miércoles, 14 de mayo de 2008

Tuve que hacerlo

Para salvar el día, para no sentirme tan mal, tan ocupada en hacer cosas que le importan a nadie. Salí de la oficina, pasé por el Banelco, me tomé un taxi de Palermo a Recoleta. Entré en una bombonería y elegí doce: con frutos rojos, dulce de leche, café, rosas y praliné. De chocolate amargo y con leche. Algunas trufas. Una barra con almendras. Me tomé otro taxi hasta el microcentro. Llegué a su oficina. Me anuncié. Sólo con el nombre de pila. Le dí un beso, la caja, y me fui. Ahora estoy más tranquila: mi día tuvo algún sentido.

4 comentarios:

Siesta escandalosa dijo...

Haberme clavado 1/4 de Volta le dio una orientación Oeste al embole.

Siesta escandalosa dijo...

Ahora tengo ojeras de maracujá.

Anónimo dijo...

Una ternura.
L.

Unknown dijo...

Pensé que te los ibas comer!

¡¡Jamás me hubiera podido imaginar semejante tragedia!!