lunes, 9 de marzo de 2009

Impresiones post mudanza

En mi nuevo hogar hay dos pozos de aire y luz. Así lo definió mi hermana arquitecta cuando hizo el plano. Uno da a Av. Libertador y otro a Av. Luis María Campos. En mi primer día aquí no logré identificar si el ruido a bondi viene de una avenida o de otra. Me inquieta un poco el tema. Hablo con mi mamá y me dice, me promete, que me voy a acostumbrar. Me recuerda la primera noche que dormí en un departamento, luego de haber vivido durante veinte años en una casa: el ruido del ascensor no me dejó dormir. Después de esa noche ¿te despertaste alguna vez por el ruido? No. No, y el ascensor siguió estando en el mismo lugar, subiendo y bajando y haciendo el mismo quilombo. ¿Ves? Te acostumbras. Me tranquilizo. Me pido tiempo. Y evalúo la posibilidad de comprarme tapones para los oídos.

Las ventanas tienen una reja que lejos de dar una sensación carcelaria, aportan toneladas de calidez. En cada una hay, colgando, una mini bola de cristal. Cumplen una función meramente decorativa pero a mí me gusta pensar que tienen poderes. En el living, un hogar que invita a contemplarlo y a hacerle compañía. También tengo plantas. Plantas heredadas que ahora dependen de mí. Tal vez, del inquilino anterior. Tal vez, del dueño. Hasta ahora conocí a un solo vecino. En rigor de verdad sólo le vi la espalda (una espalda lampiña y para nada trabajada) y escuché su voz. Duerme justo enfrente de mí y es el responsable de que haya puesto cortinas. No sé su nombre ni si vive solo o con alguien. Sí sé que no está en un buen momento con la que supongo yo es su novia porque en lo que va del domingo lo escuché discutir dos veces. La última frase antes de cortarle el teléfono fue: nena, a vos no te da la cabeza. No sé si hubo reconciliación porque tuve que ir a Easy a comprar un gancho para colgar toallas que ya se me despegó. Todo por no esperar la hora que recomienda 3M para que el adhesivo haga efecto y recién ahí, colgar algo. Por suerte viene con repuestos para ansiosos torpes como yo.

En la heladera hay dos fotos: una de Montmartre, en blanco y negro; y otra nuestra, celebrando la navidad pasada. Un imán que dice Rue Saint Andre des arts, otro de un búho (flamante regalo de mi amiga Clau que, según ella, representa la sabiduría) y ninguno de delivery. Detesto los imanes de verduras: da igual hortalizas o legumbres.

Tengo que decidir el tema cuadros: los pongo, los saco, los saco, los pongo. No me decido si quiero un ambiente más net o si seguir con el liberty (ahora rebautizado “Shabby chic”) también en las paredes.

Me di cuenta de que detesto profunda y enérgicamente las sábanas de color o estampadas. Blancas y lisas está muy bien. Algo es extraño: estrené la cama durmiendo del lado contrario al que suelo dormir cuando lo hago acompañada. Amanecí en diagonal y sin más huecos que el que formaron mis cincuenta kilos. Prefiero echarle la culpa a los resortes individuales y no a la falta de compañía.

Sorpresivamente, el diariero de la esquina (al que tenía pensado ofrecerle ser mi diariero de cabecera) está cerrado los domingos. Mi vecino sigue hablando. Pero no con su novia sino con alguna visita. Hay dos voces. Identifico un parecido a la voz de Formento. Sí, es él: mi vecino tiene la voz de Formento. Sigue el ruido a Bondi. Ahora hay bocinas. Saco la cabeza por la ventana. Miro la bola de cristal como pidiéndole una explicación. No sé de donde viene el maldito ruido. Voy al Farmacity de la esquina. Compro shampoo, dentífrico, un esmalte de uñas color coral y tapones para los oídos.

5 comentarios:

Au drey dijo...

Estoy considerando comprarme tapones para los oídos. Mi miedo: ¿escucharé la alarma para despertar a la mañana? Alguien me dio una explicación de cómo los tapones bloquean los ruidos lejanos, pero no los cercanos.
No sé, no sé.
Contame, Perla, cuáles compraste.
Ah, y tu casa se lee linda, linda.

Siesta escandalosa dijo...

Tu casa es de lo más Perlona, Clau. Y las rejas dan un toque andaluz. Eso sí: ni se te ocurra tocar las paredes, nada de liberty ahí. Dosificá.

Siesta escandalosa dijo...

50 kilos? No te hagas la robusta, Clau.

Haiku dijo...

como bonatti, porque obvio te imaginarás, usa tapones.

EmmaPeel dijo...

Ese color coral es lo más, me traje uno también

en umbrell.blogspot.com vi unos vinilos locos para pegar que están buenos, también los venden en Eleven (tucumán al 2800)

besososos