lunes, 15 de diciembre de 2008

Esa fantasía caprichosa de querer ganarle al oficialismo

Hacía mucho tiempo que no lastimaba a alguien. Y mucho más tiempo que no lo hacía así, a propósito. Con tanta impunidad. Yo creía que me iba a ser difícil reincidir, decir lo nuestro es hasta acá, hoy no, no te confundas conmigo, tengo novia y quiero seguir teniéndola, con vos no tengo nada más que piel. Calentura. Estoy caliente con vos y ya, nena. Pero no. Me reconocí en esa voz. En ese cuerpo de locatario. Y ahora te veo ahí, esquivándome, tratando de disimular que te quedaste así, enamorada de mí. Dejada con aviso. Desilusionada. Y yo te veo ahí, así, y me siento tan miserable y tan satisfecho. Orgulloso de mi capacidad de lastimar. Porque yo también sé hacer daño. Y esta vez te tocó a vos. Aunque, admitámoslo, un poco te dejaste. Conocías las reglas y los riesgos. Y la desventaja, la suplencia, lo sé, era lo que te motivaba a seguir adelante. Esa fantasía caprichosa de querer ganarle al oficialismo. No me hiciste caso. Y no digas que no te lo advertí. Te encegueciste. Pero, decime la verdad: ¿no te diste cuenta de que estaba abusando de vos? Vamos. No hice ningún esfuerzo por ocultarlo. Ahora lo sabes: abusé de tu generosidad, de tu paciencia, de tu espera, de tu cuerpo. De vos. Un delicioso abuso. Es que la heroica conmigo no va, viste. ¿No lo ves? Estoy acostumbrado a salvar, no a ser salvado. Ser salvado implica la pérdida de argumentos. Y sin argumentos no soy nada. Perdón, pero ni siquiera me sale pedirte perdón. No quiero ser cínico pero no me avergüenzo de cargar con esta culpa. En definitiva, es una culpa justa. Oportuna. Revitalizante. Toda mía.

4 comentarios:

Siesta escandalosa dijo...

Eso de querer ganarle al oficialismo me resulta más contundente que un golpe bajo, Clau.

EmmaPeel dijo...

súper contundente

knock out técnico

Versus dijo...

Brillante.
No more

Anónimo dijo...

Pobre, Perla. Mala.
omps