca (pero nunca, eh) en ese discurso que pretende retratar (y no sólo retratar, me animaría decir que pretende generalizar y hasta desdramatizar) un perfil de mujer que todas y todos sabemos que es penoso, pero que no sé por qué, el cine, la televisión y ahora, también, la literatura (con el vanguardista y para mí, mega trillado chick lit), se empeñan en enaltecerlo: la mujer sub cuarenta, exitosas en lo laboral pero pero sin pareja. Por favor. Acabemos con la farsa de Bridget Jones. ¿Existe alguien en este mundo que desee ser como ella? Lo dudo. ¿Cuál es el mérito de ser una looser asumida? ¿Y de sentirse orgullosa por estar excedida de peso aún sabiendo que debido a los estrechos parámetros de belleza que hay instalados en la sociedad, no estar en forma es algo que disminuye considerablemente las posibilidades de conseguir pareja? Por favor. Censuremos a Bridget Jones y desintegremos su club de fans. Impidamos que se reedite “Quiero un novio” y bazofias similares. Es por el bien del género, créanme.
Celebro, en cambio, a Parker y sus mujeres que son engañadas y abandonadas, y sufren, lloran, se contradicen, y no se encierran a comer un Lemmon Pie para ahogar sus penas. Son vulnerables, furiosas, competitivas. Hablan, escupen, dicen lo que sienten. Si su amado no las llama antes de dormir, se angustian, y llaman ellas para ver si todo está bien. No lloran en silencio. Son valientes: les preguntan a sus hombres si las quieren. Cuando están con alguien que no les promete exclusividad, tomando un trago, y en ese preciso instante comienza a sonar insistentemente el teléfono dicen genialidades como ésta:
-¿Hay por estas cercanías un picadero donde alquilen caballos salvajes?
-¿Cómo?
-Porque si lo hubiera, desearía que llamaras y les pidieras que nos enviasen unos cuantos. Quiero demostrarte que, por mucho que tirasen de mí, no podrían moverme un milímetro de mi firme decisión de no preguntarte quién te ha llamado por teléfono.
Y él: ah. ¿Es bastante seco, cariño? Porque te gusta muy seco, ¿no? ¿Seguro que está en su punto? ¿De veras? Espera un segundo cariño, que te encenderé el cigarrillo. ¿Estás bien?
Y ella: No puedo soportarlo, he perdido toda mi fuerza de voluntad….quizá la sirvienta la encontrará en el suelo por la mañana. Hobart Ogden: ¿quién te ha llamado por teléfono?
Destaco otra cosa: saben criticar a sus rivales con altura: “pertenece a esa clase de mujeres que tanto abundan y consideran que cualquier referencia a la Belle France es una invitación al vals”. Y otra: es deliciosa describiendo y calificando a sus personajes. Y una última: leer a Dorothy Parker me dan ganas de escribir. Me divierte. Me envenena. Me alegra el domingo.
Celebro, en cambio, a Parker y sus mujeres que son engañadas y abandonadas, y sufren, lloran, se contradicen, y no se encierran a comer un Lemmon Pie para ahogar sus penas. Son vulnerables, furiosas, competitivas. Hablan, escupen, dicen lo que sienten. Si su amado no las llama antes de dormir, se angustian, y llaman ellas para ver si todo está bien. No lloran en silencio. Son valientes: les preguntan a sus hombres si las quieren. Cuando están con alguien que no les promete exclusividad, tomando un trago, y en ese preciso instante comienza a sonar insistentemente el teléfono dicen genialidades como ésta:
-¿Hay por estas cercanías un picadero donde alquilen caballos salvajes?
-¿Cómo?
-Porque si lo hubiera, desearía que llamaras y les pidieras que nos enviasen unos cuantos. Quiero demostrarte que, por mucho que tirasen de mí, no podrían moverme un milímetro de mi firme decisión de no preguntarte quién te ha llamado por teléfono.
Y él: ah. ¿Es bastante seco, cariño? Porque te gusta muy seco, ¿no? ¿Seguro que está en su punto? ¿De veras? Espera un segundo cariño, que te encenderé el cigarrillo. ¿Estás bien?
Y ella: No puedo soportarlo, he perdido toda mi fuerza de voluntad….quizá la sirvienta la encontrará en el suelo por la mañana. Hobart Ogden: ¿quién te ha llamado por teléfono?
Destaco otra cosa: saben criticar a sus rivales con altura: “pertenece a esa clase de mujeres que tanto abundan y consideran que cualquier referencia a la Belle France es una invitación al vals”. Y otra: es deliciosa describiendo y calificando a sus personajes. Y una última: leer a Dorothy Parker me dan ganas de escribir. Me divierte. Me envenena. Me alegra el domingo.
1 comentario:
La Parker es DIOS
jijiji
besotes, Perliña
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